La aventura del misterio

Casas malditas en España

Es el fenómeno de las casas encantadas, de las casas donde lo imposible se hace realidad y la realidad supera a la ficción.

06 dic 2020 / 04:16 h - Actualizado: 05 dic 2020 / 20:18 h.
"La aventura del misterio"
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El terrible caso Vallecas

Si se habla de investigación paranormal o de casos inexplicables que han tenido lugar en España, el llamado caso Vallecas es, quizás, uno de los más importantes del país y que mejor documentado se encuentra.

Sucedió en el popular barrio de Vallecas, en Madrid, en el año 1991, en el seno del humilde hogar de una familia que iba a vivir unas jornadas aterradoras teniendo como protagonista a la joven Estefanía Gutiérrez Lázaro. La chica iba a practicar un inocente juego, el mal llamado juego de la ouija, en el instituto donde estudiaba. Las jóvenes trataban de contactar con una persona muerta, el novio de una de ellas fallecido en un accidente de moto, pero la sesión –que no sería la primera que realizaban– se vio interrumpida por la aparición, imprevista, de una profesora. Cuentan las participantes de aquella sesión que del vaso “salió un humo negro que se introdujo en la garganta de la chica”.

Al llegar a casa se comienzan a desencadenar una serie de hechos increíbles, la muerte del abuelo también afectaba a la familia, y Estefanía comienza a tener terribles convulsiones. En la calle Luis Marín se iba a comenzar a vivir uno de los casos más impactantes de España en materia paranormal.

Se vivían hechos extraños que inquietaban y aterraban a la familia, pero, quizás, el momento peor se vive una noche en el que se solicita la intervención policial debido a un fenómeno de aparente polstergeist que llena de pavor a toda la familia.

El inspector Pedro Negri es el encargado de corroborar una serie de hechos inexplicables: cuchillos que salen volando, un crucifijo separado de la pared de forma antinatural, retratos que se queman solos, una especie de baba que cae de la nada, muebles que se mueven o voces. Era el 27 de noviembre de 1992, la policía no da crédito a lo que ve en el número 8 de la calle Luis Marín.

En el informe policial se puede leer: “pudieron oír y observar cómo una puerta de un armario perfectamente cerrada, cosa que comprobaron después, se abrió de forma súbita y totalmente antinatural”, “no habían salido de la sorpresa y comentando la misma, se produjo un fuerte ruido en la terraza, donde pudieron comprobar que no había nadie” o “momentos después pudieron percatarse y observar cómo en la mesita que sostenía el teléfono y, concretamente, en un mantelito, apareció una mancha de color marrón consistente identificada como babas”.

Hasta el lugar se desplazan periodistas e investigadores, desde el añorado Juan Antonio Cebrián, Miguel Blanco o Iker Jiménez hablaron, pues es parte de la historia de lo inexplicable en España. Durante los siguientes meses el fenómeno siguió activo pero pocas son las respuestas y soluciones que se plantean. La familia se va acostumbrando a este fenómeno y de aquello hoy queda el hermetismo de sus actuales inquilinos allá donde la sombra del misterio sigue asomando.

Los fantasmas del hostel Cat´s de la calle Cañizares

Poseer un hotel en pleno centro de Madrid es algo que muchos empresarios quisieran, lo que quizás no les haga tanta gracia es comprar un edificio que tiene un fantasma, se trata del hostel Cat´s.

Nuevamente a la venta por cuarta vez en los últimos 10 años, sus propietarios no dudan en afirmar que algo pasa dentro de este edificio. Un inmueble ubicado en la céntrica calle Cañizares nº 6 de la capital.

El edificio tiene historia, los datos que se disponen hablan de un palacio de 1803 conectado con la iglesia de San Sebastián, el antiguo cementerio de la iglesia estaría ubicado junto al sótano del hotel. En su interior, todo tipo de fenómenos que hacen sospechar a sus propietarios de que lo habitan fantasmas, al igual que al personal del hostel y los propios huéspedes.

Uno de los socios de la inmobiliaria Bonsai Servicios, Carlos Portal, sabe su historia y la leyenda que sobre él pesa al estar encantado: “a comienzos de los años 2000 era un palacete que servía de vivienda habitual de la familia. El inmueble duró pocas semanas en el mercado al ser comprado por una pareja de conocidos periodistas con la intención de reformarlo y vivir allí, apenas comenzaron las obras de rehabilitación empezaron a suceder cosas extrañas.

Pasos en la primera planta cuando no había nadie, un ruido ensordecedor de algo que caía sin que se moviera un clavo, la reja de la puerta del despacho que se cerraba sola o que el antiguo ascensor subía y bajaba solo. Tanto la dueña, Mara Colás, como su hija, sentían que allí dentro algo chupaba su energía y que aquella casa les rechazaba, por lo que decidieron desistir y vender de nuevo el edificio en el año 2002.

Carlos, además, indicaba que la alegría que se siente cuando se tiene un antiguo palacio a la venta por algo más de 6 millones de euros, queda ensombrecida por la dificultad de venderlo al conocerse su particular y tenebrosa historia “con la alegría inmobiliaria de aquellos años volvimos a vender el inmueble en poco tiempo. Esta vez, lo compraba un empresario que pensaba abrir allí una tienda de muebles, pero que posteriormente lo vendió a un grupo empresarial que reformó el inmueble para hacer el actual hotel. Hace unos meses, los actuales propietarios se pusieron en contacto con nuestra inmobiliaria para desinvertir en su patrimonio inmobiliario y reinvertir en otros sectores en los que están presentes. ¡Qué sorpresa saber que uno de los inmuebles era el para mí mítico palacete de la calle Cañizares!”.

Marta Herrero, copropietaria del edificio, le comunicó que: “muchos clientes y algún empleado dicen que aquí vive un fantasma. Una vez sintió un escalofrío en el edificio, porque una cosa es ser escéptico y estar convencido de que los fantasmas no existen, y otra muy diferente es volverte a encontrar con la misma historia, años después, contada por personas que nada tienen que ver con las anteriores”.

En cuanto al negocio, parece no desestabilizarse con la presencia de estos espectros “muy malos no deben ser porque el hostel lleva abierto ocho años y en él han vivido varias familias sin mayores problemas”.

El terrorífico poltergeist de Xirivella

Vivían en la localidad valenciana de Xirivella, se llaman Manuela Ledo y Raúl Zarzoso, madre e hijo, e iban a ser testigos de lo imposible, víctimas del misterio.

Ocupaban la vivienda desde hacía varios años y nunca hubieran imaginado lo que les iba a deparar el destino cuando su hogar se iba a convertir en el foco de una serie de fenómenos inexplicables que los iban a aterrorizar entre los días 16 y 19 de junio de 1999.

Todo comienza en junio de 1990, cuando en la vivienda comienzan a producirse hechos extraños, paranormales. Raúl había jugado a la ouija, había practicado la ouija en su colegio –escuela Antonio Machado– con unos amigos estudiantes de ESO.

Curiosamente, su profesor de tecnología no creyó que implicara ningún peligro y prestó a estos una chapa del taller para que grabaran allí las letras y números de la ouija, como master usaron un vaso de cristal donde hacían mezclas de pinturas. Los chicos realizaron varios intentos y casi al final de los mismos, cuando tres de sus compañeros, Iván, David y Rafa, realizaron un contacto con una entidad, se asustaron abandonando la sesión y dejando solo a Raúl y otro chico. La mesa comenzó a moverse sola, a dar mensajes extraños vía tablero... La entidad les dijo que se dividiría en cinco partes, hasta que aquella comunicación se cerrara.

Fue el inicio, la vida de ambos en su casa cambió... Madre e hijo comenzaron a sentir golpes, en tabiques, techos y muebles, al principio eran sonidos leves, pero fueron ganando en intensidad haciéndose más intensos, fuertes, repetitivos, contundentes y comenzaron a moverse los objetos en las estanterías del salón y de las habitaciones. Los juguetes parecían cobrar vida propia y hubo materialización de objetos, como gotas de agua...

En la ouija hubo una entidad que dijo ser el propio Satanás, la otra entidad les amenazó con quedarse con ellos dividido en cinco partes, hasta que cerraran la comunicación y le dejaran en paz.

16 de junio 1999, madrugada, en el silencio de la noche comenzaron a producirse lo que en parapsicología se califican de raps –golpes de origen desconocido– en el dormitorio de Raúl mientras que la cama temblaba y los objetos de las estanterías se agitaban. El fenómeno fue creciendo en las siguientes noches, extendiéndose por toda la casa y en la planta superior comenzaron a sentirse pasos, como si alguien hubiera allí arriba... De las estanterías caían los objetos y las cortinas volaban como si estuvieran movidas por unas manos invisibles, y en techo de la habitación del menor se materializaban gotas de agua, que una vez chocaban contra el suelo desaparecían.

Manuela Ledo recordaba aquellos sucesos: “Era la noche del martes al miércoles, alrededor de las doce y media de la madrugada, cuando unos golpes de una fuerza descomunal, que incluso hicieron temblar las camas y las figuritas de las estanterías, comenzaron a oírse en las paredes de la habitación en donde duerme mi hijo”.

En el mes de junio, a mediados, los fenómenos son más violentos: “Era la noche del miércoles 16 de junio, hacia las inmediaciones de media noche, cuando unos golpes de fuerza descomunal se dejaron sentir por la casa, parecían centrados en la habitación donde dormía mi hijo, los golpes eran tan intensos que hasta y las figuritas de los estantes temblaban”.

Raúl recordaba al respecto: “Se lo expliqué a mis padres, pero pensaron que estaba demasiado cansado y nervioso, aunque al día siguiente, esta vez a las diez de la noche, la casa parecía que iba a venirse abajo. Cuando me fui a acostar un fuerte golpe sonó en el techo del comedor y de ahí muchos más de forma repetitiva, como si fueran de una maza o algo parecido. Incluso podían oírse pasos por todo el piso que provenían de la vivienda de arriba (...) pero allí no habitaba nadie”.

Los hechos comenzaron a asustar a los habitantes de aquella casa, Manuela Ledo y Raúl vivían en un temor constante de aquello que moraba en su hogar.

Al día siguiente, Manuela Ledo, cuenta sus experiencias a sus padres, a Luis Ledo y Manuela Bonet, a una amiga, María Luisa Guerra y a su cuñado Manuel Herrera, que acuden a la casa y fueron testigos de lo imposible, testigos de lo insólito, testigos de lo paranormal... Golpes, persianas que se movían, juguetes que se movían solos o salían disparados contra paredes y estantes, los objetos del baño se caían... Era todo aterrador.

Manuel Herrera recordaba aquellos días de la siguiente forma: “Parecía como si corrieran por el piso de arriba, incluso los extraños golpes llegaron a desplazarse hasta las persianas de la casa, ocasionando diversos destrozos en el mecanismo de las mismas. Lo más asombroso que recuerdo fue que los juguetes de mi sobrino saltaban de las estanterías por sí solos, y las cortinas se elevaban sin que hubiera corriente alguna producida por puertas o ventanas abiertas. Incluso las toallas del baño y otros objetos del mismo caían al suelo sin que nadie lo tocase.

Días más tarde, del techo de la habitación del adolescente empezaron a caer una especie de gotas de agua que tras impactar contra el suelo desaparecían. No había manchas de humedad en las paredes y tampoco existía tubería alguna que pudiera ser el origen”.

Con la intensidad de aquellos fenómenos, la familia toma la decisión de recurrir a la Policía Local, que se personó en el domicilio y vivió aquellos fenómenos en directo, en vivo: raps, movimiento de objetos... Y todo quedó por escrito en un impactante parte de intervención policial.

El 19 de junio de 1999, una patrulla de la Policía Local de Xirivella, acude al domicilio. Eran las 4:50 h de la madrugada, del informe policial referencia 164/99, estaba rubricado por los agentes Z–104 y 706. Del mismo se desprende que dos policías acuden por un episodio de golpes desconcertantes en la habitación de un niño, mientras el resto de la familia se encontraba en otra habitación. Aquella noche se escucharon raps, golpes fuertes de persianas, del techo se materializaban unas gotas de agua y humedad, que son calificadas de aportes, y se escuchaban pasos en el piso superior que estaba deshabitado.

El informe policial decía:

Ayuntamiento de Xirivella / Dirección de la Policía Local

Parte de Intervención

“Cuando los policías que suscriben patrullaban en servicio de vigilancia por la población, son requeridos por base para personarse en el domicilio arriba indicado por molestias de ruidos. Que personados en el lugar referenciado, se pueden escuchar repetidos golpes, al parecer efectuados con algún objeto contundente por la fuerza de los mismos, sin poder determinar en un principio la procedencia de e3stos. Que una vez descartadas todas las posibilidades lógicas de la procedencia de los golpes, se desconoce por completo esta, informando a la fuerza actuante que se trata de un caso un tanto desconcertante”.

La madrugada del 20 de junio de 1999, dos periodistas fueron testigos cuando realizaban un reportaje de televisión para el Canal 9. Aquellos periodistas eran Cristina Valles y Teresa Roch, para el programa Punt de Mira, que fueron testigos de cómo las paredes sonaban solas y los objetos se movían como impulsados por manos invisibles.

Una médium realizó una sesión espiritista entrando en trance y quedando reflejado en los partes policiales de esta forma: “Estas personas pudieron vivir de primera mano los fenómenos que allí se producían; las persianas subían y bajaban en diferentes habitaciones donde no había nadie y se escuchaban fuertes golpes en las paredes”.

Los agentes de la Policía Local llegan a abandonar la casa ante el temor de que les ocurriera algo.

Manuel Herrera recordaba: “Hace años fui testigo directo del caso de la casa encantada de Xirivella, y por lo que yo viví, los raps eran inteligentes, me refiero a que formulábamos preguntas y la entidad contestaba con golpes en la pared, me vengo a referir que en mi caso nadie provocaba los golpes, ni hubo sugestión colectiva puesto que hubo una investigación e informe posterior de la Policía”.

Curiosamente, la sesión espiritista fue grabada por el equipo de Canal 9, dando fe de las persianas de la casa que comenzaron a subir y bajar sin que nadie las tocara y a sentirse golpes de mucha violencia.

La noche del 20 de junio se vuelve a pedir la intervención de los servicios de la Policía Local levantina. En el informe firmado por los agentes números 70L, 703, y 104, consta lo siguiente: “Que continuando con el parte de intervención por ruidos extraños en la vivienda puerta número 2, se solicita mediación de esta Policía Local con la finalidad de garantizar ante dos señores citados por una señora presente en la vivienda, que sus pretensiones tienen sentido y son lógicas. Según la señora, que finalmente no fue filiada, se muestra como médium entre los presentes, manifestando haber citado momentos antes a dos vecinos no residentes en la finca, hijos estos de una anciana que hace años falleció y que según la médium su espíritu no descansa. En la mesa del comedor se observó una zafa con un líquido blanquecino del que se frotaba la vidente los brazos mientras conversaba con los actuantes. Y recortes cuadriculados de letras, al parecer el alfabeto completo. Dado que se entienden estas prácticas y no observar violencia alguna –explica el atestado oficial– se optó por abandonar la vivienda a la espera de los hombres citados...”.

Extraoficialmente un policía dijo: “Nosotros frente a este tipo de cosas no tenemos solución, es más, es la primera vez que lo veo (...) Incluso uno de mis compañeros estaba tan impresionado que tuvo que salir a la calle porque le daba pavor todo lo que estaba sucediendo”.

El 21 de junio de 1999 el fenómeno no se produjo y desapareció.