La expresión «el libro es mejor que la película» es de sobra conocida. Pero, ¿qué ocurre con el videojuego? Las desarrolladoras no dudan en adaptar una novela a formato de aventura digital, con mayor o menor acierto, para que el jugador pueda vivir las aventuras de sus sagas favoritas y de paso hacer caja aprovechando el éxito de la obra. El último caso ha sido la versión para consolas de última generación y PC del best seller de Ken Follet, Los Pilares de la Tierra, a finales de agosto. A continuación puedes ver siete juegos cuyo origen fueron las páginas de un manuscrito.

Assassin’s Creed’

La saga de videojuegos más reconocida de Ubisoft vende millones de copias con cada entrega que lanza anualmente, tiene un amplio catálogo de merchandising entre los que destaca figuras de coleccionismo, ropa y libros, por no olvidar de su adaptación a la gran pantalla el año pasado. Para conocer el origen de esta franquicia tan lucrativa hay que remontarse a 1938 con la novela de Vladimir Bartol, Alamut. Esta obra literaria se ambienta en el siglo XI cerca de Teherán, en la fortaleza que da nombre al libro. Este enclave estaba controlado por Hassan-i Sabbath y sus Hassassins, quienes obedecían con una fe ciega los encargos de su líder después de ser sometidos a un entrenamiento que llevaba a los hombres al límite de la resistencia física y mental.

Saltos desde lugares elevados o sacrificios sin importar su integridad con tal de demostrar su compromiso con el credo son algunos de los elementos que incorpora la novela y que los jugadores de la saga Assassin’s Creed reconocerán. De hecho, la máxima de la Hermandad de Asesinos en el videojuego, «Nada es verdad, todo está permitido», está sacada casi literalmente del lema del libro, «Nada es una absoluta realidad, todo está permitido».

Drácula Resurrection

Si Bram Stoker hubiera sabido qué legado le iban a dar a su obra por antonomasia en el mundo de los videojuegos probablemente se habría clavado una estaca. Drácula Resurrection es uno de los cientos de ejemplos de juego que se lanza para intentar ganar beneficios a costa de un producto, generalmente libro o película, pero que debería de haberse quedado en la mente del desarrollador. Esta aventura tenía lugar siete años después de los hechos acontecidos en la novela. Mina Harker abandonaba Londres con dirección al castillo de Transilvania debido a que hay algo dentro de ella que la incita a volver a encontrarse con el famoso vampiro. El jugador controlaba a Jonathan Harker, protagonista del libro, para ir tras los pasos de su esposa en un intento de salvarla de nuevo de los colmillos de Drácula. La historia era lo único que podía salvarse de un juego que destacaba por su sencillez, su escasa duración y eternos tiempos de carga entre pantallas.

‘El Código Da Vinci’

Dan Brown sacará su nuevo libro, Origen, en octubre. Sin embargo la obra por la que será siempre recordado, debido al éxito y polémica que rodeó al escrito, será El Código Da Vinci. De este manuscrito se ha hecho película, trabajos de investigación, innumerables estudios complementarios y videojuego, este último en un intento de hacer que el jugador viviera de forma digital la novela. Otra cosa es que el resultado fuera decente. El juego era simplemente la trama de El Código Da Vinci. El jugador se ponía en la piel de Robert Langdon, un experto en simbología, que es llamado por un asesinato en el Museo del Louvre de París. La víctima, antes de fallecer, escribió el nombre del protagonista, algo que le convierte en el principal sospechoso. Sophie Neveu, experta en criptogramas y nieta de la víctima, ayudaba a Langdon a escapar e investigaban las pistas para esclarecer los motivos del asesinato. Los descubrimientos les llevaban a la búsqueda del Santo Grial.

El único atractivo del juego era la posibilidad de resolver puzzles a cual más enrevesado (si es que al jugador le atraía este género). La prueba del escaso éxito del videojuego está en que, a pesar de que varias de las novelas de Brown han tenido su correspondiente adaptación cinematográfica, no se ha hecho lo propio con el videojuego.

‘Juego de Tronos’

«En el juego de tronos o ganas o mueres», de aburrimiento pensará más de un jugador. Recién acabada la séptima temporada de la serie de fantasía medieval por excelencia, sorprende el hecho de ver cómo una saga literaria tan exitosa tiene unos videojuegos que no le hacen justicia. Se ha intentado con títulos de estrategia como Game of Thrones: Origins o en forma de rol con Game of Thrones pero no hay manera. La adaptación de las luchas en Poniente de Daenerys Targaryen, Jon Nieve, Tyrion Lannister y los cientos de personajes amados y odiados a partes iguales por los fans nunca han llegado a buen puerto y dan ganas de mandar esos juegos al otro lado del Muro. El único título que se acerca a ser un producto decente es la versión desarrollada por Telltale Games. El jugador era llevado a los hechos entre la tercera y cuarta temporada de la serie para vivir las aventuras de la casa Forrester mientras se interactuaba con caras conocidas de la saga. El problema: la calidad de la trama decrecía conforme se llegaba al final.

‘Metro 2033’

Los mundos post-apocalípticos son una ambientación que no pasan de moda tanto en la literatura como en el videojuego. El motivo es que al consumidor le atrae la idea de ver cómo se las apañan los protagonistas después de que una catástrofe a nivel planetaria acabe con el estilo de vida conocido. La saga de videojuegos Metro nació de las líneas del autor ruso Dmitry Glujoski de cuya imaginación surgió una sociedad obligada a vivir en el metro de Moscú después de que un holocausto nuclear devastara la superficie. Cada estación hacía las veces de una nación y las intrigas políticas se alternaban con la supervivencia y lucha frente a humanos de la superficie que, a causa de la radioactividad, habían desarrollado mutaciones. El éxito de la novela llevó 4A Games a adaptar el manuscrito y continuar la saga a través de una favorable trilogía de acción en primera persona cuya última entrega, Metro Exodus, se espera para 2018.

‘Sherlock Holmes’

En la literatura hay nombres inmortales, tanto autores como los personajes que éstos crearon. Uno de ellos es el considerado como ‘mejor detective del mundo’, Sherlock Holmes, el inquilino del 221B de Baker Street que con su mente analítica y la ciencia de la deducción era capaz de resolver los casos más intrincados. Sir Arthur Conan Doyle creó un personaje que muchas desarrolladoras no han dudado en utilizar para ampliar el legado de Holmes. A lo largo de los último 25 años, el primer juego (Los archivos secretos de Sherlock Holmes: El caso del escalpelo mellado) se lanzó en 1992, el detective junto con su fiel Watson se han enfrentado a figuras sacadas también de la literatura como Arséne Lupin, el ladrón de guante blanco, el enigmático Jack El Destripador o resuelto casos que implicaban a la familia real británica. Todos estos juegos se han caracterizado por tres aspectos jugables comunes: la búsqueda de pistas, resolución de puzzles y la elaboración de deducciones para llevar al culpable ante la justicia.

‘The Witcher’

Andrzej Sapkowski todavía está arrepintiéndose del mal negocio que hizo cuando se le ocurrió vender los derechos de la ‘saga de Geralt de Rivia’ a la desarrolladora CD Projekt RED solamente por $9.500 y sin derecho alguno a un porcentaje de beneficios. El autor nunca pensó que esa franquicia, compuesta por ocho libros y que seguía las aventuras de fantasía medieval de un brujo y cazador de monstruos, pudiera dar beneficios en el sector de los videojuegos. Vaya si se equivocó. Solamente la tercera entrega, la más exitosa de la trilogía, titulada The Witcher 3: Wild Hunt ha ganado desde que se puso a la venta en 2015 la friolera de 800 premios. Varias veces ha logrado el galardón de Juego del Año o Mejor Juego de Rol y de paso convertir a su desarrolladora en una de las más famosas del sector. Las claves de su éxito están en un enorme mundo abierto, gráficamente espectacular, que promete decenas de horas de diversión ya sea siguiendo la historia principal o completando las cientos de actividades extra añadidas. A estos videojuegos hay que añadir las adaptaciones de sagas literarias como Harry Potter o El Señor de los Anillos. Tampoco hay que olvidarse de Bloodborne, el juego exclusivo de PlayStation 4 toma prestados elementos de terror de Lovecraft, mientras que la Divina Comedia ha sido convertida en el videojuego Dante’s Inferno. En esta ocasión el poeta se convertía un caballero de las Cruzadas que debía descender al infierno para salvar a su prometida Beatriz. Como puede verse, los videojuegos no son solamente un producto cultual más sino que conviven perfectamente con otras ramas del sector de ocio como es la literatura, permitiendo al usuario seguir disfrutando de esas aventuras nacidas de su imaginación