Nuevos encuentros paranormales en la Cuesta de las Doblas, en Sanlúcar la Mayor

Hace unos meses se publicó en este mismo diario una información relacionada con una aparición de carretera en una zona como la Cuesta de las Doblas en Sanlúcar la Mayor. Aquella información causó una honda impresión y muchas reacciones a la par que facilitó nuevos testimonios en ese mismo punto kilométrico

Nuevos encuentros paranormales en la Cuesta de las Doblas, en Sanlúcar la Mayor

Nuevos encuentros paranormales en la Cuesta de las Doblas, en Sanlúcar la Mayor / José Manuel García Bautista

José Manuel García Bautista

Es una zona de especial cuidado para conductores por su peligrosidad, si bien es cierto que hace unos años era bastante peor que ahora, sobre todo cuando se produjo aquel fatídico accidente de un camión que se dirigía, en no las mejores condiciones, a la aldea del Rocío.

Un viaje de fe y devoción que se convirtió en un pasaporte a la muerte y en una tragedia que costará olvidar y que aún se mantiene en el recuerdo.

Son testigos de incidentes extraños en la zona tanto conductores como agentes de la Guardia Civil y siempre hay una experiencia vivida allí que sorprende.

Es el caso de Alfonso Castro, un conductor que a raíz de la publicación de aquel artículo se animó a contarme su experiencia:

«Venía subiendo la «Cuesta», ya era de noche y tampoco es que me guste conducir a esas horas, sería casi las dos y algo de la mañana, pero bueno, el trabajo es el trabajo y una avería nos tuvo todo el tiempo liados. La cosa es que iba en el coche con mi compañero y subía y entonces enfocamos a una chica que venía bajando por la carretera. Yo me quedé mirando hasta donde pude porque iba prestando atención a la carretera pero mi compañero fue quién la siguió con la vista más. Cuando ya la había pasado el coche gritó: «¡Ha desaparecido! ¡Ha desaparecido!» y le dije que qué pasaba. Entonces me dijo: «La chica que ha pasado para allá, justo al pasarla el coche ha desaparecido». Yo le dije que sería que había dejado de darle la luz y ya no la veía por eso, tratando de encontrar una explicación. La verdad es que tanto él como yo la vimos perfectamente» explicaba.

«¿Como era esa chica?» le pregunté y me respondió: «normal, tendría unos 25 o 27 años, no te sabría decir la altura, pero normal, pelo oscuro, ropa que no era del tiempo, muy pálida, aunque podría ser también cosa de los faros del coche, normal vaya. Extrañaba ver a alguien bajando por allí y más a esa hora, no es normal”.

“Mira, adelantándome a lo que me puedes preguntar, paré el coche en seco, no había pasado ni 10 segundos y como no venía nadie eché marcha atrás un poco, mientras mi compañero cogió la linterna y alumbró la zona y no había nadie, pero nadie, solo y un frío enorme. No se escuchaba un alma, ni los animales ni nada, y nos dio miedo y salimos de allí, mi compañero me dijo: «tira para delante y vámonos». Fuimos callados todo el tiempo y al cabo de unos días coincidí con un mando de la zona y le comenté lo que nos había pasado y él mismo me confesó que ellos también tienen encuentros de ese tipo en la zona» finalizaba.

El tema es sensible por todo lo que implica. Siempre recordaré como en un programa de «Protagonistas», de Punto Radio, junto con Fernando García Haldón, tratábamos este tema como una leyenda urbana y como fueron muchas las llamadas que entraron y que quisimos darle voz en antena, en directo, contando su propia experiencia en este mismo lugar. ¿Imaginaciones? ¿Sugestión? ¿Miedo? Puede, pero ¿en todos los casos? Permítanme que lo dude.

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