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Al chiringuito, como cada verano

La amenaza de cierre y reforma planteada hace un año por Costas afecta finalmente a apenas 60 de los más de 900 establecimientos de las playas andaluzas.

el 15 may 2010 / 19:20 h.

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El chinriguito Eduardo, toda una institución en Chipiona, tuvo que ser derribado y trasladado para adaptarse a la ley.
Hace justo un año saltaba la polémica: el Ministerio de Medio Ambiente , en su empeño por aplicar a rajatabla la Ley de Costas, amenazaba con tirar o retirar las licencias a todos aquellos chiringuitos que estuviesen sobre la arena de la playa, que excediesen el tamaño máximo o que abriesen más allá del calendario legal de verano. Pasado este tiempo, después de polémicas políticas de alto voltaje, encendidas declaraciones del sector y temor manifiesto entre los veraneantes, todo sigue prácticamente igual.

 

El modelo de sol, playa y chiringuito se podrá seguir disfrutando este verano en Andalucía, ya que de los 903 restaurantes catalogados por el Gobierno central en la comunidad, el 90% entran dentro de la legalidad o "están enmendando ya sus irregularidades". Sólo el 10% restante -unos 60 bares-, están aún a la espera de ajustarse a la norma.

Los datos aportados por el ministerio que comanda Elena Espinosa constatan que el verano será "tan normal como el pasado" porque los establecimientos andaluces "tienen de partida un buen nivel de cumplimiento de la norma y de adecuación de instalaciones" que ha convertido en "excepción" el cierre y el derribo. Medio Ambiente sostiene que ha encontrado una "cordial colaboración" con los ayuntamientos en los que se ubicaban los bares más problemáticos y así se han desbloqueado "la mayoría de casos complejos". En lo que va de mes se han dado permisos por esta vía negociada a 12 chiringuitos en los municipios malagueños de Casares, Algarrobo y Málaga capital -sólo la Costa del Sol concentra las tres cuartas partes de los restaurantes de este tipo de la comunidad-.

Es precisamente en esta provincia donde, "a excepción de un par de casos o tres", se concentran los problemas, ya que sólo hace un año el 64% de las instalaciones de su costa incumplían la norma, en su mayoría por superar las dimensiones permitidas, por no tener licencia renovada o por no haberla tenido nunca.

El sector, según informa Norberto Castillo, presidente de los empresarios de playa en Andalucía, genera en la comunidad 40.000 empleos (el 88% de los 45.000 registrados por el Gobierno en todo el litoral español), es el sustento de 4.000 empresarios y cada año factura unos 500 millones de euros. De ahí que hasta el presidente de la Junta, José Antonio Griñán, se implicase de lleno el pasado junio en la pelea por preservar los chiringuitos, hasta el punto de reclamarle al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, que le traspasase las competencias sobre ellos para apoyar y dinamizar este sector "singular y prioritario" para el turismo andaluz. Lo hizo en la primera entrevista que mantuvieron ambos mandatarios tras el desembarco de Griñán en la Casa Rosa y consiguió un sí de Zapatero que, sin embargo, aún no se ha concretado, pese a que la Junta prometió por activa y por pasiva que el traspaso se efectuaría en el primer trimestre de este año; este paso está recogido además en el artículo 56.6 del Estatuto, dentro de las competencias del litoral.

Si no hay transferencia, si la Junta no ha allanado el camino para los chiringuitos, si el Gobierno sigue aplicando la Ley de Costas, ¿por qué no se ha producido la catástrofe que se anunciaba, con la ruina total y la erradicación de este modelo clásico de veraneo? Medio Ambiente reconoce que, más allá del "cumplimiento generalizado" de los hosteleros, es clave el paso atrás que dio en sus pretensiones de erradicar todos los bares que estuviesen en la arena. "En función de la orografía un chiringuito podrá estar en la arena o fuera. La ley dice que preferentemente se ubicarán fuera. Preferentemente. Si es imposible seguirán en la arena. Queremos hacer compatible que el paisano que quiera tomarse una cervecita en la playa la tome en el chiringo y que la gente tenga espacio para la toalla, que eso es de todos", fueron las palabras de Juan Carlos Martín Fragueiro, secretario general del Mar, para tratar de explicar su cambio de opinión.

Aunque los empresarios sostienen que no se sienten "incómodos" dentro de la ley, tras esta rebaja en las pretensiones iniciales, piden al Gobierno "un esfuerzo extra" para que no cuenten como superficie los sótanos y los aseos de los chiringuitos, "porque no son parte en sí del negocio", y son el principal incumplimiento al que se enfrentan.

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