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Amos del futbol

Xabi Alonso demostró que a la calidad de su fútbol une una capacidad pulmonar casi sobrehumana. Lo dejó ver anoche y lo exhibe en el Real Madrid. 

el 23 jun 2012 / 22:18 h.

España jugó frente a Francia un buen partido, con un Xabi Alonso colosal, autor de los dos goles y permanentemente presente en ambas áreas. Xabi Alonso demostró que a la calidad de su fútbol une una capacidad pulmonar casi sobrehumana. Lo dejó ver anoche y lo exhibe en el Real Madrid, donde es el eslabón que da coherencia al juego de todo el equipo de José Mourinho. Xabi Alonso, anoche, tan pronto metió un pie para frenar un balón en el área propia, como dio pases de tiralíneas o remató de cabeza con la maldad de un ariete en la acción del primer gol de España.

La Roja, sobre todo en el primer tiempo, practicó un fútbol de tiqui-taca, de toque, de pases, de posesión, que es lo suyo, fue el fútbol característico de la selección española, que ya casi suena como una sinfonía, como música, a cuya fiesta no estuvo invitada la escuadra francesa, que persiguió sombras desesperadamente por el césped. Fue, en definitiva, un baile entre la bella y la bestia, es decir, entre Sara Carbonero y Ribéry, la una en la banda con el micrófono en la mano y el otro sobre el césped.

La selección francesa ha perdido su identidad. Es como si esta escuadra se hubiese diluido tras el cabezazo de Zidane a Materazzi en la final del Mundial de 2006, por marcar cronológicamente el inicio de su decadencia. Se trata de un conjunto que se ha quedado sin referentes futbolísticos y que apela constantemente a la bronca interna.

El anterior seleccionador, Raymond Doménech, sufrió un motín de sus jugadores en el Mundial de Suráfrica y a Laurent Blanc se le sublevó el equipo tras la inesperada derrota del pasado martes en la fase de grupos frente a Suecia. Francia es una selección vulgar. Benzema, por ejemplo, recordó anoche al jugador frío, apático y ausente de sus primeros pasos en el Real Madrid.

La Roja fue casi siempre dueña absoluta del partido. Dio la impresión de tenerlo todo bajo control, incluso cuando mediada la segunda parte los españoles parecieron tocados por una evidente y sorprendente falta de intensidad. Era el momento en el que Francia debió dar el salto, pero ya no tenía oxígeno. De modo que los temidos cuartos de otras épocas quedaron superados. España presenta en esta Eurocopa el decidido perfil del campeón.

No sólo es un gran conjunto en sí mismo, sino que empequeñece al rival. Porque el fútbol de la Roja es fiel a una idea y cuenta con los jugadores idóneos para llevarla a cabo: la mejor generación de futbolistas españoles de la historia. Todo salió anoche según lo previsto. Y en la lejana Ucrania, la tierra de los viejos zares y del petróleo, en las gradas del Donbar Arena, dicen que el mejor estadio del mundo, se escuchó varias veces, a ritmo de Manolo Escobar, el "qué viva España", donde no llega el horror de la prima de riesgo sino el lema que preside el autobús de España: "Un motivo para vivir, una razón para soñar".

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