Con la llegada del otoño en el mes de octubre nuestros mercados y comercios se llenan de productos típicos de esta estación. Uno de los alimentos más esperados es la castaña, fruto seco originario de las regiones mediterráneas de Europa.
En el mundo se producen unas 500.000t de castañas y en España la producción ronda las 18.000t. Este fruto del árbol “Castanea sativa” crece en zonas húmedas y frescas, por lo que las regiones que más suelen cultivarla son Asturias, Cantabria, Castilla y León o Galicia, entre otras.
Este fruto ha conquistado durante años el corazón y estómago de miles de consumidores debido a su característico sabor dulce y aromático al ser cocidas o asadas. Sin embargo, la castaña no solo debe ser conocida por su apetecible sabor o porque su consumo sea ya una tradición más que arraigada con la llegada del frío, sino que además posee grandes propiedades y beneficios para cuidar de nuestra salud.
En primer lugar, la castaña puede convertirse en nuestro aliado si estamos intentando bajar de peso o mejorar nuestros hábitos alimentarios. Esto es debido a que la castaña está compuesta en gran medida por agua y en un 40% por hidratos de carbono principalmente complejos de bajo índice glucémico, lo que ayuda a que tengamos una digestión más lenta y estemos saciados por más tiempo. Además, gracias a esta composición, la castaña se ha convertido en uno de los frutos secos con menor contenido calórico, con solo 209 kcal cada 100 gramos.
De igual forma, la castaña cuenta con algo de proteína y de grasa, pero en un muy bajo porcentaje, únicamente entre un 1 y un 2%, algo que la diferencia sustancialmente de otros frutos secos como las almendras, nueces o avellanas, que están constituidas por en torno a un 50% de grasas que, a pesar de ser saludables, nos aportarían un extra calórico a nuestra dieta.
Las castañas también contienen minerales como el calcio, magnesio, hierro y potasio, este último en una cantidad más elevada. En cuanto a las vitaminas, es posible destacar su alto contenido en los grupos B (B1, B2, B3 y B6) y en más bajo porcentaje, las vitaminas C y E.
No obstante, el consumo de castañas también puede ser beneficioso a la hora de prevenir problemas intestinales como el estreñimiento gracias a su alto contenido en fibra. Asimismo, debido al calcio, hierro y magnesio con el que cuenta dicho fruto, nos ayudaría a mantener en buenas condiciones nuestro sistema óseo.