Un viaje interactivo a los sueños de las máquinas

Quantic Dream vuelve a mezclar cine y videojuego con ‘Detroit Become Human’, un título exclusivo de PlayStation 4 sobre el futuro próximo y donde las decisiones del jugador marcan el destino de androides y humanos

13 jun 2018 / 10:08 h - Actualizado: 13 jun 2018 / 10:55 h.
"Videojuegos"
  • Androides capaces de sentir se mezclan con humanos sin empatía en ‘Detroit Become Human’.
    Androides capaces de sentir se mezclan con humanos sin empatía en ‘Detroit Become Human’.
  • La tabla de flujo permite ver y acceder a los distintos caminos que faltan por explorar.
    La tabla de flujo permite ver y acceder a los distintos caminos que faltan por explorar.
  • La captura de movimientos es la técnica empleada para la recreación de los personajes.
    La captura de movimientos es la técnica empleada para la recreación de los personajes.
  • En ocasiones habrá que reconstruir escenas del pasado o prever los resultados de acciones futuras.
    En ocasiones habrá que reconstruir escenas del pasado o prever los resultados de acciones futuras.

La línea que separa el cine de los videojuegos es difusa. La capacidad de contar historias en el ocio interactivo sumado a la calidad gráfica con la que se muestran las escenas ante el jugador provocan inevitablemente que se deba hablar de un término medio, la película interactiva. Un tipo de juego que ya está tardando en convertirse en un género propio y en el que destaca una desarrolladora, Quantic Dream. El motivo: saltar a la comba entre estas dos formas de entretenimiento para ofrecer propuestas cuya trama siempre hacen al jugador pensar, están diseñadas para emocionar y hacen que la jugabilidad quede en un segundo plano.

En una era en la que parece que deben primar videojuegos con una jugabilidad muy elaborada también destacan aquellos basados en Elige tu propia aventura, en los que las decisiones del jugador marcan el rumbo de la historia. Son juegos exitosos en los últimos años como Life is Strange o Until Dawn los que han seguido esta máxima y han conseguido cautivar al público por el simple hecho de llegarles gracias a su historia a lo más hondo y provocar un efecto emocional con sus personajes y los hechos que vivía el jugador a través de ellos. Quantic Dream sabe bien esto. Con Heavy Rain presentó la angustiosa búsqueda de un padre cuyo hijo había sido secuestrado para, años más tarde, ofrecer su propio punto de vista sobre el más allá y que hay después de la muerte con Beyond: Dos Almas, dos juegos de temáticas muy diferentes pero capaces de provocar muchas emociones. Ahora es el turno de Detroit: Become Human un título que supera a sus predecesores en todos sus aspectos hasta el punto de poder ser considerada obra maestra de este género.

Tres máquinas muy humanas

Detroit: Become Human traslada al jugador al año 2038 y a la ciudad que tiene por nombre el juego para presentarle una sociedad en la que los androides están integrados en la sociedad como complemento perfecto. Esta inteligencia artificial puede ser el mejor ayudante de los quehaceres domésticos, realizar tareas como barrenderos, dependientes en las tiendas e incluso ser diseñados para ser un amigo e incluso objeto sexual. El problema es que tal efectividad ha hecho que muchas personas hayan perdido su puesto de trabajo, además de existir una distinción entre aquellos que pueden permitirse esta tecnología y las clases bajas sin recursos siquiera para poder mantener su casa. Para complicar aún más la situación han surgido androides que han sido capaces de romper su programación y desarrollar sentimientos como amor, felicidad, anhelos e ira. Son los divergentes, quienes buscan su lugar en el mundo y que se les reconozca su libertad y sus derechos como ciudadanos.

En este contexto al usuario se le presenta a tres androides protagonistas quienes mostrarán el conflicto de este futuro cercano desde su propio punto de vista. Por un lado está Kara, una androide comprada como criada de una familia en los barrios bajos que al ver como el padre agrede a su hija, Alice, decide escapar con ella. Markus en cambio, al ver cómo muere su dueño y es llevado a un desguace de androides, se rebela contra su programación de obediencia y se pone al mando de un grupo de divergentes para iniciar una revolución en favor de los derechos de las máquinas. Finalmente Connor es un androide de máximo nivel diseñado por la empresa pionera en el sector de la robótica con un objetivo resolver una investigación policial en la que se han producido una serie de asesinatos y cuyos autores son inteligencia artificial. De esta forma se puede ver el juego desde tres puntos de vista: el punto humano a través de Connor con el orden como regla, al contrario que Markus quien representa el desorden y la alteración de la norma establecida, y en medio Kara con una relación más intima y sentimental con la humanidad.

Tanto estos tres personajes principales como los más de 300 que aparecen a lo largo de toda la historia se han recreado de forma digital gracias a la técnica de la captura de movimientos. El resultado es poder ver unos personajes prácticamente idénticos a sus homólogos de carne y hueso, lo cual es una muestra más del realismo que otorga Quantic Dream a sus juegos.

Decisiones para el futuro

La jugabilidad de Detroit: Become Human es muy similar a la vista en otros juegos de esta desarrolladora. Existe una libertad de movimientos limitada pero que permite explorar el entorno en busca de pistas e interactuar con otros personajes. También cabe la opción de escanear el escenario de forma que la pantalla pasa a ser en blanco y negro y se resaltan aquellos objetos o personajes con los que se pueda interactuar. En este punto, se llega a aprovechar todas las opciones que ofrece el mando: hay ocasiones en las que se debe mover el stick de una determinada forma para usar un accesorio así como los botones e incluso el panel táctil. Las conversaciones con otros personajes desbloquean igualmente caminos en la historia debido a la variedad de respuestas de entre las que hay que escoger. Esto al mismo tiempo hace que incremente o disminuye la afinidad y tenga repercusiones en el futuro, al igual que los Quick Time Events, es decir, las situaciones en las que hay que pulsar frenéticamente en el mando los iconos que salen en la pantalla. De fallarlos pueden llevar a una escena diferente.

El apartado jugable también destaca por un lado la reconstrucción de escenas. En estos momentos del juego, el androide de turno, debe recopilar pistas que le permitan saber qué ha ocurrido en un determinado lugar. Para ello hay una línea de tiempo que puede avanzar o retroceder como si de un vídeo se tratase para encontrar las claves que le permitan avanzar en la investigación. Conforme más pistas se hallen, más posibilidades hay de desbloquear conversaciones y nuevos caminos en la historia. No solamente hay que analizar el pasado, también el futuro. En determinadas situaciones el personaje se queda parado, para mostrar distintas vías de acción y sus resultados de forma que el usuario deba escoger la mejor opción para, por ejemplo, escapar de unos perseguidores o atrapar a un objetivo.

Sin importar las acciones que se tomen a lo largo del juego, cada decisión queda registrada y contabilizada al final de cada escena en las que se divide la historia. Como novedad, Quantic Dream ha introducido la denominada tabla de flujos, un esquema que representa no solamente el camino que ha tomado el jugador sino aquellos que aún le faltan por recorrer. También cabe la posibilidad de volver exactamente a una decisión en concreto para elegir una opción diferente para ver cómo cambiaría la historia sin la necesidad de tener que empezar una nueva partida.

Tampoco faltan en esta película interactiva los coleccionables. Éstos se representan en forma de revistas digitales que sirven para que el jugador se haga una idea del impacto que tiene la presencia de los androides en distintos ámbitos de la sociedad. Además su recolección permite obtener puntos que, sumados a los logrados conforme se van superando escenas del juego, permiten desbloquear en el menú principal galerías de ilustraciones, la banda sonora y vídeos sobre el proceso de desarrollo de Detroit: Become Human.

Finalmente, aspectos técnicos como la iluminación, las sombras, la gran cantidad de detalles en personajes y escenarios sumados a una maravillosa banda sonora componen un puzzle en el que cada pieza no está escogida al azar y hacen de esta una obra maestra.

Conclusiones

En definitiva, Detroit: Become Human es una obra maestra en la categoría de videojuegos basados en las elecciones del jugador. Quantic Dream diseña un futuro altamente posible para presentar una historia que aborda multitud de temas de actualidad como la violencia doméstica, el miedo y desprecio ante aquellos que son diferentes y las ansias de libertad y obtención de derechos civiles. Con una jugabilidad marca de la casa y unos gráficos realistas, este juego logra emocionar y cautivar al espectador ante los hechos vividos en la pantalla hasta el punto de hacerle reflexionar sobre su propio rumbo. Al fin y al cabo, a diferencia de este tipo de videojuegos, el usuario solamente tiene un camino que forja a través de unas acciones que no puede rectificar.