La aventura del misterio

Las apariciones y fantasmas en Osuna

Las apariciones de espectros errantes, fantasmas perdidos en un mundo incierto o almas en pena recorren las calles, galerías y plazas de la ciudad hispalense y de los pueblos de esta comunidad

13 nov 2022 / 05:38 h - Actualizado: 13 nov 2022 / 05:38 h.
"La aventura del misterio"
  • Las apariciones y fantasmas en Osuna

El caso del que hablaremos ahora, es uno de esos sucesos extraños, de los cuales el tiempo ha ido borrando de la memoria del pueblo y ahora es el momento de desempolvarlos. Sucedió muy cerquita de Sevilla, en la población de Osuna y nuestro personaje se llamaba Baltasar de Zúñiga.

Corría el año 1610, septiembre para ser más exactos, y Baltasar de Zúñiga, un religioso sevillano destinado a ser uno de los primeros fundadores del Monasterio de Osuna, con una vida merecedora de un santo, tomaba los Santos Sacramentos esperando una muerte digna para un clérigo de su talla. Tras tomar los Santos Sacramentos Baltasar perdió la razón por unos días, los cuales se los paso mirando a un punto imaginario de su pequeña celda de convento. Pasados estos días, el moribundo falleció, pero apenas una hora antes de su fallecimiento, mandó al Prelado que enviasen a un religioso a la capilla para que pidiese por su alma, y este así lo hizo.

Al llegar el religioso a la capilla, pudo observar como una comitiva fúnebre de aspecto espectral y resplandeciente salía por debajo del pulpito. Eran clérigos y religiosos, todos con rostros blancos aunque resplandecientes.

El religioso se armó de valor, he intentó llevar acabo la empresa que le había llevado hasta allí. De repente, una mano invisible tiró de su escapulario en repetidas ocasiones. El clérigo cayó al suelo, pero se levantó y firme se dirigió al altar, y allí pidió por el alma del moribundo Baltasar de Zúñiga.

Cuando el religioso volvió allí donde descansaba el agonizante Baltasar, le contó al prelado todo aquello que le había sucedido en la capilla.

Juntos, prelado y religioso se acercaron a Baltasar y como una sola voz comenzaron a entonar el Credo, el enfermo levantó su brazo haciendo el signo de la Santa Cruz y seguidamente sonrió mientras daba su alma a Dios.

Al día siguiente, asegura el Padre Fray Luis de Jesús María, que mientras rezaba se apareció ante él, el espectro del Venerable Baltasar de Zúñiga en el Colegio de San Laureano de Sevilla.

Extraña procesión la que relata la historia póstuma de Fray Baltasar. Procesiones espectrales, clérigos extraños rodeados de luces aun más extrañas. Este caso nos da paso a otro que en el tiempo y la forma guarda similitudes con aquel famoso caso que ya hemos contado en estas guías, que no es otro que el del Fantasma de San Onofre. Pues bien, el caso al que nos vamos a referir ahora guarda el mismo guión, pero lo lugares cambian y se añaden nuevos fenómenos inexplicables.

A fray Gaspar de los Olivos, seguramente, le costó olvidar, si es que lo hizo, lo sucedido un buen día en el Convento de los Remedios de Sevilla. A Fray Gaspar, se le ordenó auxiliar en una misa a un sacerdote secular. Mientras daba la misa, advirtió el fray Gaspar que el altar estaba adornado de unas extrañas pero hermosas además de olorosas flores frescas. Cuando terminó la misa, Gaspar fue a recoger alguna de aquellas extrañas flores para mostrárselas a alguno de sus amigos y así comprobar cual era su procedencia. Y al darse la vuelta comprobó totalmente anonadado como tanto las flores como el sacerdote secular habían desaparecido de la capilla como por arte de magia.

Se apresuró el joven Gaspar en ir a contarle el suceso a su superior y éste, le contestó con un cierto tono de melancolía, que aquella misa estaba dedicada para salvar el alma de aquel extraño sacerdote que por alguna desdicha aún bajaba su alma por este mundo.

Fray Francisco de Velasco, es uno de esos místicos sevillanos, que muy bien pudiera encajar su vida como milagrero o profeta, pero lo ponemos en uno de los más altos listones de aparecidos póstumos, puesto que de estas hazañas milagreras post mórtem, son muchos los que dijeron ser testigos.

Las apariciones y fantasmas en Osuna

Nació en 1558 y muy pronto se embarcó junto al resto de su familia hacia las Indias Occidentales donde a muy temprana edad ya dio síntomas de estar atraído por la vida religiosa. Fue en 1575 cuando ya en tierra Española, consiguió el sueño de su vida al tomar los hábitos de los Mercenarios Descalzos.

Sun andanzas y aún más sus sermones, le guiaron por toda la península convirtiendo a infieles a diestro y siniestro, además de dejar caer algún milagrillo que otro por el camino tales como; curar a un ciego de su ceguera, o multiplicar los panes y los peces para una boda e incluso resucitar a un joven con solo tapar el cadáver con su capa.

Acabaron sus pies ajados y descalzos y ahora con hábito de Capuchino en la hermosa ciudad de Antequera, donde sintió que Dios le llamaba a su lado y que pronto dejaría este mundo terrenal. Y así fue, sucedió el día 27 de diciembre de 1615, tras sufrir un profundo y placentero éxtasis, se colocó el solo como si ya estuviera muerto y en ese momento espiro su último aliento.

Y aquí amigos, es donde los trayectos póstumos del fantasma de Fray Francisco, tomó gran notoriedad entre sus coetáneos.

Don Fermín Arana, nos lo narra así lo sucedido en su libro Hijos Ilustres de Sevilla (1791); Fray Francisco le vio la noche del 28 de diciembre coronado con refulgencias. Doña Ángela de Blanes, estando recogida la noche de San Juan Bautista seis meses después de la muerte del Siervo de Dios le vio en una carroza, y le oyó palabras de gran edificación. El mes de noviembre de dicho año de 1616 estando enferma una persona espiritual en Valencia vio ante sí al Venerable Padre con un Crucifijo, y que la exhortaba a la tolerancia en los dolores que padecía, y mayores que le debían de venir...

Continúa narrando Arana las proezas milagreras que su cedieron en el nombre de Fray Francisco de Velasco tras su muerte y que le dio gran fama de milagrero y que por la gran extensión de prodigios omitiremos, pero para que se hagan una idea, el número de sus milagros son equiparables a los arrojados a la luz de los diez últimos Santificados por el Vaticano.