Crónicas dominicales

Ya estamos pagando la guerra y el progresismo

No me importa contribuir al fisco, es el estado de bienestar, hoy por ti, mañana por mí. Lo que no quiero es que mi esfuerzo en la vida sirva para criar vagos e indolentes

31 jul 2022 / 04:00 h - Actualizado: 31 jul 2022 / 04:00 h.
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  • El presidente de Estados Unidos, Joe Biden. EFE
    El presidente de Estados Unidos, Joe Biden. EFE

Me voy a permitir un caprichito en agosto: irme a un lugar algo lejano y visitar su parte histórica con cierto detenimiento. Ya había acordado su precio y lo había reservado: 1.000 euros. Quedaba por pagar más de la mitad, que pagaré. Voy con agencia de viajes, me he vuelto comodón con la edad y además ya hago bastantes viajes que, gracias a estancias universitarias, me han permitido conocer gran parte de América y Reino Unido. Muchas de las vivencias y reflexiones sobre ellas las acabo de publicar en un libro que aún está calentito: Cuaderno latinoamericano. Impresiones, reflexiones, decadencias y amoríos (ed. Samarcanda).

Hasta finales de agosto no partiré, pero me acaba de llegar una comunicación de la agencia:

“Buenas tardes Ramón,

Me pongo en contacto con usted para informarle de la subida del carburante de 100 eur/persona en su reserva:

Por medio del presente le informamos que, debido a la constante fluctuación del precio del petróleo, los costes aéreos se han visto incrementados recientemente de forma sustancial y por ello nos vemos en la obligación de repercutir este incremento en el precio de su reserva, siendo el importe a incrementar de 100€ comisionables por persona. Si no recibimos información de lo contrario en 72hrs daremos por aceptado

Lamentablemente no podemos quitar este suplemento, ya que es uno de los pocos motivos, por los que las mayoristas pueden modificar el importe de la reserva”.

Se necesita una guerra, se crea

Esta es la realidad y contra ella no se puede luchar, son demasiado grandes estos molinos de viento como para lanzarse contra ellos con una simple lanza. O lo tomas o lo dejas. Y lo tomo. Pero opino. Hay quien ha iniciado una guerra que podría haberse evitado. La ha iniciado Putin de facto, pero el incitador y el provocador se llama OTAN y en concreto EEUU, ambos heredan un afán expansionista propio de la naturaleza humana y de nuestra cultura mercantil, que está siendo contestado por otras potencias y que nos llevará a lo peor, de seguir como hasta ahora. He ahí la diferencia con la Guerra Fría y con la época pre-nuclear, la Historia no se repite, es una dinámica lenta pero en acción. Detrás de la OTAN y de EEUU más nosotros sus seguros servidores -veremos hasta cuándo- hay intereses espurios de codicia y de ambición que pueden romper un saco ya bastante debilitado. Ese saco se llama relaciones entre los seres humanos. El mundo lo lleva una minoría que engaña con frecuencia a los demás.

Aquí cada uno va a lo suyo. Si en EEUU hay estocaje de armamento y además se siente que se pierde el papel de gendarme y señor del mundo, hay que provocar una guerra. Sólo en ventas de fusiles y pistolas en el mercado interior las empresas norteamericanas que fabrican rifles y demás han ganado 1.700 millones de dólares para que maten a niños y a otros ciudadanos indefensos. En Sevilla, llevo años observando cómo va aumentando la presencia de pistolas en los sucesos de la ciudad y provincia. Todo se pega, desde unos mensajes audiovisuales y unas modas alienantes hasta lanzar tiros. No se contagia, sin embargo, la importancia que le dan a la investigación y ciertas exigencias laborales de superación que existen en EEUU aunque habría que dosificarlas para que no nos desequilibraran tanto como a ellos les ha ocurrido.

¿Esto es el progresismo?

A todo esto lo llamamos progresismo. A río revuelto, ganancia de pescadores que se llaman empresas energéticas. ¿Hay verdadera necesidad de subir los precios? No. Pero se aprovecha la coyuntura. Y entonces llegan los otros progresistas, los de la izquierda de pitiminí con la cantinela de que los ricos ganan mucho y que hay que subir los impuestos y además subvencionar a los vulnerables. Suben los impuestos a los ricos y yo que me voy de viaje de placer tengo que pagarlos. Yo y todos los demás. Los ricos son ricos porque tienen más recursos que yo.

A mí no me importa contribuir al fisco, es el estado de bienestar, hoy por ti, mañana por mí. Lo que no quiero es que mi esfuerzo en la vida sirva para criar vagos e indolentes. Y ese deseo puede resultar común a ser de derechas o de izquierdas. En concreto, no quiero que suceda como lo que hace poco constataba Abc a través de David Maroto. Yolanda Díaz está llevando a cabo esa dinámica, mezcla de donativos, caridad y compra de votos, por ejemplo con los trabajadores de hostelería porque cree que están mal pagados. ¿Resultado? Se quedan en casa o piden que les paguen en negro para no perder el subsidio progresista. El portavoz de la asociación de hosteleros de Benidorm, Alex Fratini, se queja de que hacen falta camareros y cocineros y manifiesta en referencia a Yolanda Díaz: «debe sentarse con los hosteleros» y «no subvencionar a la gente para estar en casa sin hacer nada, sino fomentar la cultura del esfuerzo y el trabajo junto a las empresas».

¿Desde cuándo izquierda ha sido igual a vagancia o inacción? Carlos Marx pudo haber vivido cómodamente con el dinero de su familia y el de la familia de Jeny, su mujer, pero prefirieron ambos ser independientes y, junto a Engels, que los sacaba de apuros extremos, estar toda la vida dedicados al esfuerzo de estudiar, escribir, criar hijos que se les morían y aguantar persecuciones, cárcel y exilio. Se equivocaron y acertaron, consagrados al esfuerzo. ¿De dónde ha salido este personal progresista que observo hoy? ¿Qué han leído y asimilado? Me iré de viaje porque me lo he currado con el sudor de mi frente, con gusto pago impuestos, pero no impostores ni oportunistas.