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Crónicas dominicales

Tecnología e idiomas, ¿lo demás a la basura?

04 jul 2021 / 04:00 h - Actualizado: 04 jul 2021 / 04:00 h.
"Crónicas dominicales"
  • Tecnología e idiomas, ¿lo demás a la basura?

No pide tanto el mercado laboral en la actualidad: mucha tecnología, idiomas y punto, lo demás es prescindible. ¿Para qué hace falta saber lo que dijeron los presocráticos o por qué se establecieron los diversos órdenes mundiales que rigen el mundo de hoy? Eso queda reservado para los colegios y universidades de élite donde se educa el Poder, el resto de la población se va a ir convirtiendo en un ejército desunido de parias digitales con los que harán lo que les dé la gana los grandes inversores que son los auténticos dueños del mundo y más que lo serán.

Ser a medias o ser

Ser a medias o ser, esa es la cuestión. Ser un humano propio de la sociedad tecnocrática que ya hace decenios anunciara el profesor José María de los Santos o ser un humano también usuario de la tecnología e idiomas pero como herramientas imprescindibles -junto con los libros clásicos correspondientes- para indagar en lo de siempre: quiénes somos, de dónde venimos, qué hacemos aquí, adónde vamos.

Al mercado, con que le sirvas en materia tecnológica e idiomática le basta, sin embargo, al ser humano íntegro, no, pero en el propio ser humano está la libertad de elegir entre una condición parecida al humanoide, al ciber, o intentar alcanzar el conocimiento e incluso la sabiduría por medio de enfoques complejos en los que una palabra sea sagrada: totalidad, lo cual equivale a saber que si se resfrían los grandes magnates el resto de la humanidad agarramos un covid de UCI como el Estado no se espabile y asiente sus reales de forma conveniente y sólida. Bien está la iniciativa privada pero no el abuso apabullante de lo privado milmillonario que es lo que está ocurriendo. Hegel y Nietzsche consideraron al Estado como pieza esencial, incluso el liberalismo no lo ve con malos ojos como se demostró tras la Segunda Guerra Mundial, otra cosa es la desviación patológica del liberalismo que es la que nos ha tocado vivir.

La sociedad tecnológica, cuantitativa y superficial de ahora va a eso que se llama lo práctico, que es pan para hoy y desmembramiento, confusión, manipulación y analfabetismo funcional para mañana. Los jóvenes que deseen tener muchas más posibilidades de ganarse la vida monetariamente el día de mañana ya saben de sobra qué carreras elegir. Pero, cuidado, a ver si por ganar el cuerpo pierden el ama y poseen auto, apartamento, chalé -que en realidad serían de los bancos- pero no los disfrutan y llega un momento, ése en el que hay que mirarse al espejo, y piensan: pero qué narices he hecho yo con mi vida por haber seguido no a mi conciencia sino a las modas laborales y a las presiones de unos y otros.

Tal vez sea mejor vivir dignamente en un lugar sencillo pero con una sensación de paz con uno mismo antes que dejarse llevar por la codicia y por un ambiente de falso progreso y carente de desarrollo interior.

He aquí la realidad más real

Mientras reflexionamos sobre lo anterior, lo cierto es que los indicadores de salidas profesionales son los que son. En 2017, un informe de la Fundación Telefónica nos volvía a recordar el contexto en que seguimos estando y en el que seguiremos: Los empleados de la sociedad digital deben ser flexibles, trabajar de forma cooperativa y estarán operativos en tres grupos: reequipamiento, mezcla, y resolución de problemas. Los expertos creen que los datos son la gran materia del siglo XXI y se han convertido en el habilitador de la transformación digital del siglo como lo fue la electricidad a principios del siglo XX. La tecnología hace posible recopilar millones de datos sobre cada persona y dará lugar a profesiones como el científico de datos, el consumer manager o el director de conocimientos.

En ese año 2017, el sector industrial había pasado de tener un 80% de los empleos no cualificados, a representar tan sólo un 12%. Los profesionales cualificados serán esenciales no solo en este sino en todos los sectores de la producción. Según el citado informe, se calculaba que en 2020 en España iba a existir un déficit de tres millones de profesionales con conocimientos STEM (formados en ciencias, matemáticas o tecnología).

Algunas de las profesiones que vienen todavía no existen o no se han consolidado pero serán clave en el futuro. El reto radica en formar con éxito a los profesionales del presente y es entonces cuando entra en juego la universidad. ¿Qué profesiones se barajaban como urgentes en 2017? Científico de datos, Electromédicos, Broker de redes sociales, Consumer Manager, Agregado de exportación, Delegado de protección de datos, Investigadores médicos, Ciberasesor financiero, Director de conocimientos, Vigilante online.

¿Y hoy?

Las mismas. Sin embargo, el Programa Minerva nos los resume en pocos bloques:

· Especialista en Inteligencia Artificial

· Desarrollador de Software

· Desarrollador de Big Data

· Especialista en Ciberseguridad

· Ingeniero o científico de datos

Por tanto, carreras para ser un hombre o mujer de provecho pero para ser a medias un ser humano: según el informe de Infoempleo de Adecco son Administración y Dirección de Empresas, Ingeniería Industrial, Ingeniería Informática, el doble grado en ADE, Ciencias del Trabajo y Comercio y Marketing. Sin embargo, las carreras que han aumentado la solicitud de demanda por parte de los estudiantes fueron del sector sanitario, medicina, enfermería u otros estudios relacionados con ciencias de la salud. Es uno de los efectos de la pandemia.

¿Qué hacen los de Humanidades?

¿A la basura con ellos? ¿Para qué aumentar el gasto público con titulaciones que no son útiles? Cerrojazo a las Humanidades. Ahora bien, los empresarios más valerosos y con más visión de futuro no han olvidado la palabra mágica que apunté antes: totalidad. La globalización tiene en las profesiones anteriores a sus actores más destacados pero falta una columna fundamental: la visión estructural total. Y eso es asunto de las Humanidades.

Por ejemplo, los buenos filósofos e historiadores van a ser imprescindibles en este mundo y en el futuro. ¿Por qué? Porque de ellos es el copyright de la metodología sincrónica y cualitativa que son las que permiten interpretar el mundo de manera articulada. Ellos son los encargados de contrarrestar una sociedad llena de lo que Ortega llamaba sabios ignorantes, con todos mis respetos para esos sabios. Por tanto, lo inútil no es inútil, y si lo vuelven inútil será peor para todos. El profesor Nuccio Ordine, en su libro La utilidad de lo inútil, apunta entre otras ideas de obligada consulta: “Tenemos necesidad de lo inútil como tenemos necesidad, para vivir, de las funciones vitales esenciales”. Y añade, citando a varios autores de diversas épocas, que el capitalismo es incompatible con el desarrollo espiritual del humano, su codicia y su avaricia lo conducen a una democracia comercial que puede llevar dentro el germen de su propia destrucción.

Por tanto, como conclusión, Ordine estima que es conveniente apoyar “todo deseo de interrogar el pasado para comprender el presente e imaginar el futuro”. Todo ello debería verse contextualizado en un aprendizaje donde la separación ciencias-letras dejara de existir puesto que, como ya afirmaran Kant, Lacan y en nuestros días Edgar Morin, “las verdades sólo son profundas si están encadenadas entre sí”.