Del teletrabajo al tecnoestrés

Si hay algo de lo que hemos aprendido en el último año es de trabajar conectados. Hasta hace bien poco nos parecería descabellado proponer en una empresa trabajar remotamente. Parecía toda una banalidad innecesaria mantener reuniones a distancia. Muchos veían en esto uno de los motivos principales para que decayera la productividad laboral. Para otros, en cambio, el teletrabajo estaba llamado a ser una conquista social que ayudaría a compaginar vida profesional y personal, que nos ahorraría mucho estrés motivado por el tráfico y las distancias entre el hogar y el centro de trabajo.

Sea cual sea tu parecer, lo cierto es que durante el último año no hemos tenido otra opción que teletrabajar. El teletrabajo ha posibilitado el que muchos negocios no se hayan paralizado debido a la pandemia, y que familias enteras hayan dispuesto de ingresos para salir adelante pese a todo. Ahora bien, esta nueva normalidad nos ha sorprendido también porque inherente al teletrabajo existen determinados efectos secundarios que quizá te están afectando sin que seas consciente de ello.

Dos son los efectos negativos derivados del teletrabajo. De un lado, un buen número de personas sufren un nivel de estrés bastante elevado porque les cuesta resolver, al estar solos, los problemas tecnológicos con los que se enfrentan a diario. Por ejemplo, por estar pendientes de actualizaciones constantes del sistema, por encontrar problemas de sonidos o de virus. Todo esto genera una alta frustración. De otro lado, nuestra interacción con las tecnologías se realiza en tiempo real. Si anteriormente alguien nos enviaba un email, este era respondido al día siguiente, cuando regresábamos a la oficina. Ahora parece que debemos responder de manera inmediata por el mero hecho de teletrabajar. Parece como si los horarios de oficina tradicionales se hubieran diluído por completo. Si a todo esto, unimos el hecho de que los lugares en donde emplazamos nuestra oficina pudieran no ser los más ergonómicos, tenemos un problema de estrés, que acabamos somatizando de alguna u otra manera. Un 25% de las personas que teletrabajan en la Unión Europea afirman que sufren dolores de cabeza y constante fatiga mental. Aquello que se suponía que iba a resultar en una tabla de salvación se ha convertido en un motivo de baja laboral y, por consiguiente, de reducción de la productividad.

Para evitar estos males lo primero es ser conscientes de que nos enfrentamos a un problema muy común. Ya sea porque te afecte a ti como empleado, o afecte a tus colaboradores, si eres un empresario, lo que nunca debes de hacer es mirar para otro lado, sino resolver el problema de tecnoestrés al que te enfrentas. En primer lugar, debes de establecer límites horarios. Es decir, saber cuando desconectar. Otra de las recomendaciones más comunes es tomar descansos cada hora o hora y media. Dar un paseo y tomar el aire puede ser una opción muy válida. Del mismo modo, todos aquellos que teletrabajen deben de equilibrar las horas que pasan sentado con algo de ejercicio fisico. En cualquier caso, si, como empresario o particular, quieres asesorarte sobre cómo evitar las consecuencias negativas del teletrabajo, puedes consultar aquí.

Francisco Hidalgo Díaz. Psicólogo clínico.