La fiesta como fuente de energía

10 nov 2022 / 05:28 h - Actualizado: 10 nov 2022 / 05:29 h.
  • La fiesta como fuente de energía

Al ritmo que la jarana marque, el club multidisciplinar nocturno SWG3 de la ciudad escocesa de Glasgow captura el calor corporal de sus devotos a la música y el disfrute y lo utiliza como fuente de energía para climatizar sus distintas salas con un sistema innovador de carbono cero.

De fiesta con los amigos, el DJ hace sonar su repertorio y poco a poco más personas se reúnen en torno al pinchadiscos hasta llenar el lugar, bailando al ritmo de su sintetizador: entonces la temperatura sube... «y nosotros capturamos ese calor», según explica a EFE el director de SWG3, Andrew Fleming-Brown.

Pioneros en su sector, la captación se hace sin embargo “mediante un sistema bastante convencional, que canaliza el calor y lo envía a una sala de máquinas y de ésta al subsuelo, donde se almacena y se envía de vuelta a la superficie cuando se necesita”, dice Fleming.

En una explicación más detallada, son doce los pozos que guardan la energía que ha sido capturada y transportada por un líquido portador químico “no tóxico” resultante de la reacción del agua con óxido de etileno, de la familia del glicol.

“Es capaz de evitar su congelación durante los meses de invierno, y es eficiente a la hora de transportar el calor a lo largo de 2,5 kilómetros de tuberías” a 200 metros bajo el suelo, para luego hacer el camino contrario y dar tanto calor como frío, explica a EFE el ingeniero Emmet Strachan de TownRock Energy, la empresa encargada de instalar el sistema.

UNA ANTIGUA PLANTA GALVANIZADORA

“Quisimos revisar el local”, dice el director de este club, que antes era una planta galvanizadora en los aledaños del río Clyde y cuyas salas “no estaban diseñadas para albergar a gente en ellas”, y con ello mejorar su actividad, funcionamiento e impacto medioambiental.

SWG3 es actualmente uno de los locales más concurridos en Escocia, ya sea para conciertos, exhibiciones artísticas o restauración. Unas 250.000 personas anualmente, según sus propios datos, pasan por sus puertas.

Con la convicción ecológica de querer “reducir la emisión de carbono”, afirma Fleming, la idea de que esta afluencia de público podría convertirse en una fuente de calor y energía «cuadró”.

El sistema en sí es “completamente carbononeutral cuando funciona a su máximo rendimiento”, señala. Es decir, no impacta en las emisiones de gases efecto invernadero.

La diferencia es significativa, ya que sus emisiones con anterioridad rondaban las “120 toneladas por año, y este sistema reducirá esa cifra en hasta 70 toneladas”, explica el director.

HUELLA ECONÓMICA

A pesar de ser caro de instalar por “el aprendizaje y algún que otro error al ser los primeros en hacerlo”, Fleming reconoce que el “retorno económico es importante”.

En una industria “increíblemente afectada” por la pandemia como la de los espectáculos y el entretenimiento, “la idea de asistir a conciertos o eventos y poder participar en programas de proyectos de carbono cero es muy emocionante y accesible para el cliente”, argumenta.

A priori, su estudio económico dictaba que “el retorno de esa inversión fuera en cinco años, (aunque) ahora con la crisis de los costes de energía es en tres años”, destaca el director de SWG3.

“Una vez que entendamos mejor los datos, haremos un estudio de viabilidad para llevarlo al mercado y hacerlo disponible para otros locales” y ser “parte de la solución” para la industria, asevera.

Satisfecho de su iniciativa después de tres años de trabajo, Fleming aboga por su expansión en cualquier ámbito: “Sería una pena que todo empiece y acabe aquí. Absolutamente, tiene que ser llevado a otros locales y otros ambientes no sólo en estos espacios”.