La adicción al juego: un hábito cada vez más frecuente entre los jóvenes

Las máquinas tragaperras se mantienen en primer lugar en la lista de adictos, pero aumenta el consumo del juego online y las apuestas deportivas

Michelle Cabeytú cgpmichelle /
09 jul 2020 / 10:59 h - Actualizado: 09 jul 2020 / 11:00 h.
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El perfil del jugador y la modalidad del juego ha cambiado a lo largo de los años, pero la adicción no. Cada año aumenta el número de personas que acuden a los centros de rehabilitación en busca de ayuda para tratar la ludopatía, enfermedad que afecta tanto al jugador como a los familiares. Desde enero de 2020 hasta la declaración del Estado de Alarma, un total de 113 personas iniciaron tratamiento en la Asociación Sevillana de Jugadores de Azar en Rehabilitación (ASEJER), de las cuales 81 presentaron problemas de juego patológico y 32 son familiares.

Para José Jiménez, presidente de ASEJER, una de las mayores preocupaciones se cierne sobre el cambio de perfil de los jugadores de azar. “Hace diez años el perfil era el de un varón de entre 45 y 60 años, padre de familia y con trabajo estable, pero el perfil actual es de una persona de entre 20 y 40 años y, en la mayoría de los casos, adicto al juego online y a las apuestas deportivas”, señala Jiménez. De hecho, en las campañas de sensibilización y prevención que realiza ASEJER en los institutos de la provincia de Sevilla, Jiménez comenta que algunos adolescentes reconocen abiertamente que entran en las casas de apuestas. “No tienen reparo en decirlo porque piensan que eso es algo importante en sus vidas”, añade.

Canales de captación

La publicidad virtual es uno de los canales más habituales a través del cual acceden los jóvenes, a la que se añade la publicidad televisiva en los eventos deportivos. Entretanto, el Gobierno central pretende limitar la publicidad de las casas de apuestas online y los juegos de azar a un horario de madrugada, así como prohibir el patrocinio en camisetas e instalaciones deportivas. José Jiménez confía en que se produzca esta legislación, ya que los “más perjudicados” de esta situación son los jóvenes. “Ellos no tienen protección ante esa avalancha de publicidad y esas mentiras que introducen dentro de la publicidad, y nadie te avisa de que puedes perder todo”, señala Jiménez.

La presencia de los menores de edad en los salones de juego es cada vez más frecuente, por lo que desde las asociaciones reclaman al Gobierno medidas que permitan reforzar las controles y criterios “más estrictos” en la apertura de estos establecimientos. “Ya que se permiten, al menos que haya un distanciamiento mínimo entre los locales y los centros educativos, porque al final están normalizando que los jóvenes entren y jueguen libremente, pero eso no debería ser así”, añade Jiménez.

La adicción al juego: un hábito cada vez más frecuente entre los jóvenes

Un relato personal

Alejandro Torre es un joven de 23 años que se encuentra concluyendo su tratamiento en la Asociación Malagueña de Jugadores de Azar en Rehabilitación (AMALAJER) y que ha querido contar su historia a El Correo de Andalucía para ayudar, en la medida de lo posible, a otras personas. “Empecé con la tontería de los amigos cuando tenía 16 años, y entraba en el salón de juegos del barrio, donde me dejaban entrar sin problemas”, cuenta Alejandro. “El problema fue a más y a los 18 años decidí irme de casa, porque me di cuenta de que estaba causando más daño de lo normal”, añade.

El apoyo familiar fue fundamental en el tratamiento de Alejandro, cuyos padres han sido “los pilares” y los responsables de que ya no continúe jugando. “Mi familia sabía que había algo, así que cuando dije que era el juego no se escandalizaron ni se sorprendieron”, señala Alejandro, quien lleva dos años sin pisar un salón de juegos y comenta que no ha sufrido ninguna recaída. “Me costaba mucho aguantar los días, sobre todo los primeros, pero gracias a que tienes un sitio a donde ir con personas como tú a quienes puedes comentarles el problema, nunca volví a jugar”, añade.

“El juego me robó la dignidad y la libertad”

Alejandro se encuentra actualmente finalizando la carrera universitaria que comenzó con 18 años y afirma ser “un chico normal con los mismos problemas que cualquier otro de esta edad”, pero con la diferencia y la limitación de que no juega. “El juego me robó algo mucho más importante que el dinero, que fue la dignidad y la libertad”, señala. “Al final pierdes muchas cosas: momentos, a la familia, amigos, la pareja... Y no hay cuota o apuesta que te dé esto. El mayor premio que yo tengo cada día que me levanto y que me acuesto es no haber vuelto a jugar”.

Del mismo modo que Alejandro logró superar su adicción al juego, anima a las jóvenes a pedir ayuda en los centros de rehabilitación. “A esas personas que se están iniciando o que ya tienen un problema con el juego les diría que, cuando uno juega, apuesta algo más que dinero: apuesta su futuro y su vida, su libertad y la dignidad que yo un día perdí, pero que gracias a que hay personas que un día tuvieron este mismo problema y que lo arreglaron, yo actualmente me encuentro solucionándolo”, concluye.