El estadio de los Juegos del Mediterráneo quedó rendido ayer al Sevilla. Por varias razones. Alguno echaba aún el último bostezo cuando el medio millar de hinchas nervionenses presentes en Almería empezaba el enésimo recital sevillista lejos de Nervión. Entre residentes en la otra punta de Andalucía y fieles acompañantes, el Sevilla se vio arropado por más de 500 aficionados que no dejaron de animar. Por otro lado, el equipo de Unai ganó a los locales cuando le dio la gana. Una evidencia de superioridad: dejó ilusionarse al Almería con sacar el partido adelante y, cuando más confiado se hallaban los de JIM, dos zarpazos y tres puntos más para la buchaca. No quedaba otra que aplaudir a uno de los mejores Sevilla de toda la historia, aunque no sea el más bonito, todo sea dicho. Conviene recordar por enésima vez la importante diferencia en el fútbol entre jugar bien y jugar bonito. Triunfan aquellos equipos que hacen lo primero. Si encima lo haces de forma agradable para el espectador, mejor. Pero lo importante es lo primero. Y eso se traduce en un verbo: ganar. Este Sevilla no se cansa de hacerlo y arroja unos datos asombrosos. Lleva un ritmo de récord: 36 puntos en 17 jornadas 2,11 por partido. Lo que, traducido a 38 encuentros, una Liga completa, arroja una proyección de 80 puntos al final del campeonato. Una auténtica barbaridad que hace que el Sevilla de Unai Emeryesté en disposición de batir su mejor primera vuelta de la historia. De momento es la de la temporada 1950-51 31 puntos en 15 jornadas, curso que casi acaba en la segunda Liga para los de Nervión, que la perdieron en un polémico empate contra el Atlético de Madrid que desató un auténtico escándalo. El promedio de aquel Sevilla de Arza, Campanal, Busto, Antúnez o Araújo, entre otros, era de 2,06. El actual Sevilla, ganando uno de los dos partidos que le quedan para llegar al ecuador Málaga en casa y Valencia fuera no igualaría el ritmo de 1951, pero sí superaría la puntuación de las campañas 2006-07 y 2008-09, 38. Ganando los dos o venciendo uno y empatando el otro, el Sevilla de Emery sí sería indiscutiblemente el mejor de la historia en una primera vuelta. Casi ná. El Juegos del Mediterráneo también fue escenario de un extraño Sevilla en el que Aleix Vidal era lateral derecho y Coke, de profesión lateral diestro, actuaba de mediocentro. En condiciones normales podía haberse interpretado como un grito a la dirección deportiva pidiendo fichajes. Analizando la trayectoria de Unai y algunos otros experimentos pasados Iborra de delantero, Diogo de lateral zurdo, Maduro de lateral en el Valencia... cabe cualquier tipo de interpretación. Ayer curiosamente fueron el centrocampista Coke y el olvidado Iborra quienes dieron dos magníficos puntos a Emery. Goles desde el mediocentro, la posición que genera debate sobre fichajes. Es curioso el idilio de Iborra con el verbo ganar y el hecho de que convenza muy poco a su entrenador, que ahora sí lo usará más por la baja de Mbia. Al fin y al cabo, un Sevilla de récord. Y eso es lo que importa.