Terror en el aeropuerto...
Son muchas las pequeñas localidades diseminadas a lo largo y ancho de nuestro país que esconden un secreto, un lugar olvidado por todos en el que el tiempo parece haberse detenido y la vida congelado
Terror en el aeropuerto... / José Manuel García Bautista
José Manuel García Bautista
Son lugares encantados donde el vestigio del pasado, como un eco insospechado, aflora cada cierto tiempo para decirnos que allí aguarda un enigma dispuesto a ser desentrañado, que allí habitan presencias dispuestas a mostrarse a sólo unos pocos de osados que se adentran en su interior.
El viejo aeródromo
El lugar que hoy les propongo visitar es un viejo aeródromo militar ubicado al sur de Extremadura, en Badajoz, donde antaño se construyó creyendo que, tal vez, para fines de guerra tendría más utilidad en las afueras de una población que durante la Guerra Civil en España apenas tenía unos 1500 habitantes, dicha localidad es Calzadilla de los Barros y el punto del misterio el denominado como “aeropuerto de Calzadilla”.
Este viejo aeródromo fue construido en tiempos de la República Española, disponía sólo de una pista y un pequeño cuartel, así en el libro “El batallón 34. Calzadilla de los Barros 1931-1944” (Diputación de Badajoz, 2012), el escritor Manuel Leyguarda Domínguez relataba: “El día 5 de Agosto de 1936 la pista de aterrizaje de este aeródromo fue bombardeada por tropas nacionales, sin embargo el edificio que hoy conocemos se levantó en el verano de 1938”.
El aspecto desolado del lugar no está sujeto a descripciones, hay que vivirlo, hay que sentirlo. En la zona destacan estructuras con fases reconocibles como el tinado construido en tapial, edificado -posiblemente- antes del cuartel y adaptado en funciones de las necesidades e instalaciones militares solicitadas por los mandos.
La segunda estructura se trata ya del cuartel y la torre de control que destaca en este tipo de construcciones. Además queda el vestigio de dos edificios más: el primero de reducido tamaño y con el “recuerdo” de pintura de camuflaje; encontramos un segundo edificio dedicado al alojamiento de los militares y para el servicio de guardia pues los oficiales pernoctaban en el Balneario del Raposo o en la vecina localidad pacense de Zafra.
La parte más fantasmagórica es, sin dudas, la cubierta de madera, ya derruida pero en la que se puede apreciar la arquitectura típica de la década de los años 30 del pasado siglo XX además de los muros de ladrillo, los forjados de vigueta y bovedilla.
Del aeródromo la parte más importante es la torre de control, vital en un aeródromo y desde la que se dominaba la única pista disponible en el aeródromo para aterrizajes y despegues
Penosa construcción con prisioneros de guerra
Se conoce que la zona del cuartel fue realizada por “mano de obra” militar, en tanto en cuanto fueron prisioneros de guerra del bando republicano que llegaron desde Miranda de Ebro y pertenecían al “Batallón 34” que pasaron por Los Santos de Maimona, eran muchos de ellos vascos y no se mezclaban con los trabajadores que solían pasar la noche en el cortijo de Sousa cercano a la zona de trabajo.
En este aeródromo se dio cobertura a aeronaves tan populares en la época como los Junkers, Savoia, Fiat, Heinckel, Fokket y Breuguet que realizaban acciones de reconocimiento, transporte de tropas, bombardeo y ametrallamiento, en 1936 fueron temidas sus incursiones aéreas y apoyo en Mérida o en la llamada “Bolsa de la Serena” dos años más tarde.
Acciones de guerra
Entre la acciones de guerra se rescataron algunos partes de intervención donde se puede leer: “Bombardeos del 05-09-38: Los Junkers Ju-52 y Heinkel He-70 a las 10:34h «bombardean concentraciones de Zarza capilla efectuándolo sobre el N del vértice Torroza en las Casa de Muñoz, Casa de Valentín y Casa de Mateo. También bombardean el Quinto de la Cabezuela por habérselo marcado la artillería. Observan al N de Peñalobosa 10 camiones en el cruce de caminos de Villaralto y Cordel de Ganado».
Los aviones FIAT CR32 del 3G-3 a las 10:46 «protegen a la 1.ª Escuadra y más tarde al Heinkel He-70, después regresan a Cabezuela observando el ataque sobre dicha posición que es bastante fuerte. En el momento de aparecer nuestros aparatos, el enemigo se pone al asalto protegido por tanques que son ametrallados, consiguiendo frustrar su intento e incendiando uno que queda envuelto en llamas en un rastrojo. Observa el bombardeo de la 1ª Escuadra que fue muy preciso, pues todas las bombas han caído dentro de las trincheras. Uno de los aparatos tuvo que aterrizar en el aeródromo de Benquerencia a causa de un tiro en el depósito de gasolina». El FIAT CR32 n.º 3-101 estaba pilotado por el alférez Bartolomé habiendo despegado desde el aeródromo de Mérida.
A las 11:11h un Juncker Ju-86 de la escuadrilla 4E-14: «se ha procedido a sacar fotografias oblícuas de la vertiente E de la Sierra de las Cabras, desde el f.c. al E de Cabeza del Buey hasta el pueblo de Capilla. Se ha observado fuego artillero propio sobre la carretera de Cabeza del Buey a Puebla de Alcocer, al parecer cerca del km 7». Hora observación es a las 12:00h, a una altura de 1900 metros, siguiendo el itinerario Calzadilla de los Barros (aeródromo) – Monterrubio - Cabeza del Buey - Sierra de las Cabras – Castuera – Calzadilla.
El cuartel estuvo activo hasta la década de los años 60 si bien es cierto que para otros fines que no estaban tan relacionados con la aeronáutica.
Buscando el misterio en el aeródromo
En nuestra investigación al lugar, acompañados por el grupo de investigación GPS de Sevilla, formado por Lorenzo Cabeza y Carmen Bravo, además se indicó otra curiosa posición, son ellos los que nos relatan: “Este conjunto militar conserva en pie dos edificios aunque dicen que también hay un polvorín subterráneo que nosotros no hemos llegado a encontrar, en el edificio más bajo nos encontramos con las habitaciones que servían de dormitorios a los soldados ya que los oficiales tenemos constancia de que no dormían allí, a no ser que fuera alguna emergencia”.
La pista de aterrizaje es hoy día inexistente pues la zona se ha dedicado a cultivo, a viñedos, y los agricultores con los arados la han destruido utilizando el terreno para dicha tarea aunque destaca en su construcción que esté ubicado “en una llanura entre dos montes desde los cuales se hacían las vigilancias oportunas, también se realizaban labores de orientación y especialización a los pilotos que se dirigían a dicho aeródromo”, tal y como explica Lorenzo Cabeza.
Testigos de lo insólito
En nuestra búsqueda encontramos a Javier Halcón y Emilio Pavón, dos jóvenes aficionados al misterio que nos decían: “Aquí hay muchas cosas raras que han pasado, no viene mucha gente pero los que vienen han grabado psicofonías que luego han colgado en las redes sociales. También se han visto sombras que deambulan por aquí y el susto que te llevas no es pequeño”.
Javier Halcón decía: “yo una noche me quedé en la zona de la torre y allí pude sentir como algo merodeaba cerca de mí y no era ningún animal, además luego vi una sombra que se metía en unos barracones y Emilio vio una luminaria en una de las ventanas estando nosotros aquí completamente solos”.
Lorenzo Cabeza recordaba de una de sus visitas al aeródromo: “Me pidieron, diciendo mi nombre que subiera arriba y al subir saltaron los sensores de movimiento que teníamos dispuestos. Además estuvieron jugando 40 minutos con los sensores de movimiento, pero allí no había nadie”.
Carmen Bravo, por su parte, comentaba: “En la torre de control escuchamos como una avioneta, eran las 3:20 de la noche, esto ocurrió en dos ocasiones más. En el denominado por nosotros como «campamento base» saltaban los detectores de movimiento. En una ocasión dijimos: “¡Haz que suene otra vez!” y de nuevo saltó, fue impresionante”.
Investigación paranormal y psicofonías
Mi interés por este lugar creció al ser partícipe, a través de compañeros de radio en Extremadura, de incidentes de “tipo paranormal” que sucedían en el aeródromo en el que me invitaban a acercarme e investigar. Era consciente que el grupo GPS junto con “Objetivo Paranormal” –Jessica Luque y Peke- habían estado ya previamente en el mismo, así la vía de reinvestigar el caso estaba abierta.
Carmen Bravo relataba: “Esta investigación puede ser, de momento, de las que podemos decir que más fenómenos paranormales hemos recogido, una investigación donde nos llamaron por nuestro nombre de pila, donde hay bastantes audios a través de la “Spirit Box” y dónde también hemos recogido bastantes psicofonías”.
Siguiendo la Vía de la Plata pudimos acceder a este lugar olvidado por el tiempo, no en vano mis compañeros, con acierto, lo llaman “el aeródromo del olvido”. Así, tras un reconocimiento previo del terreno decidimos instalar las cámaras y grabadoras en las zonas donde se había descrito un mayor de incidentes. Me llamó particularmente la zona del edificio donde destaca su largo pasillo y la fúnebre luz de la luna se colaba por sus inexistentes ventanas, así sería un buen lugar para comenzar. Detectores de presencia, cámaras de vídeo, ordenadores, detectores de campo electromagnéticos, cámara térmica,... Todo estaba dispuesto para pasar una noche en busca del misterio.
Barridos fotográficos, grabaciones de vídeo, todo estaba dispuesto para documentar gráficamente la investigación, además de contar con la valiosa información sobre el aeródromo de José Luis Díaz o Agustín J. Castaño. Tras esto comenzamos a realizar una ronda de psicofonías en las que los picos registrados por el ordenador podrían indicar que se estaba captando algo y la verdad es que tras escuchar la grabación el resultado fue sorprendente: a la pregunta “¿Hay alguien aquí?” la respuesta fue un contundente “si, militares”. La segunda pregunta fue: “¿Necesitáis ayuda?” y la respuesta fue un lejano “sólo de oficiales”. La tercera pudo ser trágica y, sin embargo, la respuesta resultó ser esperanzadora: “¿Os mataron aquí?” y como respuesta se obtuvo un lacónico “no”.
Más impactante fue, sin dudas, las pruebas que se realizaron con máquinas tales como la “Spirit Box” o la “Spirit Radio” –aparatos con sus partidarios y detractores pero útiles en cualquiera de los casos-. Así se dejó que comenzara el turno de preguntas logrando captar voces que decían palabras tan relacionadas al lugar como: “guerra”, “batallón”, “aviones”, “soldado”, “oraciones”, “servicio” o “brigada”. En el primero de los aparatos una voz retumbó con un enérgico “¡Firmes!” a la vez que indicaban dos nombres que, para nosotros, no decían nada: “Ramón” y “Manuel”, nombres que pudieran haber sido de soldados del aeródromo o, tal vez, prisioneros que trabajaron en la construcción del lugar.
Aislamientos y otras pruebas
Los compañeros Pedro Pilar Jiménez y Leo Baisón quisieron ir un poco más allá en la investigación y plantearon una prueba de aislamiento en dos zonas definidas: la sala donde se puede contemplar un mapa de Europa con el mar en azul y las habitaciones del viejo barracón. En las pruebas de aislamiento, en solitario, se trataba de abrir los sentidos, de agudizar el oído, las sensaciones.
En la sala del mapa la compañera Leo Baisón pudo sentir una bajada intensa y brusca de temperatura a la vez que ver en la penumbra una especie de “sombra o silueta que pasaba delante de mí, era de complexión fuerte, alto, de un metro setenta y algo, fue muy evidente y no fue sugestión”.
Por su parte Pedro Pilar Jiménez pudo sentir también algo extraño: “era como unas pisadas que se acercaban por el corredor hasta mi posición, se sentía por el suelo, el pisar, de hecho tenía una carencia en la pisada. Era muy evidente”.
La cámara térmica recogió bajadas interesantes de temperatura a diferentes horas coincidiendo con el momento en el que se realizaba la investigación en sus diferentes fases, cierto es que este tipo de descensos pudieron ser debidos al frío de la noche que arreciaba y a la desprotección de puertas y ventanas del lugar.
Psicofonía para el recuerdo
Curiosamente una psicofonía llamó nuestra atención, me recordó enormemente aquella que el investigador Carlos Bogdanich explicara hasta la saciedad y que captó en el derruido Belchite donde se podía escuchar el picado de un caza de combate que participó en el bombardeo del pueblo. Aquel sonido recogido en el aeródromo de Calzadilla era como el “zumbido” lejano de uno de estos viejos aviones de hélice que estuvieron tan relacionado con el lugar y que, ¿quién sabe?, pudiera ser un vestigio de ese oscuro pasado que celosamente guarda y del que no tenemos demasiadas referencias.
Conclusiones de una investigación
Determinar que sucede en uno de estos lugares es tan complicado como poder determinar, a ciencia cierta, la naturaleza de estos fenómenos. La verdad es que el lugar tiene algo desconcertante, tiene una singular belleza, una despoblada realidad que tiene que ver, directamente con su pasado. Este tipo de lugares son “contenedores de emociones”, allá donde hubo personas que sufrieron, que padecieron, que fueron utilizados casi como mano de obra forzada, esclavos de un régimen y una guerra tan cruel como cainita; igualmente aviones que fueron empleados en acciones de guerra y que eran portadores de balas y bombas de muerte.
Todo ello, tal vez, forma un plano de crueldades que hoy estaría manifestándose en este viejo aeródromo olvidado por todos menos por aquellas presencias que aún vagan por sus instalaciones como si no hubiera pasado el tiempo.
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