La aventura del misterio

¿Puede arruinarte la vida la ouija?

Cualquier momento puede ser el idóneo para contactar con los seres fallecidos, con aquellos que han dejado esta vida y que pertenecen al reino de los muertos.

10 abr 2022 / 04:50 h - Actualizado: 10 abr 2022 / 04:50 h.
"La aventura del misterio"
  • ¿Puede arruinarte la vida la ouija?

Para ello hay una serie de 'juegos' que nos pueden ayudar en esta siempre difícil tarea, e inquietante, de contactar con aquello que no vemos, desconocemos y tememos.

Comunicarse con los muertos es un viejo deseo del ser humano, los difuntos o las almas en pena, el más allá y sus mensajes postreros, los juegos pueden ser una forma 'divertida' de contactar con nosotros mismo o con el otro lado.

Los juegos más comunes son:

1º.- Tabla Ouija: la tabla ouija es una panel o tablero que contiene el abecedario, los números del 0 al 9, un Si y un No, Hola y Adiós. El juego puede ser practicado en solitario -no recomendado- y en grupo. Cuando se inicia la sesión es conveniente que las personas que van a participar no lleven puesto ningún objeto de metal. Se debe colocar su dedo índice sobre el master para empezar a invocar el alma, y se le llamará de la siguiente manera: «Espíritu de (el nombre de la persona), te encuentras aquí, ¿quieres jugar?». Y notaremos como el objeto comienza a moverse poco a poco en un momento en el que nos impresionará y disparará los niveles de adrenalina. El master señalará letra a letra hasta formar una palabra que irá constituyendo el mensaje resultante.


2º.- El cuaderno y las tijeras: se precisa de un cuaderno anillado o de argollas y unas tijeras, que deberán colocarse en mitad de las argollas, deben quedar alineados y se necesitan dos personas, cada una de ellas introducirá un dedo en cada uno de los huecos de las tijeras. Debe invocarse: “estamos invocando el subconsciente de (nombre y apellido de la persona), si quiere jugar gire a la derecha si no a la izquierda», las tijeras comenzarán a moverse en cualquier dirección. Al finalizar se debe ser respetuoso y preguntar al espíritu si desea continuar jugando, si responde afirmativamente se debe formular cinco preguntas e intentar terminar con el juego una vez más.

3º.- La copa: debe practicarse, preferiblemente, en un lugar aislado, silencioso y oscuro. Se debe recortar una serie de papeles escribiendo en cada papel una letra del abecedario, los número del 1 al 10 y las respuestas Sí y No. Todas rodearán a la copa que se ubicará en mitad de la mesa, se deben tomar de las manos cerrar los ojos y formular la invocación: «algún alma del más allá quiere comunicarse con nosotros», inmediatamente después se colocará el dedo índice sobre la base de la copa y se debe volver a repetir dos veces la misma frase hasta recibir la señal de que el alma si se quiere comunicar. Entonces la copa comenzará a moverse. Se debe ser respetuoso frente al espíritu, no se deben reír, no cruzar las piernas y tampoco apoyar los codos en la mesa para evitar que se presenten alteraciones en la comunicación. La leyenda urbana dice que al finalizar la sesión se suele romper la copa, o estallar, y brotar de la misma un espeso y misterioso humo, pero esto no es real, no es cierto.

4º.- La aguja: se precisa de una aguja mediana con pedazo de hilo para crear una especie de péndulo, la aguja se colocará en mitad de la mano sin que esta toque la piel, se debe cerrar los ojos y estar en un lugar tranquilo. La invocación se realizará llamando a la persona, automáticamente la aguja se va empezar a mover en diferentes direcciones. La dirección que tome nos indicará el sentido de la respuesta: circular es respuesta positiva, linealmente es respuesta negativa. Es necesario preguntar si el espíritu quiere seguir jugando.

5º.- Los lápices: se precisa de dos personas que debe tener cada tres lápices sostenido en forma de U con los dedos índice y pulgar sin ejercer ningún tipo de presión, de forma que se junten los seis y formen un rectángulo. Después se debe invocar al espíritu del fallecido estableciendo la comunicación de esta forma: si los lápices se mueven hacía arriba el difunto se quiere comunicar, si se mueven hacía abajo es que no quiere jugar y es conveniente dejar el 'juego'.


6º.- Las monedas: se precisará de dos monedas del mismo valor, la invocación al difunto se debe hacer agitando las monedas en sus manos mientras pregunta: “¿Hay algún espíritu presente? o ¿Espíritu de (nombre de la persona fallecida con la que se desea contactar) estas aquí?”, se lanzan las monedas y si ambas caen de cara la respuesta es negativa, si ambas caen de cruz la respuesta es positiva y si caen cara y cruz es necesario se debe volver a formular la pregunta. Para finalizar se debe preguntar al espíritu si quiere finalizar el juego o seguir jugando.

Todo esto no deja de ser un juego, pero lo imposible, lo paranormal pero estar detrás de cada respuesta...

En ocasiones lo que comienza como una simple diversión puede acabar en tragedia o, cuando menos, en un susto para recordar toda la vida.

Eso es lo que le ocurrió a un grupo de amigos que decidió ir a pasar un fin de semana en la Sierra. Allí habían alquilado una cabaña rural y las tres parejas decidieron «romper las reglas». Todo discurría con normalidad en aquel bello entorno natural, buena compañía, buena conversación y muchos «chismes», buena cena y algo de diversión.

Llegada la noche vieron una película de miedo, pese a que las chicas no deseaban verla era una de las que habían alquilado, su título «Ouija», que no pasará a la Historia del Séptimo Arte, que les impactó. Pese al miedo que les infundió uno de los jóvenes decidió ir un paso más allá: «¿y si hacemos una sesión de ouija?». Las chicas se miraron con aire de reproche pero ellos, los chicos, pensaron que era buena idea: «venga, si no va a pasar nada, eso es un juego, una tontería». Y así comenzó lo que iba a ser una experiencia inolvidable...

Cortaron un folio a trocitos y pusieron cada letra del abecedario en cada uno de aquellos papeles, estaban también los número, «si», «no», «hola» y «adiós». De master utilizaron un vaso «de chupito» que había en la casa y así comenzó aquella sesión.

Pronto resonó un «¿Hay alguien aquí?» y el vaso permanecía inamovible, Irene espetó: «esto es un rollo», y el vaso se movió hacía el «no». Todos se miraron sorprendidos y siguieron preguntando: «¿Cómo te llamas?»,«¿Cómo te mataron?», «¿Dónde estás?» y todo tipo de preguntas. Pero la situación se puso más tensa cuando una chica pidió una prueba de aquella presencia. Entonces la luz parpadeó, dijo de nuevo: «¿puedes volver a hacerlo?» y aquella luz volvió a pardear. Rizando el rizo dijo: «¿Puedes apagar la luz tres segundos y encenderla?» y la luz hizo lo que se le indicó. Comenzaron los nervios y los gritos. Uno de los jóvenes se retiró del juego y otro le decía: «gallina, todo esto seguro que lo está haciendo Enrique, que es un guasón». Enrique, por su parte, miraba atónito y decía: «yo no estoy haciendo nada».

Entonces una de las chicas comenzó a tirar los papeles mientras decía: «ya se ha acabado el juego». Enrique le dijo: «no has debido cerrar así la sesión». Mientras el resto trataba de animarse con algunas bebidas.

Pasaron apenas 20 minutos cuando comenzaron a sentir como si alguien aporreara la puerta, salieron a ver pero no había nadie, mientras en el interior descendía la temperatura y sentían como si alguien hubiera dentro, sentían su respiración. Irene dijo que allí había alguien mientras todos, asustados, no sabía cómo reaccionar. De repente se fue la luz, quedaron a oscuras entre gritos y alguna lágrima.

En el exterior seguían los porrazos y un hecho que les dejó boquiabiertos: los coches comenzaron a tocar su bocina y a encender las luces mientras ellos, incrédulos y temerosos, se encerraron en una habitación y no quisieron salir en toda la noche mientras que Enrique reprochaba: «no hemos debido hacer la ouija».