La aventura del misterio

Fenómenos paranormales en el viejo Osario de Sevilla

21 mar 2021 / 04:18 h - Actualizado: 20 mar 2021 / 16:20 h.
"La aventura del misterio"
  • Fenómenos paranormales en el viejo Osario de Sevilla

Sevilla, 1953, en una oscura guardilla un extraño rito se está produciendo: botellas de ron, puros, enigmáticos cánticos... Sólo la lúgubre luz que dan las velas logra adivinar la fría silueta de una mujer que, casi en estado de trance, parece estar invocando la presencia de un algo o alguien que no se acierta a adivinar. El humo cubre la estancia, y aquella musicalidad ritualista se comienza a extender por cada rincón de aquella casa...

En el piso inferior una familia permanece encogida por el temor, la madre asoma su cabeza a la puerta y pide que cesen aquellos “cánticos infernales”, mientras, en la lejanía de aquel santuario del terror formado en la última planta, una voz ronca y ahogada profiere mil maldiciones...

“No temed hijos míos que ya se irá” es la frase pronunciada de forma dulce por una protectora madre es la que atesoran como un recuerdo indeleble aquellos dos niños que temblaban de miedo ante todo lo extraño que sucedía sobre ellos...

Historia del lugar

Situada en las cercanías de la Puerta del Osario, junto al Muro de los Navarros en Sevilla, la vivienda de esta familia no ha dejado de tener durante todos estos años transcurridos un halo de misterio, en aquella guardilla abandonada nadie se atrevió a subir ni a ocuparla, tan sólo en épocas de exámenes era fugazmente habitada y siempre con la incómoda sensación de estar siendo observado, sensaciones de frío que coincidían con espectaculares bajadas de temperatura y algún sonido extraño que preferían obviar antes que caer en el miedo que les provocaba el lugar.

La zona donde se edifica la vivienda está situada donde, antaño, se ubicaba la llamada “Puerta del Osario”, llamada así por estar ubicada en las proximidades de uno de los cementerios que quedaban extramuros de la ciudad de Sevilla, uno de aquellos cementerios que fueron devorados por el crecimiento de la ciudad que alojaba los restos de miles de sevillanos perecidos en las diferentes epidemias mortales que asolaron durante el siglo XVII a la capital. Aquella entrada monumental estaba ubicada entre la calle Osario y su homónima Puñón Rostro, llamada originariamente como Puerta de Alfar o Vib-Aljar en nombre de aquel quién la construyó en el siglo XII. En 1578 fue remozada y reformada por el Conde de Barajas, en 1849 fue nuevamente reformada por la reina Isabel II y entrado el siglo XX –en los años veinte- dejó de existir en pro de ese, muchas veces, mal llamado progreso.

El “Muro de los Navarros” recibe su nombre de los escasos vestigios que le quedan a la ciudad de aquella muralla que rodeaba a la ciudad y que marcaba su término, quedando perfectamente definidos sus límites, para el historiador, su recorrido siendo ya parte de la Historia de Sevilla.

Hechos insólitos e inexplicables

Así en torno a aquel muro crecieron multitud de viviendas, la de nuestros protagonistas, con más de un siglo de existencia, se construyó hacía 1830, en 1870 se realiza el forjado de la puerta de entrada a la misma quedando patente fu fecha por la inscripción en forja que lleva la misma. Desde su construcción y en diferentes inmuebles de la zona se ha hablado de extraños sucesos y fenómenos anormales que ocurren. Para muchos es la influencia del viejo cementerio que crecía próximo al muro, para otros es debido a las almas desalojadas de los muertos que no han podido reposar eternamente en aquel lecho mortuorio, para los menos son viejas leyendas a las que no atienden por que aún no les afectan..., sea como fuere es un hecho innegable que en la zona han sucedido diferentes hechos extraordinarios que siempre tuvo que ver con la aparición de restos óseos al construir nuevas edificaciones.

En aquella casa vivía la familia Ortiz Rodríguez, tenían dos hijos, nos ubicamos en la década de los 50, y un acontecimiento iba a nublar su vida: una tía, hermana de su madre, se iba a mudar a aquella casa para vivir con ellos. Los primeros años de aquella tormentosa relación iban a transcurrir plácidamente. La “Tía Gracia” siempre mostró inclinaciones por aquellos temas relacionados con lo oculto, con lo prohibido, con los espíritus. Y aquellos niños lo observaban con curiosidad, tanto Santiago como a María del Carmen, les provocaba temor aunque de pequeños lo tomaran como un juego.

El carácter de aquella mujer comenzó a agriarse, tras la pérdida de su hijo pequeño, buscó refugio en las enseñanzas espirituales que entabló con su gurú indio, con el que mantuvo una larga relación epistolar y con el que compartieron algo más que secretos. De aquella relación surgió una suerte de sacerdotisa espiritual que se recluía en su habitación durante largos días practicando rituales... Posteriormente comenzó un aprendizaje y práctica de rituales afroamericanos, de santería cubana e incluso practicas de vudú. Era habitual escuchar aquellos cánticos mezclados en el piso inferior, y lo que surgió como un juego con la “Tía Gracia” se acabó convirtiendo en la psicología del miedo con la que aquella mujer subyugaba a su familia... Conocedora de sus pesares sólo buscaba rencontrarse así misma o tal vez a aquella criatura perdida.

La “Tía Gracia” apenas bajaba de su pequeño domicilio, sabía del miedo que les provocaba a su familia, y pese a la relación que tenía que sostener con ellos, dada su relación y vecindad, sus desavenencias y maldiciones eran constantes creando un clima tenso en ellos... Así se mantuvo hasta el final de sus días. Cuando falleció en 1975 desalojaron sus cosas del piso superior y encontraron los restos de aquella insólita y cruel existencia: velas negras, ron, quemadores, recortes de prensa sobre rituales sectarios, la correspondencia con su gurú y frascos de barro vacíos tapados por un recorte de paño lacrado al recipiente...

Sin saber cómo decidieron deshacerse de todo aquello que a sus padres les resultaba demoníaco, extraño, malo... Y tal vez por su influencia, o tal vez no, comenzaron a suceder cosas en aquel piso...

¿Venganza familiar desde el más allá?

Todo comenzó cuando en aquella guardilla se comenzaron a escuchar extraños sonidos, extraños sonidos, extraños gritos que no parecían provenir de ninguna parte y que llenaba de temor a aquella familia... Eran los comienzos, tal vez, de aquellos improperios y maldiciones que aquella mujer lanzó sobre sus moradores y familia.

La guardilla quedó cerrada casi una década, solo permanecía en ella el viejo y pesado ropero junto a algunos enseres y el polvo comenzaba a tejer su velado manto sobre aquellos restos que jamás volverían a ser tocados.

La época de exámenes devolvió la vida a aquel lugar, María del Carmen subía para estudiar, sin obedecer a ese sentimiento inexplicable que es el miedo subía y comenzaba a sumergirse entre libros de Filosofía y el pensamiento de la época. Durante aquellas jornadas de estudio, relataba: “siempre me sentía acompañaba por algo, como observada, era una sensación muy incómoda... Otras veces la luz comenzaba a apagarse o encenderse, siempre pensé que podía haber sido el pulsador de la luz que tendría algún mal contacto, pero no, el pulsador se cambió en varias ocasiones y no le ocurría nada, otras veces la temperatura bajaba mucho y entonces me tenía que ir de allí por que no se podía estar, era imposible. Pese a que el recuerdo de la “Tía Gracia” siempre estuvo en mi cabeza cuando ocurrían esas cosas, prefería no dejarme llevar por ese pensamiento pues de lo contrario huiría presa del miedo”.

Los hechos insólitos seguían produciéndose, sobre todo esas anomalías eléctricas, esos sonidos extraños y esas bajadas de temperatura. Fallecieron los progenitores de María del Carmen y de Santiago, ambos redistribuyeron la casa y el lugar que ocupaban en ella, María del Carmen ocupó la habitación de sus padres y Santiago la ubicada junto al salón. “Una noche estaba en la cama, no podía conciliar el sueño y pensé en mi madre, se me vino a la memoria las maldiciones que lanzaba la tía, no se si fue casualidad o no pero la luz que daba a la escalera que subía al piso superior se encendió sola, pensé que aquello no podía ser, pero seguía pensando en todo aquello, en mi madre, en mi tía, y la luz parecía responder los pensamientos que tenía...Pasó algo muy raro con aquella luz aquella noche”.

Los fenómenos se acrecentaron cuando en la habitación contigua a la de María del Carmen se escuchó un ruido, un ruido seco que les llenó de temor. Con cautela se acercaron a la habitación, abrieron la puerta y tras ella apareció la silueta y figura reconocible de su padre, fallecido hace años, en una esquina de la cama y de espaldas a la puerta... “La sensación fue tremenda, no esperábamos aquello, quizás algo que se hubiera caído, algo que se hubiera roto... Pero aquello fue una sensación brutal. No tuvimos miedo, era como si estuviera allí para protegernos de algo o de alguien, era como una llamada a la tranquilidad, quizás por todo lo que estaba sucediendo allí arriba... Allí estaba, sentado en la cama, para desvanecerse, fue un choque de sentimientos, un choque de imágenes... Pero era inequívoco, estaba allí sentado en aquel pico de la cama del lugar donde pasaba mucho tiempo”.

En aquel clima de sensaciones contenidas, de miedo, de apariciones, de fenómenos eléctricos extraños, de “voces del misterio” surgidas de la nada se comenzaron a sumar ruidos de pisadas en la planta superior, recuerda Santiago: “como si alguien estuviera en la planta de arriba, pero eso no era posible por que arriba hacía años que no vivía nadie y sólo se visitaba para almacenar trastos o estudiar, poco más”.

Fenómenos paranormales en el viejo Osario de Sevilla

El paso de los años fijó su deterioro en el viejo edificio y ambos hermanos decidieron afrontar la rehabilitación del edificio, la restructuración de la vivienda, de partir de cero y comenzar de nuevo, de dejar atrás aquel pasado terrible y andar el futuro de forma esperanzadora... Y comenzaron a plantear seriamente las obras en aquella vivienda. Fue en esos momentos cuando todos aquellos fenómenos se potenciaron. “Era como si hubiera una lucha en la casa, como si dos fuerzas estuvieran luchando, dos fuerzas invisibles que no podíamos ver pero que podíamos sentir... Una, llamémosla “maligna” que habita en el piso superior y que parece querer bajar a hacernos algo, quizás daño. Y otra protectora que nos protege de aquel mal” nos asevera María del Carmen. Su hermano Santiago prosigue en declaraciones exclusivas: “no se si será especular o no pero esa fuerza “maligna” que tanto nos asusta creemos que se trata de, tal vez, los vestigios de la “Tía Gracia”, y la otra fuerza protectora creemos que pudiera ser mi padre”.

La investigación

La primera vez que llegamos al lugar, llamados por la familia, lo hicimos de la mano del investigador local Alberto Fernández, conocedor del caso y de los acontecimientos que en ellos sucedían a la par que con cierto grado de amistad con la misma. Él nos sirvió de guía por un lugar cuyo avatar suponía un nuevo reto a la investigación.

Escuchamos atentamente el relato que aquellas dos personas, cuya infinita amabilidad con nosotros es de agradecer, relatándonos sus experiencias y creencias. Y comenzaron las jornadas de investigación, en todo el edificio. Al principio con pocos resultados para posteriormente ir tomando indicios de la extraña actividad que allí se producía.

Las cámaras de infrarrojos instaladas en la vieja guardilla, durante aquellas sesiones de investigación, captaron diferentes orbes que parecían deambular por aquel pequeño habitáculo que era la habitación. Las grabadoras no captaban nada anormal que pudiera tildarse de psicofonía sin embargo era curioso comprobar como no era capaces de grabar más de 16 segundos en cada sesión, era como si algo imposibilitara la grabación de más minutaje, la misma grabadora en el piso inferior funcionaba correctamente, subida a la planta objeto del primer estudio volvía con aquel extraño ritual de disfunción. ¿Qué o quién podía estar ocasionándolo?

Algo de lo que nos habían hablado también pudimos comprobar: las extremas bajadas de temperatura, capaces de ubicarse entre los 8ºC y los 12ºC. Una sensación extraña a la que no se le podía encontrar ninguna explicación salvo por la antigüedad del edificio... pero, ¿por qué sólo en aquella planta y no en otras? Las preguntas se nos iban acumulando.

José David Flores, conocedor de otros fenómenos extraños en la ciudad nos acompañó en otra sesión de investigación acompañado de José Carlos García, médico en ejercicio, encargado de pulsar la estabilidad psicológica de aquel grupo, el resultado fue el normal: aquellas personas gozaban de una salud mental fuera de toda duda. Y aquel mismo día suceden otros hechos que no dejan de ser sorprendentes, en la planta superior se comienzan a escuchar esas extrañas pisadas provocadas por “nadie”, la temperatura baja abruptamente y la luz comienza a tintinear. Las grabadoras sólo registran un murmullo lejano y las cámaras dejan de grabar al unísono y al mismo tiempo, como si algo hubiera querido que no hubiera testigos electrónicos de lo imposible...

Fenómenos paranormales en el viejo Osario de Sevilla

Ante tal situación de alerta, los polímetros no indican anomalías eléctricas en la red pero los medidores de campos magnéticos parecen afectados por algo que ocasionalmente provoca fuertes picos coincidiendo con esas “oleadas” de frío intenso. Los ordenadores portátiles instalados en la planta inferior parecen estar detectado ruidos, y en ese momento, en el salón se escucha una tremenda “explosión” como si algo hubiera reventado en la habitación de Santiago. El equipo que cubría esa zona de la casa acude rápidamente para ver que ha sucedido, Alberto Fernández explicaba: “Estábamos solos, seguíamos con interés las gráficas de audio que iba describiendo el PC, por que había pequeños saltitos que nos llamaban la atención justo en el pico donde vieron la aparición masculina de la habitación, en ese momento arriba estaba José David y José Carlos y también estaban algo inquietos por que el medidor de temperatura registraba variaciones sorprendentes en torno a los 10ºC. En ese momento, alguien recordó a la “Tía Gracia” y se ha escuchado un estruendo fortísimo en la habitación de Santiago, estábamos hablando tranquilos sin mayores contratiempos que los comentados y ese sonido fue como una demostración... Entramos dentro y no había nada que lo hubiera podido ocasionar... No sabemos que ha podido ser”.

Mientras en la planta superior el viejo ropero parece ser el mudo testigo de los hechos que allí suceden...

Un acontecimiento más viene casi a cerrar esta crónica de investigación, en una de aquellos ruidos extraños captados por las grabadoras y debidamente analizados por los expertos e ingenieros de sonido que nos acompañaban se puede escuchar como un llanto, un lamento de niño... Y ningún niño habita aquella casa.

María del Carmen ante esos datos nos hace una confidencia que nos deja sorprendidos: “algunas veces ha venido a casa una amiga que trae a su hija pequeña, tendrá 4 o 5 años. Mientras nosotras charlamos esa niña parece jugar con alguien e incluso habla con ese alguien invisible... Nos extrañaba un poco hasta que un día le dijimos: “Ana hija, ¿con quién hablas?” y la niña nos respondió: “con el niño que vive arriba”, y nos hizo una descripción del niño... No se, pero encajaba con el crío que se le murió a la tía allí arriba”. Nos quedamos heladas, pero es que en otra ocasión me visitó una amiga que dice ser sensible a estas cosas y me dijo que en la planta había un “niño” que habitaba en esta casa... Me dio miedo”.

Apariciones extrañas, extraños ritos ancestrales, espiritismo, santería, rituales... Fuerzas que parecen contrarrestarse a decir de los testigos, anomalías eléctricas, “voces del misterio” o psicofonías que delatan la presencia de algo o alguien e incluso de ese niño que desde el otro lado parece estar diciendo: “venid conmigo”... Son los extraños sucesos que suceden en esta vivienda que se ubica cerca del viejo cementerio junto a la Puerta del Osario...