En muchas ocasiones -más de las deseables- aparecen perros muertos a los que pocos le conceden la importancia que merecen, animales que presentan severas mordeduras de otros perros, o lesiones gravísimas que van más allá de la acción de un atropello o una muerte natural. Son animales que son usados o robados para hacer de sparring para los que son los púgiles en esas peleas y que suelen acabar destrozados. La Policía lo investiga pero poco pueden hacer en muchos casos en los que son perros abandonados o callejeros e, incluso, a los que se les ha quitado -sin miramientos ni cuidados- el chip veterinario.
Las peleas de perros están terminantemente prohibidas y si sabe de ellas debe denunciarlas. Se hacen hoy día y son auténticas mafias y grupos de delincuencia los que más proclives son de su organización. Suelen ser en naves industriales o en campos, fincas, donde el ruido no afecta y donde una panda de malnacidos, de cuatreros, de inhumanos, jalean a los perros para que se maten a mordisco y donde, en pocas ocasiones termina antes de la muerte de uno de ellos.
Los perros son parte de nuestra familia, las llamadas «razas peligrosas» tendrán un comportamiento en función de cómo se les haya entrenado o adiestrado desde cachorros teniendo claro que su instinto es el natural pero se verá potenciado en función de la persona que lo críe. Hay mafias dedicadas a robar perros, que los quitan de las puertas de los supermercados mientras esperan a su dueño -no lo deje nunca solo-, o que te lo quitan de las manos, en unos casos para venderlos -como los Yorkshire- y en otros para que sirvan de sparring. Si te lo roban no lo vas a volver a ver pero debes ser cuidadoso/a con tu mascota pues puede correr la peor de las suertes.
Los suben a una furgoneta o coche y acabará en cualquier punto alejado donde nadie escuche sus llantos y donde, posiblemente, no salve su vida. En los casos de perros más fuertes se les entrena, se les tiene días sin comer, con poca agua, para aumentar su instinto y su fiereza, en otros es eso con lo que se encuentran, con una máquina de matar tan salvaje como la mano de su dueño.
Una vez que el perro prueba la sangre no soltará la presa y estará condenado a morir para acabar en cualquier descampado o quemado, en un contenedor de basura o en cualquier arcén. Si está malherido se le deja a su suerte que suele ser la muerte.
Esto se sigue haciendo hoy día, por cruel y salvaje que parezca, que muchos cafres siguen apostando y acudiendo y que la Policía debe saber de ello a través de las denuncias de los ciudadanos. Si sabe de sitios así o de gente que acude no dude en denunciarlo. Igualmente si ha perdido o robado su mascota, estos ladrones de las mafias de peleas caninas están en polígonos industriales, pueblos y asentamientos chabolísticos, suelen también organizar peleas de gallos y todo aquello que les reporte dinero, son, a su vez, traficantes de drogas y delincuentes con lo que descubrirlos es un favor a la sociedad.
Las protectoras de animales hacen una labor invalorable en pro de denunciar todo ello pero es vital la actuación y denuncia ciudadana. Igual que es condenable y deleznable la muerte de galgos que ya no «son útiles» para las carreras -en criadores con tan pocos escrúpulos como decencia- también esto debe ser perseguido y que caiga todo el peso de la Ley en forma de multas y cárcel, aunque yo iría un poco más allá (pero mejor no lo escribo).
No lo dude, los animales son nuestros amigos, nuestra familia, ellos nunca lo haría, no lo haga usted tampoco, ayúdelos y ayude a la sociedad eliminando a toda esa escoria, a toda esa basura humana del medio.