Cultura

Bienvenidos a la fiesta de Gavin

El CAC Málaga vuelve a invitar a un miembro de la YBA (Young British Artist), el colectivo de artistas más insolente del mercado. La obra de Gavin Turk así lo evidencia.

el 25 jun 2010 / 19:05 h.

Algunos de los fans congregados.
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Casi un centenar de personas reciben una extraña invitación. Se celebra una fiesta y la cita es en el estudio londinense del escandaloso artista británico Gavin Turk (Guildford, Reino Unido, 1967). Bautizada por él mismo como The Bust Party (La fiesta del busto), los asistentes se encuentran con una sorprendente misión: deben intervenir, manipular, destrozar o transformar, cada uno a su antojo, cada uno de los 72 bustos de arcilla (aún húmedos) que previamente había creado un burlón Gavin Turk con su propio rostro.

El resultado es En face, la primera exposición individual de Gavin Turk en España, que acoge desde ayer el Centro de Arte Contemporáneo de Málaga (CAC) y en la que los rostros de un ya irreconocible artista británico, miembro de la generación más insolente del arte contemporáneo actual, interpela al espectador. ¿Cuáles fueron los resultados más sorprendentes? Gavin Turk deja de degustar una sabrosísima paella en un restaurante junto al mar, agarra el catálogo y no duda: muestra una foto de su cabeza transformada por dos bellísimas jóvenes en un pene de dimensiones superlativas. Pero hay de todo: dos niñas que pisotean su cráneo arcilloso y mutilaciones varias de su rostro.

De fondo, una cuestión que domina toda su obra: "Cuestionar el papel del artista contemporáneo, del arte en general y de sus espectadores". Y es que Turk, que es afable, huye del divismo de otros de sus compañeros de generación -los Chapman, Tracey Emin, Damien Hirst y afirma que el arte  debería ser "algo sin autor". "¿Algo es arte sólo porque lo hace un artista reconocido?", se pregunta.

Es por esto que el juguetón Gavin Turk (hay una ironía lúdica que impregna toda la exposición) interviene incluso en los títulos que ha otorgado a cada uno de los bustos intervenidos, en los que vuelve a cuestionar el valor de la autoría y de la identidad. Todos son nombres propios construidos con las letras del suyo, aunque ordenadas de forma diferente: Raving Kut, 2010; Gavring Tuk, 2010; o Gun Irk Vat, 2010 son algunos de los ‘ilustres' bustos que componen esta exposición.

Para facilitar las cosas al visitante, el Espacio 5 del CAC Málaga proyecta de forma simultánea a la exposición un vídeo documental que narra todo el proceso creativo de En face, desde su punto de partida en The bust party hasta el resultado final que se expone en el Centro de Arte Contemporáneo de Málaga. Ahí se ve poco a Gavin y mucho a los anónimos que se atrevieron a profanar el rostro del artista. ¿Qué hacía Turk, en su propia fiesta, vestido de gala y en medio de tanta gente? "Bueno -sonríe-, dar vueltas y aprovecharme de la marca de Vodka que patrocinaba la performance", explica dándose rienda a sí mismo.

Turk da una vuelta de tuerca en esta exposición a lo que ya hicieron los surrealistas franceses, capitaneados por André Breton y Tristan Tzara, con la creación colectiva que llamaron "el cadáver exquisito". El artista británico es de la misma opinión que los surrealistas, que sostenían que la creación debía ser algo colectivo, anónimo, espontáneo y lúdico, a ser posible.

De ahí la obsesión de Gavin Turk por el atrevimiento y la capacidad para reírse de sí mismo, que han marcado su carrera desde el inicio. Tan pronto como el momento de su graduación en el Royal College of Art en Londres, cuyo título le fue denegado después de que presentara como proyecto de fin de carrera una habitación vacía en la que sólo había una pequeña placa que decía: Gavin Turk. Sculptor. Worked here 1989-1991. Pero fue entonces cuando llegó el Midas del arte británico, el galerista y benefactor Charles Saatchi, compró la pieza y convirtió a Turk en un artista mediático y una de las figuras más prometedoras del arte inglés del momento.

Saatchi es el mecenas de la gran parte de la YBA (Young British Artists), el grupo de artistas contemporáneos del Reino Unido más famoso dentro y fuera de sus fronteras. Dominaron el mercado en los 90 y alcanzaron una fama inusual. El más emblemático es Damien Hirst, pero todos ellos, por su transgresión constante y su afán por epatar, son demandados en los museos más vanguardistas del mundo. En España, el CAC Málaga -del que ya es conocida su afición por los artistas británicos- ha sido el primero en atreverse con las travesuras de Gavin Turk.

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