Son felinos, animales misterioso, bellos, de vida calmada pero también de acciones rápidas, ágiles. Hay una simbiosis entre el felino y su «dueño», allá donde también hay un amplio margen para sorprender aquellos que son capaces de hacer y desconocemos.
Convivir con un gato siempre es una experiencia grata, se establecen unas normas de convivencia muy intensas donde la persona respeta el espacio del gato así como el gato sabe que debe hacer, por ejemplo, usar el arenero. En ese orden de cosas, el ser humano también aprende a respetar el lugar preferido de su gato, tenerle siempre comida y agua fresca, procurarle confort. Hay una enseñanza recíproca que se tiene justo cuando adoptamos al gato en casa.
En ocasiones se le verá por casa corriendo a toda velocidad, en tramos cortos es un ágil y veloz, hasta 50 kms/h puede alcanzar, lo cual es un logro para sus capacidades, en situaciones peligrosas puede ser aún más rápido.
En la misma camada de gatitos puede haber de diferentes padres, esto es debido a que la hembra pudo haber sido fertilizada por otros machos. A este tipo de partos de gatitos de diferentes padres se le llama sobrefertilización.
Los gatos suelen ser animales muy territoriales que marcan aquellos lugares que le son habituales. Tienen glándulas olfativas poderosas que también están en sus mejillas y que emplean para delimitar el territorio, es por lo que suele frotarse por todos los lugares de la casa.
A los gatos les gusta la carne como animales carnívoros que son, por eso hay que darles pescado o carne pues, en caso contrario enferman al colapsar sus sistema digestivo -pueden incluso morir-. También necesita grasas para vivir. El organismo del gato no produce enzimas para digerir los alimentos y también necesita once aminoácidos esenciales para el buen funcionamiento de sus órganos vitales, como la carnitina o la taurina, que no existen en las plantas. Es importante en las grasas un lípido en particular, el ácido araquidónico, que solo es de origen animal. Los gatos también necesitan vitaminas A y D3, las que también son de origen animal, exclusivamente.
Los gatos que son adultos no suelen maullar, si gruñen y hacen otros ruidos más propios de peleas o tratar de ahuyentar a un rival. El maullido de los gatos adultos se reserva para la relación que tiene con los seres humanos que es una forma de comunicación.
EL mundo de los felinos es sorprendente, tienen mucho que enseñar a los seres humanos que jamás deben olvidar tratar a todos los animales con respeto y amor.