Puertas violetas contra techos de cristal en la ciencia

Tienen un nivel educativo superior y son mayoría en la universidad, pero las mujeres se decantan todavía en un porcentaje muy bajo por las carreras más técnicas, y aunque la mitad de las tesis doctorales son defendidas por mujeres, su presencia en el ámbito científico decrece a medida que progresa la carrera investigadora.

10 feb 2020 / 04:00 h - Actualizado: 09 feb 2020 / 23:00 h.
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  • Puertas violetas contra techos de cristal en la ciencia

Tienen un nivel educativo superior y son mayoría en la universidad, pero las mujeres se decantan todavía en un porcentaje muy bajo por las carreras más técnicas, y aunque la mitad de las tesis doctorales son defendidas por mujeres, su presencia en el ámbito científico decrece a medida que progresa la carrera investigadora.

Los estudios demuestran que existe un sesgo de género que comienza en la infancia y que de forma inconsciente ellas son consideradas menos competentes, sobre todo para las asignaturas y las carreras más científicas y técnicas, un sesgo que se repite incluso cuando son evaluadas por mujeres.

Los "techos de cristal" existen y la Comisión Europea los ha medido y ha registrado las dificultades que las mujeres encuentran en su ascenso en la carrera investigadora hasta corroborar que la igualdad real está todavía muy lejos y que las oportunidades de alcanzar la posición más alta en la jerarquía investigadora (cátedra o similar) distan mucho de las de los hombres.

Para lograr el acceso y la participación plena y equitativa en la ciencia, la ONU proclamó el 11 de febrero como Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, una fecha en torno a la cual colectivos, colegios, instituciones académicas y administraciones organizan miles de actividades para dar visibilidad a la labor de las científicas y fomentar las vocaciones científicas y tecnológicas de las niñas.

Todas las fuentes consultadas por EFE han coincidido en que visibilizar referentes femeninos y fomentar esas vocaciones puede ser determinante para combatir la nueva brecha de género que asoma en el horizonte, ya que los mejores puestos de trabajo -los más cualificados y mejor remunerados- van a ser los relacionados con las nuevas tecnologías, donde las mujeres son todavía minoría.

COMBATIR ESTEREOTIPOS SOCIALES

Elena Bascones es doctora en Física de la Materia Condensada, ha trabajado en instituciones de Suiza, Estados Unidos o Francia, y ahora desempaña su labor investigadora en el Grupo de Teoría de Materiales Cuánticos en el Instituto de Ciencia de Materiales del Consejo Superior de Investigaciones Científicas.

"La menor presencia de las mujeres en la ciencia y la tecnología es un problema claramente marcado por los estereotipos; la sociedad constantemente envía el mensaje de que la tecnología es algo masculino y que los chicos tienen más capacidad para ella", según Bascones, quien ha señalado que esos sesgos no se corrigen en la escuela y las chicas se acaban decantando por profesiones que la sociedad considera "más femeninas".

En declaraciones a EFE, la investigadora mantiene que las mujeres que se dedican a la ciencia y la tecnología encuentran más dificultades que los hombres, lo que sumado a la falta de reconocimiento profesional, el aislamiento en el entorno de trabajo, e incluso las situaciones de "sexismo explícito", hace que muchas cambien hacia otras opciones profesionales.

La ausencia de referentes femeninos en los ámbitos científicos y tecnológicos es manifiesta en todos los niveles, desde los libros de texto hasta los medios de comunicación, mantiene Bascones, y ha incidido en la necesidad de actuar para revertir esta situación, combatir el techo de cristal y evitar que siga decreciendo el porcentaje de chicas que eligen carreras técnicas.

BARRERAS QUE DIFICULTAN LA PROGRESIÓN

Gloria Brea es doctora en Biología Celular, compagina la docencia en la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla con la investigación en el Centro Andaluz de Biología del Desarrollo (un centro mixto de esta universidad y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas) y es una de las mayores expertas en enfermedades mitocondriales causadas por el déficit de una molécula -la coenzima Q10-.

"Los roles de género prevalentes en la sociedad influyen en el camino que un chico o una chica pueden elegir; hay carreras muy masculinizadas y carreras muy feminizadas", ha observado la investigadora, convencida además de que cuando las mujeres acceden al sistema científico todavía se encuentran barreras que dificultan su permanencia y su progresión.

En declaraciones a EFE, Gloria Brea analiza cómo el sistema científico premia hitos académicos que son difícilmente compatibles con la crianza de los hijos, y cómo la productividad que se exige en el ámbito de la investigación (publicaciones o asistencia a congresos) se ve mermada cuando las científicas tienen hijos y renuncian en muchos casos a apostar por puestos de más responsabilidad y compromiso.

Pero a su juicio, es precisamente la diversidad en los perfiles de las personas que hacen ciencia uno de los factores que más la enriquecen; "la sociedad no puede permitirse perder esta riqueza y creo que está empezando a movilizarse para evitar que sea así", aunque ha alertado del riesgo que supone que muchas mujeres pierdan la oportunidad de emplearse en sectores tecnológicos y de las implicaciones socioeconómicas que eso supone.

La científica ha señalado además la ausencia de referentes femeninos científicos en los libros de texto y en los medios de comunicación. "Se sigue percibiendo una desigualdad flagrante", ha manifestado Gloria Brea, quien ha incidido en la necesidad de trabajar mucho más para combatir los estereotipos y revertir la situación.

"CAMPEONES" Y "PRINCESAS"

Rocío Ibarra Arias es divulgadora científica y cofundadora de la Asociación de Periodistas por la Igualdad, y coincide en que los estereotipos y los sesgos, aunque muchas veces son inconscientes, están presentes desde la niñez y perduran durante todas las etapas educativas hasta la universidad, y advierte por ejemplo que en los libros de texto la presencia de la mujer en ciencia es del 5 por ciento y en tecnología menos del 1 por ciento; "¿Cómo va a ser una niña algo que no ve?".

Estereotipos, sesgos y brecha de género que, según Rocío Ibarra, se reproducen por ejemplo en sectores como el de la programación, cuando todos los asistentes virtuales tienen nombre de mujer y se han diseñado para ser vistos como femeninos.

Pero en declaraciones a EFE se confiesa "irremediablemente optimista" porque la sociedad no se puede permitir perder "la mitad del talento", y porque aunque el problema es "profundo e incluso cultural" se observa ya que "las mentalidades van cambiando poco a poco".

Para lograrlo, las científicas, pero también los informes y las iniciativas impulsadas por las administraciones públicas, abogan por políticas activas, por facilitar el acceso de las mujeres a los puestos de mayor responsabilidad, por tener en cuenta las bajas maternales a la hora de evaluar los currículos y por los protocolos de "buenas prácticas" a favor de la igualdad en los centros de investigación.

Y conseguir así dar visibilidad a la labor de las científicas y las tecnólogas para que las niñas tengan nuevos referentes, rechazar que hay profesiones y oficios propios de hombres o de mujeres, y desterrar desde el primer día que ellos han nacido para ser campeones y ellas para ser princesas.