Cosmos desde el verano hasta el otoño

Los cosmos crecen rápido y en ocho semanas comienzan a florecer aguantando bien las temperaturas altas y la humedad. Realmente no hay flor cortada más fácil y más gratificante para un principiante

07 may 2017 / 11:43 h - Actualizado: 07 may 2017 / 11:48 h.
"En el jardín"
  • Cosmos desde el verano hasta el otoño
  • Cosmos desde el verano hasta el otoño
  • Cosmos desde el verano hasta el otoño

Una ciudad geométrica, lineal, hace gente geométrica, lineal; una ciudad inspirada en un bosque hace seres humanos.

John Fowles

Hay flores que siempre te sacan una sonrisa.
Los cosmos con su forma de margarita de color blanco puro y centro amarillo –aunque también los hay en diferentes sombras de fucsia a rosa e incluso naranjas– y son una de las flores más alegres que conozco. Son una planta de siembra anual y probablemente de las más productoras de flores que hay. Realmente una vez que florecen no paran desde el verano hasta entrado el otoño.

Los cosmos crecen rápido y en ocho semanas comienzan a florecer aguantando bien las temperaturas altas y la humedad. Realmente no hay flor cortada más fácil y más gratificante para un principiante. Aunque ahora mismo ya estamos en Mayo y vamos un pelo tarde, aún se pueden sembrar. Es posible que con el calor no crezcan tan altos –llegan a medir un metro– pero aún estas a tiempo.

Si decides lanzarte a intentarlo realmente no necesitas muchas cosas. No es necesario abonarlos y el suelo no tiene por que ser muy rico en nutrientes. Para preparar una buena cama de siembra el terreno debe estar mullido y bien rastrillado sin terrones, fino y suelto. Conviene tapar la semilla ligeramente con mantillo bien cribado, compost, arena o vermiculita y pasar un rulo por encima para que la semilla se asiente bien en el terreno y se pegue a éste, sin olvidar nunca dar un riego ligero.

Pueden llegar a tener un porte grande, algo arbustivo, pero con hojas finas y ligeras, y si las siembras en un semillero para luego pasarlas al suelo es preferible que dejes unos 30-45 cm de distancia entre ellas. Si en cambio las siembras en un terreno más grande y directamente en él, tienes que calcular 3 gramos por metro cuadrado para llenar la superficie uniformemente.

Yo he sembrado cosmos entrado mayo antes. En el aquel jardín los parterres quedaron vacíos al envejecer los setos y ser atacados por un hongo de raíz –esto se debe muchas veces a un excesivo riego o que alguna de las plantas repuestas vinieron enfermas del vivero–. En aquel momento había que encontrar una solución rápida que alegrara la tierra vacía para el verano y al menos conseguir algo de cobertura y, por supuesto, flor.

Este año voy a hacer lo mismo en otro jardín en Sevilla. El jardín tiene una estructura muy bonita, asalvajado en los lindes con una plantación de naranjos y olivos. Ahora bien, cerca de la casa hay un jardín de naranjos. Está formado por una secuencia de parterres rodeados por un seto bajo de mirto y una cuadrícula de naranjos que dan una ligera sombra por la tarde. Los parterres hace tiempo que no se trabajan y están compactados en la parte de arriba y ligeramente enverdecidos.

El terreno no es malo, calizo sí, pero la estructura no está mal y drenan bien. Cuando uno coge un puñado de tierra con la mano y la cierra para hacer una croqueta la tierra tiene que compactarse ligeramente al principio, definiendo la forma de croqueta claramente, pero al abrir y cerrar debe ir desmigándose, soltándose en pequeños terrenos y arena suelta. Esto quiere decir que la estructura de la tierra está bien. La que tenemos aquí es de un color marrón claro no llegando a ser beige o amarillenta, y al llevar años sin trabajarse y, por tanto, sin incorporarle nada de nutrientes es necesario hacer algunos trabajos antes de sembrar –o plantar si fuera el caso–. En un jardín el terreno es lo más importante. Es donde se fragua la vida de las plantas y desgraciadamente es a quién menos importancia se le suele dar.

Esta semana y aprovechando la lluvia de estos días pues si no hubiéramos tenido que regar para ablandarla un poco se van a cavar entre 15 y 20 cm de profundidad y se añadirá después mantillo bien cribado para aumentar no sólo la cantidad de materia orgánica si no también mejorar su estructura. Una vez cavado y añadido el mantillo, se pasará una mula que dejará el terreno mullido y aireado y que romperá todos los terrones que salen al cavar y estar compactada. Después se rastrillará antes de la siembra dejando el terreno fino para cuando la semilla llegue.

En el caso de que tú tengas un terreno ya con tierra buena este debe quedar libre totalmente de malas hierbas antes de sembrar, eliminándolas con una cava manual o motocultor o si el terreno es extenso con rotavator o una mula –la profundidad ideal son 15 cm–. Se debe rastrillar después. Si hay muchas malas hierbas puede ser necesario utilizar un herbicida, dejar actuar una semana y luego proceder a preparar el suelo.

A la hora de sembrar, si es la primera vez y la superficie no es muy grande, conviene replantear el terreno bien con estacas y cordel, o con un spray para marcar –se encuentra en cualquier ferretería y al llover desaparece–. Es más fácil si las semillas se mezclan homogéneamente con arena cribada, en un ratio de 1:5 - 1:3 (semilla: arena), para que se vea claramente por dónde va cayendo la semilla al lanzar los puñados con la mano. Conviene medir la cantidad que necesitamos en 1 metro cuadrado (3 gramos de semilla más lo correspondiente de arena) para calcular bien y no quedarnos sin semilla antes de acabar. Se puede meter en un vaso de plástico y marcar por donde llega la mezcla para siempre coger más o menos la misma cantidad.

Cuando empieces a sembrar ponte la bolsa o cubo con la mezcla en una mano y con la otra vas cogiendo puñados y lanzándolos a voleo pero con delicadeza a tu lado mientras avanzas andando. Primero en una dirección y luego en la perpendicular a ésta –si sigues mi consejo reduce la cantidad de semilla del vasito a 1,5 gramos pues en principio pasarás dos veces por un mismo lugar–. De esta manera te aseguras una siembra homogénea.

Inmediatamente después lo mejor es pasar un rodillo acanalado o un rulo. Esto ayuda a pegar la semilla al suelo aumentando la superficie de contacto. En jardines pequeños es más difícil por la falta de herramientas, así que directamente pasa a dar un riego ligero.

En el caso de los cosmos en 14 días deberían haber germinado pero durante todo este tiempo deberás regar ligeramente –como una lluvia ligera y difusa– para ayudar a que las plantas crezcan –regar en exceso puede ahogar las semillas y hacer que se pudran los brotes por demasiada agua además de provocar escorrentía y mover las semillas–.

También conviene controlar las malas hierbas aproximadamente cada 5/10 días para evitar que compitan con la siembra y antes de que los cosmos alcancen un tamaño considerable y se haga muy difícil entrar –esto es bueno porque taparán el sol y evitarán que crezcan tantas malas hierbas–. Ten en cuenta que todas las plantas de cosmos tendrán la misma apariencia, y todas crecerán al mismo ritmo, luego no es muy difícil retirar –con cuidado– las que sean diferentes, en cualquier caso ante la duda no arranques.

Si puedes pinza las plantas cuando alcancen los 30 cm para que produzcan más flores –esto significa eliminar los primeros centímetros del tallo principal incluyendo un par de los primeros brotes con hojas–. Finalmente, corta las flores secas siempre que puedas para incitar a la planta a alargar la floración todo lo posible hasta el otoño.

Marta Puig de la Bellacasa es ingeniera agrónoma y paisajista. Ha trabajado en

España y en el Reino Unido. Diseña

jardines y proyectos de paisajismo,

colabora con estudios de arquitectura

y escribe asiduamente en su Blog

Domingo en el Jardín.