El pasado domingo 16 de octubre el planeta entero celebraba el Día Mundial del Pan, un alimento que nos ha acompañado a lo largo de los años y nos ha llenado de energía, vitaminas y sabor. Este producto podemos encontrarlo en panaderías, hornos especializados, supermercados y hasta en gasolineras, pero no todos estos panes son iguales, ya que los expertos indican que hay algunos más saludables que otros.
Dentro de la categoría de panes saludables, los nutricionistas destacan, por encima del resto, el pan integral. Este producto nos aporta todo lo bueno y natural del pan (fibra, vitaminas, minerales, antioxidantes y fitonutrientes) al llevar en sus ingredientes de elaboración harina integral o harina de grano entero y no harinas refinadas. “Cuando compremos un pan integral lo más importante es mirar sus ingredientes, en estos tiene que aparecer como primer ingrediente la harina integral o de grano entero. En algunas ocasiones se indica el porcentaje de la harina, por lo que deberíamos tener en cuenta que siempre sea el mayor porcentaje, 100% harina integral. En el caso de que compremos en una panadería u obrador, tendríamos que pedir la ficha técnica y asegurarnos de cuáles son los porcentajes de la harina”, explica la dietista- nutricionista de Nutriqueni, Vanesa Fernández García.
Etiquetado
La importancia de mirar bien el etiquetado de este producto viene dada debido a la publicidad o marketing que utilizan algunos supermercados a la hora de vender el pan. En algunas ocasiones se identifican ciertos panes como integrales cuando realmente no lo son. El anuncio “pan integral”, “multicereales” o “con avena” nos hace confiar que se trata de un pan integral 100%, pero realmente solo podemos saber si se trata de uno al mirar los ingredientes en el etiquetado.
“Otro aspecto que nos hace confundirnos es el color del pan. Tendemos a ver el pan más marrón como un pan 100% integral, pero esto no siempre ocurre así. Por ello, es fundamental asegurarse de las harinas utilizadas en su etiquetado. De igual forma, también nos puede confundir el uso de más cereales o semillas que, a parte de sumar más calorías al pan, no quiere decir que se trate de un pan 100% integral”, detalla Vanesa.
Masa Madre
Asimismo, “la clave de tomar un pan de calidad está en su fermentación. La fermentación es un proceso totalmente natural, donde las levaduras convierten los azúcares en alcohol y en dióxido de carbono. En este proceso, donde se tiene que amasar muy bien y poner la masa muy fina entre otros factores, se necesita dejar reposar la masa un tiempo suficiente para que leve y la fermentación no se produzca una vez comido y en proceso de digestión”.
Son muchos los beneficios que podemos obtener al consumir un pan fermentado, es decir, un pan de masa madre. “Este pan va a tener mucho más sabor, mejor absorción de vitaminas y minerales, va a mantenerse fresco más tiempo, es mucho más natural, más digestivo gracias a su fermentación previa y tiene un índice glucémico menor, haciendo que estemos más saciados durante más tiempo”, explica la nutricionista.
Pan blanco
Muchos expertos recomiendan reducir al máximo o eliminar el pan blanco de la dieta, pues “consumir pan blanco es como tomar azúcar. Hay muchas personas con adicción a este producto y no son capaces de comer si no es acompañado de este tipo de pan. Además, los panes que no son integrales o no están bien fermentados tienen un mayor índice glucémico y son peores de digerir, siendo perjudiciales para la salud”.
En conclusión, la dietista-nutricionista Vanesa Fernández recomienda consumir un “pan de masa madre que sea 100% integral, que nos va a aportar mayor sabor, jugosidad, facilidad de digestión, bacterias buenas, más fresco a lo largo del tiempo, sin aditivos, mejor absorción de vitaminas y minerales y un índice glucémico menor”.