El PP andaluz ha sufrido dos shock en menos de tres meses. El primero fue la victoria que supo a derrota el pasado 25 de marzo , cuando las urnas desobedecieron a las encuestas y otorgaron la mayoría absoluta a la izquierda. El segundo lo padeció el lunes, cuando su líder indiscutible durante los últimos 14 años dijo que se marchaba a Madrid , acompañado del secretario general, Antonio Sanz. Desde entonces, Arenas, que sigue abatido por el inesperado resultado de las autonómicas, ha repetido machaconamente que "no va a interferir" en la renovación del partido. Quiere alejar tutelas del pasado que hicieron mucho daño a la organización. Hay quien le cree y hay quien no. Arenas debió pensar que un gesto vale más de mil palabras y ayer escenificó en el Parlamento que ya ocupa una segunda fila en la política andaluza.
Había mucha expectación por ver a Arenas en la Cámara, por hablar con él sobre las razones de su precipitada marcha. No ha dado la cara para explicar su salida del PP-A. El lunes lo anunció Sanz en rueda de prensa. Ese mismo día, el partido difundió una carta a la militancia y un vídeo en el que el propio Arenas explicaba que daba por cerrada su etapa andaluza.
Nada más. Ayer se dirigió al salón de plenos del Parlamento acompañado por Sanz y el portavoz, Carlos Rojas. Fue recibido con un fuerte aplauso por los suyos, que estaban muy emocionados. En un gesto muy medido, Arenas buscó la foto que refleja su paso atrás. No se sentó en su escaño, sino en otro más apartado, más discreto. Su sillón lo ocupó Sanz y a su lado se colocó Rojas. Por la mañana se despidió de los periodistas y, justo después, escribió tres tuits: en uno apoyaba a su sucesor, Juan Ignacio Zoido, en otro a Carlos Rojas y, en un tercero, auguraba que "2013 será mejor que 2012. La agenda reformista de Mariano Rajoy triunfará a medio plazo. España crecerá esta legislatura".
FUTURO
La historia política de Arenas es un dejá vu. Vuelve a Madrid después de su intento frustrado de conquistar San Telmo. Lo hizo en 1996 y lo repite hoy. Entonces se marchó al Gobierno de José María Aznar, aunque no dejó de controlar los hilos de la delegación andaluza, ni siquiera bajo la presidencia de Teófila Martínez (1999-2004). Ahora se instalará en su despacho en Génova, como vicesecretario de Política Local y Autonómica, y descarta cualquier interferencia en la renovación del PP-A. "Os lo voy a demostrar", aseguró ayer a la prensa. También negó una salida por la puerta grande y que vaya a incorporarse de inmediato al Gobierno de Mariano Rajoy, aunque esta posibilidad es la que cobra más fuerza.
Rajoy, con quien mantiene una excelente relación, le quiere en Madrid para reforzar una política comunicativa del Gobierno y del PP que deja mucho que desear. De momento Arenas, que también es senador, dice que no abandonará su escaño en el Parlamento andaluz, pero esta situación no se mantendrá por mucho tiempo. Desde el 25-M tiene claro que debe desaparecer de la política andaluza, aunque los tiempos se han adelantado abruptamente. Esa noche proclamó un "hasta aquí hemos llegado" premonitorio desde el balcón de la sede de San Fernando. Ahora su sitio está en la retaguardia. "De momento", avisa.
