La impactante e inexplicable experiencia de un maquillador de cadáveres
El trabajo de un maquillador de cadáveres puede ser bastante desafiante y, a menudo, se encuentra rodeado de una atmósfera lúgubre que puede resultar incómoda para algunas personas. En ese escenario es donde se va a producir la experiencia que les quiero hoy relatar.
“En mi experiencia, he trabajado en varios tanatorios y nunca había experimentado nada fuera de lo común, hasta que un día, mientras trabajaba en un cuerpo, experimenté algo que no puedo explicar” decía el testigo.
Juande me decía, en tono serio y temeroso: “Era un día normal en el tanatorio, yo estaba maquillando a un cuerpo cuando empecé a sentir que alguien me observaba. Miré alrededor y no vi a nadie. Sin embargo, la sensación persistió. Seguí trabajando, intentando ignorar la sensación, pero cada vez se hacía más intensa.
De repente, escuché un ruido detrás de mí. Me di la vuelta y vi que uno de los cuerpos que estaba en la habitación se había movido. Me quedé perplejo, ya que no había nadie más en la habitación conmigo y no había explicación lógica para el movimiento del cuerpo. Intenté calmarme y convencerme de que había sido una ilusión óptica o algo así, pero la sensación de que algo estaba mal no desapareció.
Continué trabajando en el cuerpo que tenía en frente de mí, pero de repente sentí como si alguien me tocara el hombro. Me di la vuelta rápidamente, pero no vi a nadie. La tensión y el miedo comenzaron a apoderarse de mí, pero traté de mantener la calma y seguir trabajando.
Sin embargo, la sensación de que alguien estaba allí no desapareció. De repente, escuché un suspiro detrás de mí. Me di la vuelta y vi que el cuerpo que había estado moviéndose antes había cambiado de posición de nuevo. Me quedé sin palabras, sin saber qué hacer” fue el momento en el que Juande sabía que no quería estar ni un minuto más allí.
La sensación de que algo malo estaba sucediendo en la habitación “era insoportable, así que decidí terminar el trabajo lo más rápido posible y salir de allí. Terminé de maquillar al cuerpo y salí de la habitación, cerrando la puerta detrás de mí. A pesar de que estaba “a salvo” afuera, no podía quitarme la sensación de miedo que había sentido dentro”.
Después de ese día “no pude volver a trabajar allí. La experiencia había sido demasiado traumática para mí y no podía soportar la idea de volver a ese lugar. Me tomó varios días superar el miedo y la tensión que había sentido y, aunque nunca he vuelto a tener una experiencia similar, la idea de que algo así pueda volver a sucederme siempre está presente”.
“El trabajo de un maquillador de cadáveres es uno de los más difíciles y desafiantes que existen. Hay que ser capaz de lidiar con la muerte y la pérdida de manera constante, y trabajar en un ambiente que puede ser muy incómodo para algunas personas. Sin embargo, la experiencia que tuve en ese tanatorio me enseñó una lección muy importante: siempre hay que estar preparado para lo inesperado”.
“A pesar de que nunca he podido explicar lo que sucedió en ese tanatorio, la experiencia me ha enseñado que no se puede subestimar el poder de lo desconocido. A menudo, la muerte y todo lo que la rodea puede ser un tema tabú para muchas personas, pero como maquillador de cadáveres, es importante estar preparado para enfrentar cualquier tipo de situación que pueda surgir”.
Juande saca una lectura positiva a lo que vivió y a lo que no le pudo encontrar explicación: “la experiencia me hizo reflexionar sobre la forma en que los vivos tratamos a los muertos. Como sociedad, solemos tratar a los muertos como objetos, algo que puede ser manipulado y manejado a nuestro antojo. Pero detrás de cada cuerpo hay una historia, una vida que ha sido vivida y que merece ser respetada. Como maquillador de cadáveres, creo que es nuestra responsabilidad asegurarnos de que cada cuerpo sea tratado con el respeto y la dignidad que se merece. Desde entonces, he trabajado en varios tanatorios y he aprendido a adaptarme a cualquier tipo de situación que pueda surgir. Pero nunca he podido olvidar lo que sucedió en aquel tanatorio en particular, y siempre me ha recordado la importancia de ser respetuoso y consciente del ambiente en el que trabajo”.
La muerte es una parte natural de la vida y, como decía nuestro protagonista: a los muertos hay que tratarlo con el respeto y la dignidad que se merecen, también en las investigaciones paranormales. ¿Qué haría usted si se viera en esa situación?