Manolo Sanlúcar, María Pagés y El Güito. / El Correo Año de elecciones, año de condecoraciones, cabría decir ante el chorreo de medallas del Gobierno. Tres solo para el flamenco, por cierto a tres artistas que ya deberían tener la Medalla al Mérito de las Bellas Artes desde hace años, aunque, como suele decirse, nunca es tarde si la dicha es buena. Manolo Sanlúcar, María Pagés y El Güito son tres instituciones del arte flamenco, reconocidos en el mundo entero desde hace décadas por su arte y por lo que han aportado al flamenco y a la cultura andaluza en general. Creo que no se daban tantas medallas desde 2011, año también de elecciones, luego la cosa está clara. Pero los artistas del flamenco son muy agradecidos y me consta que los tres están emocionados con este importante reconocimiento del Gobierno, el del 21% de IVA para la Cultura, el mismo que recorta como si los músicos vivieran del aire. Algunos ni siquiera de eso. Naturalmente, es una manera de reconocer el buen trabajo de estos tres grandes artistas, cada uno en su especialidad. Manolo Sanlúcar no es solo la gran figura viva de la guitarra flamenca, sino uno de los grandes músicos españoles del último medio siglo, como demuestra su obra, sin parangón en el flamenco y fuera de este arte. A diferencia de Paco de Lucía, Manolo no se ha limitado solo al escenario y a la producción discográfica, sino que ha sido y es un artista comprometido con el flamenco, con los nuevos valores, con la investigación, la dignificación y difusión del género en el mundo. Nadie merece más este reconocimiento que el hijo de Isidro Muñoz, el ya ausente guitarrista y panadero de Sanlúcar de Barrameda. La trianera María Pagés es quizás nuestra bailaora y coreógrafa más internacional, además de una trabajadora incansable que no para de crear y de abrir puertas para el flamenco en todo el mundo. Detrás de cada uno de sus montajes hay siempre un gran talento y mucho trabajo, de ahí que lleve décadas en la cúspide del baile. Y Eduardo Serrano El Güito, el único artista vivo del célebre Trío Madrid compuesto por Mario Maya y Carmen Mora, padres de la bailaora Belén Maya, es el gran maestro del baile puro que nos queda, el eterno clásico de la danza jonda, que ha hecho una obra de arte de la soleá, por señalar una de sus muchas aportaciones. Por tanto, tres premios indiscutibles, aunque siempre habré quien patalee de envidia. Los premios no hacen a los artistas, solo reconocen una labor de años y se crean para eso y para hacer justicia. Estas medallas le hacen justicia a estos tres grandes artistas, aunque sea año de elecciones. Esperemos que no les cobren el IVA.