El malestar expresado por el arzobispo Juan José Asenjo tras el rechazo de la Esperanza de Triana a trasladar a su Cristo a Madrid ha producido una gran conmoción en el orbe cofradiero. El Correo de Andalucía ha consultado a cinco hermanos mayores y un jurista para que interpreten sus declaraciones. En líneas generales hay cierre de filas en torno al pastor.
Enrique Esquivias, hermano mayor del Gran Poder, se alinea con las opiniones de Asenjo y subraya la indiscutible naturaleza eclesial de las hermandades. "Sus declaraciones me merecen todo el respeto del mundo. Creo que lo que ha dicho es incontestable, que las hermandades forman parte inherente de la Iglesia de Sevilla y que no somos nada fuera de ella. Demando hace mucho tiempo que no se puede, o mejor no se debe, ser devoto del Señor del Gran Poder sin sentirse miembro de la Iglesia".
Su homólogo en la hermandad del Santo Entierro, Luis Miguel Onieva, también secunda las palabras de Juan José Asenjo. "Siempre estaré de acuerdo con lo que diga el señor arzobispo y, por supuesto, a su disposición". Es más, Onieva subraya que para él y para los hermanos del Santo Entierro "sería un orgullo que los titulares de mi hermandad estuvieran en el encuentro de la Juventud".
Otro hermano mayor, el de la Vera-Cruz, "suscribe íntegramente" las declaraciones del pastor sevillano, a las que no otorga la consideración de "riña", ni siquiera de "llamada al orden". Francisco Berjano sostiene que las hermandades "no son entes autónomos ni independientes que tengan naturaleza fuera de la Iglesia. Son instituciones plenamente incardinadas dentro de la Iglesia que están para servir a sus fines".
Y va más allá: "Siempre y cuando se garantice que la imagen no sufra y que se acude a un acto cultual, no museístico, yo no habría tenido dudas en trasladar una imagen si me lo pide el pastor de mi Iglesia". A su juicio, "no tiene sentido acotar geográficamente la capacidad evangelizadora o catequética de nuestras imágenes".
Para el hermano mayor del Amor, Luis Torres Palazón, las palabras del arzobispo no se prestan a la menor discusión. "En principio, estoy absolutamente de acuerdo en lo que dice. Las hermandades tenemos muchas virtudes y también muchos defectos. Debemos ir profundizando en las virtudes y corrigiendo los defectos. La Iglesia cambia, y el arzobispo tiene a lo mejor una idea diferente de la que el cardenal Amigo tenía. Tenemos que reconducirnos en cuanto a los deseos del señor arzobispo", señala.
A punto de expirar su mandato, Antonio Rodríguez Hidalgo, hermano mayor de San Bernardo, considera que el resultado del cabildo de la Esperanza de Triana "debería haber sido otro". No obstante, cree que el asunto "se ha gestionado mal desde el principio" y defiende la capacidad de decisión de las hermandades y su derecho a disentir en cuestiones que no atañan a la moral y al dogma.
"A los que llevan poco tiempo aquí a veces se les olvida que las hermandades son entes eclesiales, pero administradas por laicos que en función de su capacidad de administración toman decisiones, que pueden ser compartidas o no, pero no por ello se les puede excluir de su vinculación con la Iglesia".
Rodríguez sugiere que "se debería haber recurrido al Consejo para que hubiera gestionado el asunto" y concluye que "si tanto interés tenía el señor arzobispo, que hubiera ido al cabildo".
La visión jurídica acerca de la propiedad de los titulares de las imágenes de las cofradías la aporta el abogado Vicente García Caviedes. "La propiedad civil de una imagen entiendo que es de la hermandad. Sin embargo, el hecho de que las hermandades sean asociaciones de derecho público y estén integradas dentro de la Iglesia diocesana da pie a que la Iglesia pueda usar esas imágenes siempre y cuando que sea para un fin como el propuesto. Lo que pasa es que la Iglesia nunca haría eso. Haría lo que ha hecho: pedirla a la hermandad".