- Pedro Sánchez (i) promete su cargo de presidente del Gobierno ante el rey Felipe VI (d) y un ejemplar de la Constitución, este viernes en el Salón de Audiencias del Palacio de la Zarzuela en Madrid. EFE/ Ballesteros
¿Y si los «ricos» dejamos tranquilo a Pedro Sánchez?
Los ricos y los fascistas -los fascistas, para resumir- nos hemos empeñado en aguarle la fiesta democrática al progresismo en general y a Pedro Sánchez en particular. Yo creo que lo que deberíamos hacer es dejar que ejerzan su derecho a gobernarnos
Escuché y vi por la tele todo el discurso de Pedro Sánchez. Y no escuché a todos los demás porque el AVE me estaba esperando para llevarme a Madrid, tenía trabajo en la Universidad Rey Juan Carlos, cuyo nombre peligra. Cuando terminó el presidente y asistí también a las impresiones que nos ofrecieron las portavoces del PP y de Vox me di cuenta de lo poco que se pide para ser político. Qué pensaría Cicerón. Ambas mozas estaban en la Cámara, a fe mía que las vi. Yo sin embargo me hallaba sentado cómodamente en un sofá. No sé si pegué alguna cabezada sin darme cuenta porque me dio la impresión de que no habíamos escuchado el mismo discurso.
Ellas, parece como si trajeran ya en la cabeza lo que iban a decirle a la prensa desde antes de empezar el acto parlamentario. Igual que Patxi López, ¿eh? Que por nada te llaman ahora machista y yo no soy machista, soy un macho europeo, que no es lo mismo. Bueno, vamos a dejar esto, no tiene importancia, pero comprendo por qué cada vez hay menos personal que quiere ser periodista. Estarán hartos de escuchar lo que saben que les van a decir, a mí me pasaba lo mismo en su momento.
Capítulo I. Todos dicen estar con la Constitución
Los medios afirman que Sánchez prometió esto o lo otro. No, Sánchez no prometió nada, dijo que pretendía convertir a España en un país de rechupete, todo respetando la Constitución. Y repitió varias veces que no comulgaba con los separatistas, eso debió hincharles las partes bajas a sus representantes y por ello lo llamaron al orden. Sánchez quiere estar en misa y repicando, más o menos debe saber lo que quiere hacer y se lo estarán diciendo desde más arriba, lo que pasa es que si nos cuenta todo deja de ser poder. ¡Ni que estuviéramos en una democracia! El poder abre unas paginillas en la Red y dice que eso es la transparencia pero si la transparencia existiera el poder y el Poder dejarían de tener sentido. ¿O es que ustedes le dicen a todo el mundo todo de todo? Todos queremos un espacio privado de poder.
Las derechas también afirman estar con la Constitución. Entonces, si todos los que tienen que estar, están con la Constitución, ¿por qué tanto jaleo desde las derechas? Dejen a Sánchez hacer. A mí me consultan de vez en cuando algunos de mis lectores -que son la crème de la crème- y me preguntan qué opino de todo esto. Les digo que sobre todo estoy observando. Como la UE, la UE está observando y los poderes de verdad están observando. Los ricos están observando y yo que soy “rico” estoy haciendo lo mismo. ¿Por qué soy “rico”? Aparte de por mi irresistible personalidad y belleza -que son una ricura- porque soy funcionario de alto standing y eso a los ojos del progresismo me convierte en rico. Por tanto, también me convierte en fascista y en donante de dinero a la fuerza. Luego diré por qué ahora estoy a favor de los ricos y de los “ricos”, es decir, a mi favor y a favor de los fascistas en general, los que estamos al otro lado del muro de las lamentaciones y somos fascistas porque el rey de los conceptos así lo ha decidido y no se hable más.
Capítulo II. ¿En qué tiene razón Sánchez?
A mí parece que Sánchez tiene razón cuando afirma que a las derechas les importa menos lo de la amnistía y demás que haber perdido la oportunidad de gobernar, ahí los sondeos han sido como esos Reyes Magos que nos prometían el Scalextric y luego no lo traían. La culpa no la ha tenido Sánchez, la ha tenido el PP que no sabía si subía o bajaba, lo quería todo para él y eso perjudicó a Vox, su hijo más rebelde.
Desde que perdieron se enrabietaron y ahora han cogido lo de la amnistía en plan berrinche de niños sin juguete. Y siguen con el berrinche sin entender algo: Sánchez ganó votos y los va a seguir ganando porque habla de dinerito, de dar y dar, a millones de personas les importa el dinerito, comer y, si es posible, comer sin trabajar, son personas que no se creen -o no quieren ver- que Cataluña o Euskadi se pueden separar y que la Constitución les importa una leche, aspiran al menos a vivir dignamente y ya sabemos que España está a la cola del desarrollo social y debe ser verdad, Sánchez sigue hablando de dinerito. Luego añade el feminismo y lo de los homosexuales y ya está. Media España con él. Todo es legal.
Ahora está aprendiendo el PP algo. No condena a Vox, ¿a quién se le ocurre condenar a tu posible aliado cuando los de enfrente no condenan a los de Bildu sino que, al revés, pactan con ellos? Por fin, cuando Ayuso ha dicho para sus adentros hijo de fruta y se han cabreado los progresistas, el PP ha respondido que estaría echándose un pensamiento trascendental la señora presidenta. Hijo de fruta no es un insulto sino una metáfora poética, Ayuso estaba pensando en su próximo poema. Asimismo, el PP no condena a fondo las protestas frente a la sede del PSOE sino que incluso ve un abuso policial contra unos protestones que a veces eran menos que los periodistas y los policías allí presentes. Entonces se dice que siempre hay algún descarriado y se evita chocar con Vox. Van aprendiendo, los pobres.
Capítulo III. ¿Por qué me gustan más los ricos y los “ricos” que los progresistas estos?
Muy sencillo. Porque el mundo está interpretado al revés, por influencia de lo imaginario trascendental, de Rousseau, de la alternativa de Marx y de la postura más cómoda para poder vivir. A nadie nos gustan los paisajes feos, apartamos la vista de lo desagradable, de lo sangriento. El éxito de Hollywood se basa en sueños, es “la fábrica de sueños”. El éxito de los Grammy está en las puestas esplendorosas en escena. Si hay una forma de que jamás se arregle este mundo es ésa: huir y echar mano de la caridad, la “solidaridad” y el sueño en lugar de intentar mejorar las cosas desde la realidad, no desde las nubes.
Aunque esto merece libros -en ello estoy- y no artículos en medios donde la gente está más interesada en los resultados de los sorteos, en los sucesos y en los chismes, afirmaré que, desde sus inicios, el mundo lo llevan las minorías que, con el paso de los siglos, son los ricos de hoy. Los ricos son ricos no sólo porque se les suponga asesinos y aprovechados sino porque se han currado ser ricos. Y los “ricos” también. Todos hemos aprovechado la vida -hablo de los ricos laborales, no de los herederos parásitos-. Llegar a tener lo que tienen los ricos en general y los “ricos” en particular supone un gran esfuerzo. Ya sé el asunto de la crítica a la cultura del esfuerzo, no le quito toda su relevancia, pero eso lo impulsan, sobre todo, los que no desean esforzarse, los que le tienen miedo a la vida en general y los que buscan votos fáciles. En efecto, suelen votar a Sánchez y han llenado la sociedad de mediocridades. No habría Humanidad sin esfuerzo. Cambios climáticos los hemos tenido siempre y los hemos superado con esfuerzos tremendos.
Los primeros en poner remedio a la pobreza fueron los gobiernos de derechas, comenzando por Bismark a finales del XIX. El capitalismo popular y consumista lo inventó la derecha y por ahí hemos entrado todos. Si Sánchez nos quiere freír a impuestos, vale, él manda, yo pagaré modestamente lo que proceda y lo mismo hará el resto de “ricos”, los ricos tienen sus mañas y los paraísos fiscales y aun así pagarán bastante. Pero Sánchez estará desalentando entonces a quienes conducen el mundo, a los valerosos, a los emprendedores, sí señor, y ayudará a los flojos, a los vagos, detendrá el progreso de una nación. Implantar muchos impuestos no tiene nada de progresista, los multimillonarios mismos lo han pedido. Ahora bien, todo lo que sea apretar y apretar se le roba al consumo, al desarrollo de un país, a la vez que se perpetúa la indolencia. Porque el rico quiere ser más rico -tiene esa defecto- y mientras más rico sea más migajas caerán de su mesa. Hay que alimentarle su defecto o bien romperle la baraja, no hacer apaños, eso es propio de la socialdemocracia que se quedó a medio camino en su empeño de salvar al paria y a la Humanidad y acabó a los pies del mercado.
Lo progresista no es la presión fiscal sino bajar a la arena del mercado o eliminar el mercado. Sánchez podría refundar el sector público que existía cuando Franco y que su partido, la UCD y el PP privatizaron cuando el PSOE no era progresista y mandaban en él esos viejos a los que ahora desprecian. El señor Sánchez no debe dar tanto pescado sino enseñar a pescar, debe mirar bien a quién le da el pescado que a otros les roba y vigilar qué hacen esos pescadores de pagas en el río revuelto al que el progresismo dice combatir. O debe colocarlo todo en manos de su gobierno, del Estado, incluyendo el dinero de Cataluña y Euskadi. También está obligado a recortar los fastuosos gastos del propio Estado en asuntos innecesarios de todo tipo, empezando por sí mismo, por Sánchez. Lo fácil es ir de saqueador de IRPF, IVA, beneficios empresariales, y permitir que productos marroquíes nos invadan sin cobrarles aranceles. Lo difícil es, eso, ser progresista.
Capítulo IV. Hay que esperar
Por todo lo expuesto, toca esperar. Si ambos, Sánchez y las derechas, están con la Constitución, ¿qué problema hay? Si se está con la Constitución también se está con la reforma de la Constitución para que España no sea una unidad de destino en lo universal. Ahora bien, eso lleva un tiempo y unos pasos. Si tenemos un Tribunal Constitucional que va a considerar que todo cuanto Sánchez haga es constitucional y si le van a seguir el rollo sus estómagos agradecidos y sus poderes políticos separatistas que lo apoyan ya veremos qué se hace. En todo caso, como todos están con la Constitución tendremos la tranquilidad de que cualquier golpe sobre la mesa que se dé será constitucional, ahora viene de Sánchez, si después las medidas llegan desde otras parcelas del poder serán igualmente constitucionales porque todos, todos, lo hacen en nombre de la Constitución.