Un incombustible del teatro. Máximo Malverde (Sevilla, 1944) le pone buena cara al mal tiempo aunque tenga que montar una tourné por decenas de pueblos de España con una obra cuyo montaje no precisa más que "una mesa y tres sillas". Esto es teatro en época de crisis. Y así es como, tras 30 años ausente de los escenarios sevillanos, regresa el actor, acompañado en esta ocasión por la también cantante Eva Santamaría (representante española en Eurovisión 1993). Estarán desde hoy y hasta el domingo en el Teatro Quintero con la obra, de inequívoco título, Con ganas de reír.
-Tres décadas sin verle aparecer por Sevilla. ¿A qué se debe ese divorcio con su propia ciudad?
-Habrá que preguntárselo a los gestores de la cultura y de los teatros. La última vez que actué en Sevilla fue, efectivamente, hace 30 años en el Teatro Los Remedios con la obra Un inglés de Gibraltar. Imagínese todo lo que ha llovido desde entonces.
-Con ganas de reír supone su regreso. ¿No habrá quien le diga que sus trabajos de hoy se parecen mucho a las de los años 70?
-Soy un actor que pertenece al mundo del teatro popular, ese que tanto gusta a las clases medias que son, a la postre, las que llenan las salas. Pretendemos divertir a la gente, que se olviden de sus preocupaciones. Desgraciadamente para que te den una subvención en esta tierra tienes que hacer un teatro sesudo y minoritario.
-¿Qué cuenta exactamente la obra que presenta?
-Hago de un director de casting que, acabada la jornada, no ha encontrado a la actriz que busca. Entonces se presenta Eva Santamaría, que hace de una chica gaditana que llega tarde a la cita. Yo me hago pasar por el conserje para ponerla a prueba y eso da lugar a muchas situaciones de enredo. Además en la obra cantamos coplas (Las cosas del querer, Francisco Alegre...) recito poesías sevillanas y representamos algún que otro sainete quinteriano.
-¿Y todo eso lo hacen ustedes dos solos?
-Sí porque cuando la concebí lo hice buscando una obra económicamente rentable para nosotros y muy divertida para el público. Somos dos en el escenario pero interpretamos a muchos personajes, el público no se cansa y ríe a carcajadas. Pero estamos en crisis y esta obra teatral, de algún modo, es hija de ella.
-¿Cómo reciben por el Norte una obra tan típicamente andaluza como la que traen?
-En contra de lo que pudiera pensarse la gente de allí capta las bromas muy rápidamente. Es un humor al que no están acostumbrados y que agradecen mucho. Por ejemplo en Noja (Santander) hemos ido tres veces con esta obra y todavía nos están pidiendo que volvamos una cuarta.
-Lleva bien que su público sea de una edad avanzada...
-Eso es normal. Mis fans tienen 60 años, son las personas que me siguen desde mi etapa más centrada en el cine del destape y que luego han ido a ver mis obras de teatro. Pero Con ganas de reír es una comedia muy blanca a la que pueden venir incluso niños. De hecho hemos actuado ante públicos más variopintos de lo que cree.
-Si no fuera por el Teatro Quintero hoy usted no estaría en Sevilla...
-Así es. Jesús está haciendo mucho bien a la ciudad con su escenario. Gente como Bertín Osborne, Los Morancos y Arturo Fernández han vuelto a tener su plaza. ¿Y en el Lope de Vega? Ayer tenía en cartel a una cantante de Se llama copla. Qué triste.