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Andalucía está aviada

También es mal bajío que la semana en que el ministro de Fomento José Blanco trae de a visita los expertos en transportes de la administración de Barack Obama, una tormenta nos deje 41 horas sin AVE entre Madrid y Andalucía...

el 16 sep 2009 / 07:14 h.

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También es mal bajío que la semana en que el ministro de Fomento José Blanco trae de a visita los expertos en transportes de la administración de Barack Obama, una tormenta nos deje 41 horas sin AVE entre Madrid y Andalucía. Casi lo mismo que si organizáramos una Exposición Universal y en vísperas se nos quemara uno de sus pabellones emblemáticos.

Y aunque estadísticamente el acrónimo de la Alta Velocidad Española no tiene nada que ver con la palabra avería, pareciera que alguien le estuviese metiendo el sangangui a Andalucía que debiera reclamar de nuevo el monopolio del comercio con las Indias aunque sólo fuera para traernos un babalao o a algún santero que nos librara del maleficio. Nadie se extrañe que la próxima vez que el presidente de EEUU miente a Córdoba, salgan a subasta otras cuantas vigas de la Mezquita en Sotheby´s.

Sin embargo, lo que sigue provocando yuyu es que los terratenientes oficiales del patriotismo parezcan alegrarse tanto de que cualquier cosa le salga mal al gobierno de ZP, por más que a la postre también le salga mal a España entera. ¿A qué viene, a estas alturas, todavía esa querencia de denostar el AVE como símbolo ancestral del felipismo? Sería lo mismo que si los demócratas se metieran con la Seguridad Social porque la inventara Franco. Por muchas conferencias que Aznar imparta en Georgestown, cuando algo funciona, funciona; con independencia de quien lo aprobase.

Y si eso ocurre a escala estatal, ¿qué no decir de esa Andalucía que sigue sin hacer piña en torno a sus propios intereses? Lo que no quiere decir que haya que comulgar con ruedas de molino con lo que algunos llaman inopinadamente el régimen que viene ganando comicios desde 1982. Pero los andaluces a veces debiéramos ser catalanes y no poner a parir de un burro a quien venga a gestionarnos la Olimpiada o nos blanquee el urbanismo del Foro de las Culturas.

Aquí vamos más allá de las imprescindibles luces y taquígrafos que deben fiscalizar al poder, y nos sigue yendo la marcha del silicio. No sólo nos lo ponemos para recordarnos nuestros fiascos, desde las intolerables tasas de paro a nuestra economía en forma de tortuga o esa curiosa relación causa-efecto que hace que cada vez que hablemos de I+D+I pensemos en cursillos para técnicos en placas solares. También nos solemos apretar el cinturón de los pinchos para hacernos perdonar el pecado de nuestros éxitos. Aviados estamos. Y no sólo con el AVE

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