El próximo lunes 18 de enero está considerado como el “día más triste del año”. Es el conocido como Blue Monday, el día del año que, según una fórmula matemática identificada por el investigador británico Cliff Arnall, las personas se sienten más desanimadas y decaídas. Esta ecuación mide variables tales como el fin de las fiestas navideñas, la vuelta a la rutina, la cuesta de enero, las promesas incumplidas y, también, las condiciones meteorológicas. Y es que el tiempo puede llegar a influir notablemente en nuestro estado de ánimo.
Tercer lunes de enero, frío y poca luz: afectan más si eres meteorosensible
El Blue Monday coincide con el tercer lunes de enero, uno de los momentos más fríos del año y con pocas horas de luz. “Los estudios han encontrado que la falta de luz durante los meses de invierno más oscuros incrementan la probabilidad de experimentar estados de ánimo negativo (tristeza)”, apunta el psicólogo Miguel Ángel Rizaldos. El nivel de desánimo en este ‘lunes triste’ dependerá en cualquier caso de la meteorosensibilidad de las personas, un trastorno afectivo estacional, que afecta al 15% de la población, y que provoca fuertes cambios de humor con la llegada del frío.
Según el psicólogo Rizaldos, son varios los estudios los que han determinado que los factores relacionados con el tiempo como la temperatura, la luz del sol, el viento y las lluvias, “no tienen una influencia determinante en el estado de ánimo positivo de las personas, pero sí influyeron sobre el estado de ánimo negativo”.
Explicación científica
La explicación científica es la siguiente: “La luz solar nos aporta vitamina D y ésta afecta a los sistemas hormonales. Existe una monoamina neurotransmisora del sistema nervioso central, llamada serotonina, que está en parte condicionada por la luz solar, ya que disminuye al atardecer y aumenta al amanecer. Ésta tiene una función importante en la inhibición de la ira, la agresividad, el humor, el sueño...”. Es por este motivo por el que a niveles bajos de serotonina nos sentimos más apáticos, tristes, enfadados; mientas que a niveles más elevados, nos sentimos alegres, felices y eufóricos. En el otoño y el invierno, las horas de luz son menores y hay más días grises o lluviosos; por tanto, la cantidad de serotonina liberada es más baja y esto puede aumentar nuestra apatía.