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85.000 parados y sin programas de empleo

Recortes, falta de coordinación y un déficit estructural bloquean los principales programas

el 07 abr 2012 / 18:43 h.

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Si sumanos a los recortes de todas las administraciones la falta de coordinación entre instituciones, los periodos de transición entre uno y otro gobierno y un déficit estructural del Ayuntamiento, el resultado es el escenario que se presenta en los programas destinados a la formación de desempleados y a la orientación laboral en Sevilla. Desde esta semana, y al menos hasta después del verano, la práctica totalidad de los programas que tienen al Ayuntamiento como promotor estarán cerrados. El problema ya no sólo afecta a las escuelas taller y talleres de empleo, y a sus doscientos alumnos potenciales; sino también al otro gran eje en torno al que se articulaban las políticas de empleo municipales: el programa de orientación y formación laboral Redes, cuyas cinco oficinas están cerradas, abrirán sólo con siete trabajadores en mayo y no empezarán a tener servicio público para sus más de mil beneficiarios hasta bien avanzado el mes de septiembre, una vez que entren los trabajadores que han sobrevivido a los recortes.

 

Decía el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, que no se podían mantener los programas de políticas activas de empleo sólo por su nombre y que su efectividad era limitada. Era una forma de justificar que se centraran en estos proyectos buena parte de los recortes en materia de gastos del Gobierno central para cumplir el objetivo de déficit.

Trasladado ese discurso a la situación de la ciudad de Sevilla, querría decir que las escuelas taller en las que se han formado, con una remuneración, decenas de vecinos de Torreblanca, Cerro-Amate, Polígono Sur o San Pablo durante los últimos años no son una política de empleo efectiva. O que las prácticas y la orientación de las oficinas del programa Redes por las que pasan más de mil personas al año no tienen rendimiento alguno en el mercado de trabajo. Pero si esto fuera así, ¿por qué el actual presidente de la Federación Española de Municipios y Provincias dedicó a una escuela taller una de sus primeras visitas como regidor de Sevilla y convirtió hace sólo unos días en un gran acto de promoción del empleo la clausura de la convocatoria plurianual del proyecto Redes que se cierra de forma definitiva hoy? O remontándonos unos años atrás: ¿Por qué el PP denunciaba, y con razón, cada problema de gestión en estos programas de empleo que frenó su ejecución durante meses alertando de que la ciudad en plena crisis no podía permitirse esos lujos?

Simplemente porque, gobierne quien gobierne, no deben ser programas prescindibles. Y paradójicamente, con crisis y con las cifras más altas de desempleo se han convertido en una víctima fácil de los recortes. Y el punto de partida es un déficit heredado, una deficiencia que se ha arrastrado durante años. El Ayuntamiento no ha generado ni en tiempos de bonanza ni en tiempos de crisis una estructura propia de recursos y de presupuesto destinada a la formación de desempleados o la orientación laboral. Se ha dedicado a sobrevivir a base de subvenciones, y a mantener una plantilla sin estabilidad ni continuidad alguna con sus puestos supeditados a los fondos que vengan de otras administraciones. En el año de los recortes, esa precariedad se ha convertido en una situación insostenible hasta el punto de Sevilla se queda sin programas de formación promovidos por el Consistorio, y prácticamente sin personal dedicado de forma continua a esta labor. Y los pocos que queden, además, se quedarán fuera del convenio del Ayuntamiento y por tanto con unas condiciones de trabajo -ingresos y horarios- muy empeoradas.

Afirmaba hace apenas unas semanas Juan Ignacio Zoido que "la creación de empleo es la prioridad del gobierno". El mismo mensaje que lanza cualquier dirigente político. Pero las palabras deben convertirse en hechos. Y la realidad es que una ciudad que alcanzó en febrero los 85.493 desempleados -dos mil más que un mes antes y 6.000 más que en el mismo mes de 2011- no tiene programas de formación para sus barrios más desfavorecidos que sirvan como estrategia de empleo a medio y largo plazo. Y en el corto plazo, la situación es aún peor. Las administraciones públicas son los principales agentes y promotores para la ciudad. Y ya no se trata sólo de que el Gobierno central haya recortado al máximo el gasto en la provincia y en la capital, sino que el Ayuntamiento se ha asfixiado aún más con el nuevo plan de ajuste para pagar a los proveedores hasta el punto de que durante los próximos años tiene más próximo el papel de destructor de empleos que el de generador de trabajo.

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