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Andalucía de los olvidos

¿Sabía usted que las maquetas de la Andalucía de los Niños se pueden visitar? Lo malo es que nadie lo hace. Si esto sigue así, al final las quitarán.

el 16 jun 2010 / 14:32 h.

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Hasta la maqueta de Andalucía está en crisis. Primero la llamaron Andalucía de los Niños. Lucía entonces espléndida y feliz en todas las revistas. El público hacía colas para verla. Pero pasó el 92 y se murió ese género artístico conocido como Las Cosas de la Expo. Aquella estrella acostumbrada al aplauso, a los flashes y a esa universalidad en la que la habían educado desde chica se casó con la mentalidad provinciana, creyendo que sería buen partido por tratarse de familia de mucho dinero. Cambió su nombre de soltera por el de Balcón de Andalucía, se le acabó el salir, se le acabaron las fiestas, dejó de recibir. Y ahí está ahora: avejentada, encerrada, sola, rodeada de botellas vacías como una vieja artista malquerida para la que ya no se escribieran papeles. La razón: el público le retiró su apoyo. No será porque Isla Mágica, la cuidadora de esas preciosidades, no lo intente: le colocó hasta una pasarela sobre la avenida para que los visitantes del parque entrasen a verla. Hay tres especialistas en maquetas dedicados a reponer y reparar piezas (como la Alhambra, que se quemó por culpa de un foco). Un jardinero cuida los bonsáis. Aquello está a disposición de los colegios para que hagan visitas culturales. ¿Sabe usted cuánta gente va a ver esto? Nadie.

Responsables de Isla Mágica decían ayer que al público lo que le apetece cuando llega es la montaña rusa, la agüíta y todo eso. Que a nadie le interesa pasearse al solazo para ver los monumentos andaluces en miniatura. Que lo suyo sería que se llevasen esas construcciones al Alamillo, a la sombra de los árboles, como se habló hace un tiempo. Dentro de unos meses, el recinto volverá de depender de su dueña, la Dirección General de Patrimonio de la Junta de Andalucía. Lo que vaya a hacer allí se ignora. La idea de trasladarlo todo al Alamillo no está ni mucho menos descartada.

Así está ahora Andalucía de los Niños, viuda de Balcón. Desde la calle no hay forma apenas de adivinarla, por más que uno se asome a esa hectárea intentando que la mirada serpentee por entre los hierros y aparte las ramas: planchas verdosas de chapa coronadas por zarpas disuasorias; rejas que hacen de telaraña de inmundicias; ramas bravuconas apuntando hacia la acera como lanzas; fronda tupida tras el vallado. Sólo desde la ventanilla del C2 se alcanza a echar un vistazo afeado por los tembleques. Pero allí abajo, en el cerramiento, quedan expeditos algunos resquicios por los que se atisban retazos sueltos de su antigua grandeza. La Alhambra, en su colina de la Sabika, arrebata la primera mirada. Pueblecitos blancos asoman a lo lejos, tras un pastizal auténtico que crea la ficción de los campos dorados al atardecer. La vista, ayudada en esta sugestión por el hecho de tener uno los párpados entrecerrados en la pesquisa, perpetra el engaño: aquello se hace tan real a los ojos que uno espera ver, alzando el vuelo desde almenas, tendidos y campanarios, bandadas de zorzales a escala.

Toca ir a visitarla, aunque sea con sombrilla y cantimplora. De lo que hagan los sevillanos ahora depende su futuro.

De utilidad:

Qué: Andalucía de los Niños o Balcón de Andalucía, conjunto de unos 70 lugares representativos de las provincias andaluzas en maquetas a escala 1:33.

Dónde: En la Avenida José de Gálvez, junto al Teatro Central y frente a Isla Mágica, que tiene su custodia. 

Cómo: Sobre la hectárea que ocupa esta obra aparecen los monumentos y lugares más representativos de Andalucía: la Catedral con la Giralda, el faro de Chipiona, Puerta de Tierra, la Mezquita, el circuito de Jerez, Itálica, el Tajo de Ronda, un pueblo almeriense del Oeste, El Rocío, La Alpujarra...

Cuándo: Visítela cuando vaya a Isla Mágica. Pregunte en el Área de Atención al Visitante y lo guiarán por allí. Los centros docentes pueden solicitar visitas llamando a Isla Mágica.

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