La aventura del misterio

Apariciones espectrales en el Museo

Experiencias y fenómenos extraños en el nuevo “Museo Bellver”.

01 mar 2020 / 04:08 h - Actualizado: 29 feb 2020 / 23:08 h.
"La aventura del misterio"
  • Apariciones espectrales en el Museo

“Si no fuera porque yo mismo he vivido esos fenómenos, que los he sentido, que el miedo me ha atenazado antes lo que estaba viendo, si no fuera por todo eso, no me lo podría creer...Esa casa está encantada”.

Así de contundente se mostraba un testigo, empleado municipal, cuyas jornadas de trabajo en tareas de vigilancia, en el interior del inmueble le habían hecho ser víctima del misterio, víctima de lo imposible. Una vieja casa sevillana con tanta Historia como recuerdos, una vieja casa sevillana donde hoy habita la esencia de lo desconocido...

El inmueble fruto de nuestra investigación no nos es desconocido, ya en épocas recientes éramos conscientes de todo lo que en su interior ocurría pero es ahora cuando los fenómenos se han recrudecido y cuando sus protagonistas, miembros de la Policía Local de Sevilla, han comenzado a describir los extraños incidentes que en su interior suceden.

Diferentes informadores, como el caso de Juan D., nos decían en aquellas primeras informaciones del caso: “debéis pasaros un día por la casa, sé que están pasando cosas muy extrañas en su interior y que nadie quiere ni comprarla ni alquilarla porque tiene fama de encantada, de hecho están poniendo muy barato su alquiler y ni por esas... Se oyen ruidos extraños, pisadas, luces que funcionan mal y se ha visto hasta el fantasma de un monje...”.

Se encuentra en las céntricas calles del famoso Barrio de Santa Cruz sevillano, de hermosas vistas y rancio sabor a hispalense, desde la calle Mateos Gago podremos admirar en toda su extensión a la esbelta dama que custodia Sevilla y cuya sombra alargada cubre los límites de esta singular calle: la Giralda.

Al final de la calle Mateos Gago, pasando la iglesia de Santa Cruz –con su particular fantasma- nos vemos detenidos por una casa donde la calle se bifurca, allí un cartel nos advierte del nombre de una calle que también da nombre a una casa: Fabiola. La “Casa Fabiola” es muy conocida en Sevilla, con justificada fama y reputación, por haber sido la sede de la Fundación Lara (editorial Planeta) en Sevilla, se encuentra en el número 5 y es una imponente mansión de la que destacaba su fachada rosada y sus amplios portones de madera coronado por el escudo de armas de la casa, un curioso edificio con una apasionante historia, y es que en su interior, por su patio, por su planta alta, por sus rincones son ya muchos los que han contado la de extraños ruidos y sensaciones que se tienen...

Hasta el año 2008 fue sede de la Fundación José Manuel Lara y actualmente debe ser el lugar elegido para albergar los servicios económicos del Ayuntamiento de Sevilla que realizaban esas mismas funciones en un edificio de la Plaza de la Encarnación, que había sido cedido por la empresa Sacyr. En el Consistorio sevillana no plantearon la posibilidad de llevarlo a la Casa de la Moneda o a Torneo Parque Empresarial, pero surgió una posibilidad inédita y muy del gusto de la Administración sevillana: la “Casa Fabiola” y fue arrendada por un periodo de cuatro años y bajo precio, situado extrañamente por debajo de la referencia del mercado... El precio a pagar es de 100.000 euros más IVA al año, un precio "simbólico" para el gobierno local, que lo ve prácticamente como una cesión.

Pero los comentarios que la “Casa Fabiola” estaba encantada perjudicaron desde su desalojo a los promotores que trataban de venderla. La casa palacio data del siglo XVI y salió a la venta por 18 millones de euros (precio bajo) pero ningún comprador cuajó la compra final, era como si la casa no quisiera ser vendida...

Consultados miembros de diferentes sectores inmobiliarios sobre los extraños ruidos de su interior siempre comentaban lo mismo con evasivas: “dicen que este lugar está encantado, pero si con la crisis decimos que hay un fantasma en su interior, más la Historia que tiene seguramente no la vendamos nunca” y nuestro interlocutor concluía diciendo que “se escuchan pasos, pisadas en la noche o durante el día en el piso superior, te sorprenden intensas oleadas de frío que no vienen de ningún lado y las luces te ponen nervioso cuando se encienden y se apagan solas... Pero esto se queda en la trastienda de la “Casa Fabiola” porque no queremos espantar a los compradores”.

Finalmente el Ayuntamiento de Sevilla logró el módico alquiler y lo destinó a la gestión de los servicios de Intervención, Tesorería y Gestión Presupuestaria. Casualmente su traslado a este lugar permitirá conservar un importante patrimonio histórico de la ciudad; patrimonio restaurado por los arquitectos Antonio Urbano y Antonio Ángel Sotés en 2002 a iniciativa de la Fundación José Manuel Lara, salvando sus valiosos azulejos, el artesonado de sus salones, o la encantada escalera de su interior...

Pero el edificio, custodiado por la Policía Local de Sevilla –que preferiría trabajar en esa misma ocupación en otro edificio por las experiencias vividas- no deja indiferente a todo aquel que pasa unas horas en su interior. Los agentes narran que se sienten ruidos extraños e incluso que se ha llegado a ver una extraña presencia, una extraña aparición, una extraña manifestación del más allá de rasgos definidos y definitorios, los que se han encontrado cara a cara con él dicen se trata de un ser atormentado, lo describen como un monje, por sus atuendos, que aún vaga por el interior del edificio como alma en pena por toda la eternidad...

Uno de ellos nos decía: “realmente es aterrador pasar aquí el tiempo, de guardia, y ajeno a todo comenzar a percibir un olor extraño lo primero, ni agradable ni desagradable, extraño. Luego sientes que hay alguien arriba, en la primera planta porque se sienten sus pisadas con claridad. Te pones en alerta y subes las escaleras. Mientras subes tienes la sensación que estás siendo observado, vigilado y al poner un pie en la planta te sientes incómodo... Sientes portazos, te apresuras a ver qué pasa porque puede tratarse de alguien que ha entrado... Pero no ves a nadie, cuando comienzas a bajar las escaleras te sisean, lo sientes claramente, miras y sientes como una risa, como un murmullo lejano... Es tan espantoso que me pone los pelos de punta recordarlo”.

Una antigua empleada del edificio Á.P. nos comentaba: “lo peor es cuando estás aquí sola y comienzas a escuchar como a alguien que arrastra lo pies y gime, es como el llanto vergonzoso de un hombre que no quiere ser descubierto. Se te ponen los pelos de punta. Luego cuando crees que algo va a aparecer ante ti solo sientes frío, y es que esta casa nunca ha sido precisamente muy cálida, al revés, su patio y los techos o la propia construcción hace que se muy fría. Otras veces te llegan olores extraños, como a algo que se quema, como a cera quemada, te levantas y sigues ese olor extraño pero no tiene solución ya que no hay nada que lo explique. No más impresionante es cuando algunas puertas del piso superior se comienzan a abrir y a cerrar y sientes los portazos, no es que sean todas a la vez, al día es una nada más o como mucho dos, pero tú sabes que allí todo está cerrado y que no hay nadie... ¿Por qué suena entonces? ¿Quién las abre o las cierra? Da miedo, la verdad. Las luces o los monitores de los ordenadores también hacen de las suyas y cuando en invierno se hace de noche antes y a las seis es de noche y no ves nada y las luces fallan el susto es grande... La verdad es que aquí te sientes acompañada por alguien, aunque sepas que estás sola”.

El edificio consta de tres plantas. La planta baja fue sede de la Fundación Planeta, constaba de un zaguán, con zona de control, una biblioteca, sala de lectura, archivo, sala de prensa, sala de exposiciones y despachos con almacén, office, aseos y un garaje. En la primera planta estaba la biblioteca histórica de Antonia Díaz, un salón de actos que antes fue salón de baile, oficinas y despachos. Y en la última (la segunda) planta se distribuía el espacio en oficinas y sala de exposiciones.

M.D. nos comentaba al respecto de nuestras sigilosas investigaciones: “Aquí dicen que está el espíritu de uno de sus viejos dueños, un inglés, que sentía morriña de su casa y que dicen que tras morir en Inglaterra un perro de la familia, que le tenía mucho cariño, se puso a aullar aquí en Sevilla al mismo tiempo que él se moría, cuando acabó de aullar también murió... No sé, eso dicen pero la verdad es que dentro de la casa pasan cosas raras, a mí me da un poco de miedo quedarme ahí dentro, pero no hay más remedio”.

Un compañero decía: “yo vi una tarde-noche una extraña silueta, como una sombra en la primera planta, salí corriendo hacía allí pero no había nadie, entonces sentí pasos en la segunda y al asomarme al patio vi en la otra parte un ser como luminoso que parecía vestir ropas de monje... Tal vez una mujer, no sé, pero fue impresionante, quedaba poco para irme y preferí bajar abajo y salir a la puerta hasta la hora de acabar mi servicio, es lo más impresionante y extraño que he visto jamás, uno se cree curado en espantos y que en esta profesión lo ha visto casi todo pero para esto no se está preparado; dicen que en “Cuarto Milenio” son exagerados, pues se quedarían cortos si se vinieran aquí donde tú estás...”.

La “Casa Fabiola” tiene una historia curiosa que nos recuerda una lápida conmemorativa en su fachada. Fue la casa donde nació Nicolás Wiseman, el primer cardenal arzobispo de Westminster con el restablecimiento de la jerarquía católica en Inglaterra y Gales en 1850, también fue convento en el siglo XVIII. Sus antiguos propietarios fueron los Marqueses de Ríos y posteriormente de Hemisferio, una sociedad que administra propiedades inmobiliarias. Su grado de protección es B, por lo que sólo se permiten obras de conservación y reformas menores.

La ubicación de esta casa es nuevamente estratégica dentro del casco antiguo de Sevilla, ubicada entre la calle Aire, Madre de Dios y Ximénez de Enciso, debe su nombre –y el de la calle- a la novela de Nicholas Patrick Wiseman, obispo de Westminster, “Fabiola” (1854).

Otro empleado municipal nos comentaba: “los sucesos de la “Casa Fabiola” y todo lo extraño que pasa dentro son ya vox-populi entre todos los que han pasado allí alguna jornada de trabajo. Vale que se entre sugestionado por el miedo a las historias que se cuentas en su interior y que le han pasado a compañeros que no bromean con estas cosas pero cuando te pasa a ti la cosa cambia... Yo estuve una jornada de mañana dentro y todo iba bien, me reía, pensaba “pues vaya, aquí no pasa nada”; casi a la hora de irme sentí como un chisporroteo, me asomé y vi una luz que parpadeaba, pero hasta hacía unos instantes estaba apagada; le di al interruptor y estaba en posición de apagado, le di varias veces y si apagó. Me fui de aquella sala y no había hecho más que avanzar unos metros cuando comencé a sentir ese ruido, me giré y la luz estaba totalmente encendida, la apagué y cuando iba hacia fuera las luces se iban encendiendo todas, parecía que algo estaba jugando conmigo; en otra ocasión sentí como en la soledad de la casa, estando en el patio me comenzaron a llamar por mi nombre, era como un susurro... Era como un aliento gélido, aquello no lo olvidaré jamás”.

Hay otras zonas activas J.R.F. nos comentaba su experiencia: “Para mí la zona peor es la bodega, un lugar que te da escalofríos bajar y donde se nota que la temperatura baja, pero donde además yo he podido perseguir unos ruidos como de pisadas y luego no había nadie. Otra zona es la de la puerta secreta, allí una noche sentí como se abría y por ella desaparecía una extraña sombra... Traté de seguirlo pero no había nadie y era imposible que hubiera salido de allí, era como de otro mundo”.

Las ruedas de molino incrustadas como botarruedas en la fachada de este edificio nos despiden cuando salimos de él, su visión te transporta a otra Sevilla, a otro tiempo... Y es que es curioso porque en la zona encontramos otro caso no menos significativo: el fantasma del Instituto Británico que también se hizo muy conocido en Sevilla y que también tiene lo imposible en su interior, habitándolo.

Se han pedido permisos y autorizaciones para extender las investigaciones en el interior del inmueble para tratar de resolver el misterio que encierra en su interior y que parecen estar aflorando los ecos sentidos del pasado en nuestro presente, la materialización de lo desconocido en pleno siglo XXI, ahora llega otra investigación en su interior... ¿Se atreve a acompañarnos?