En la antigüedad eran los profetas los que se encargaban de hacer todo tipo de predicciones y pronósticos sobre aquello que estaba por suceder, personajes como Nostradamus o Baba Vanga, Jane Dixon o Benjamín Solari Parravicini dieron buena muestra de todo ello, pero en el siglo XXI, en 2023, tenemos una nueva fórmula de «jugar» a ser adivinos y es la inteligencia artificial.
Así, animados por lo que es ChatGPT encontramos una serie de estructuras proféticas elaborada mediante el empleo de IA y que hablan de erupciones volcánicas así como falta de recursos y otras desgracias que hacen que el panorama sea muy incierto, pero claro, esto es sólo según la IA.
Así el fin del mundo se produciría por esas erupciones que liberarían una gran cantidad de gases y cenizas en nuestra atmósfera que reducirían drásticamente la luz solar, tendría un grave efecto en la producción de alimentos y en la salud de los habitantes de la tierra y la lucha por la supervivencia desencadenaría una guerra nuclear.
Según la IA las explosiones nucleares provocarían ondas de choque, radiación y calor que originarían pérdida de muchas vidas humanas muertas directa o indirectamente por efecto de la radiación.
También la destrucción de las infraestructuras como carreteras, casas, centrales eléctricas. Aceleraría el cambio climático con el problema de la incidencia en los alimentos y, por supuesto la contaminación radiactiva.
La IA de Midjourney que vaticinaba un desastre climático y también la aparición de enfermedades por la potencia del sol así como la lucha por la supervivencia. Igualmente entre los pronósticos estaba que una llamarada pudiera acabar con el planeta.
Son vaticinios de IA que no tienen por qué ser reales ni ciertos, es «jugar» a ser profeta allá donde la intuición parece decir que no.