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Bosch atiza fuerte y flojo a Guillén

En el informe final de su gestión acusa al expresidente del Betis de causar “un daño irreparable” a su “honor y dignidad” al explicar su dimisión “con medias verdades”. Hoy rinde cuentas en el juzgado de Alaya.

el 06 nov 2014 / 09:47 h.

Miguel Guillén y José Antonio Bosch, en una junta de accionistas / J.M. Paisano Miguel Guillén y José Antonio Bosch, en una junta de accionistas / J.M. Paisano PEPE ELÍAS - LUIS LASTRA José Antonio Bosch tiene hoy cita en el Juzgado de Instrucción 6 de Sevilla para presentar el informe definitivo de su gestión en el Betis. El abogado se ve obligado a ello después de que Mercedes Alaya aceptase en julio una solicitud de la defensa de Manuel Ruiz de Lopera en ese sentido. El caso es que el exdirigente ya ha remitido al juzgado el denominado informe de cuenta final y en sus 43 folios, aparte de realizar un extenso recorrido por sus más de tres años de gestión, explica por primera vez su dimisión y critica con dureza al entonces presidente, Miguel Guillén, que en su opinión atentó contra su “honradez y honestidad” y dañó su “reputación y prestigio”. Cuando Guillén informó a la prensa de la marcha de Bosch, lo hizo “desvelando con medias verdades y veladas insinuaciones las circunstancias” que derivaron en su dimisión, “causando un daño irreparable al honor y a la dignidad de este ex administrador judicial, cuya reputación y prestigio profesional han quedado gravemente perjudicados”, denuncia el afectado, que en todo momento habla de sí mismo en tercera persona. A continuación, Bosch relata qué ocurrió el 7 de enero de 2014 en esa reunión del consejo. “El señor Guillén, en su nombre y en el del resto de los consejeros, que prácticamente no intervinieron, expuso a este ExAJ [ex administrador judicial] el sentir unánime respecto del daño a la imagen de honradez y honestidad de los consejeros que estaban causando las últimas informaciones [sobre su relación laboral con Gesalus y Trablisa, proveedoras del Betis]”, dice. Guillén no puso en duda “la legalidad ni la legitimidad” de su proceder, “máxime dada la incomprensible situación de que no se venga remunerando al administrador judicial teniendo en cuenta su plena y casi exclusiva dedicación”, pero terminó solicitando a Bosch que dimitiese “si su despacho no cesaba en la prestación de servicios a proveedores del Betis”. Bosch negó el conflicto de intereses con el Betis y añadió que si así fuese “se abstendría de intervenir en los acuerdos o decisiones correspondientes”. También recordó a los consejeros que el trabajo en su despacho, Bolonia Abogados, era su “única fuente de ingresos”. Por eso les contestó que “no iba a renunciar a prestar servicios a personas físicas o jurídicas por el hecho de ser proveedoras del Betis, salvo que ello supusiera un conflicto de intereses que le impidiera el correcto ejercicio de la abogacía; que una vez quebrada la confianza [...] era evidente que no podían continuar juntos [...]; y que por ello procedía a presentar su dimisión por entender que era la opción menos perjudicial para la entidad”. Aquel día, revela, también lamentó no haber dimitido el 17 de diciembre de 2013, el mismo día que el consejo destituyó a Vlada Stosic. “Este ExAJ ignora qué acontecimientos o circunstancias conducen a la petición de dimisión, pero desde luego son posteriores al 17 de diciembre de 2013, fecha en la que este ExAJ propone su dimisión [...] y es rechazada de forma unánime”, desvela. “El rosario de artículos, comentarios y opiniones vertidas en los medios desde la rueda de prensa respecto de la falta de honradez y honestidad de este ExAJ son una prueba más que suficiente de la falta de claridad y transparencia del señor Guillén”, añade Bosch, que acusa al expresidente de saber que su relación con los proveedores era “simplemente de prestación de servicios profesionales jurídicos”, no “negocios ni actividades comerciales”. Y además recuerda “el elevado número de proveedores del Betis”, 849 según sus cuentas. De hecho, tenía tratos con otros tres: “Pescados Ikamar, a quien Bolonia le factura 103,58 euros en 2012; la Universidad de Sevilla, a quien factura 500 euros en 2011; y la Universidad Pablo de Olavide, a quien factura 130 euros en 2011”, enumera. Bosch, por último, lamenta que la decisión del consejo de pedir a posteriori presupuesto a esos mismos proveedores “aluden indirectamente a la posibilidad de que dichas empresas hubieran contratado con el Betis por motivos ajenos al interés del Betis, y más concretamente por el interés particular de este ExAJ, sembrando de forma absolutamente vergonzante la duda no sólo sobre la lealtad de este ExAJ hacia el Betis, sino también sobre la honestidad y honradez de este ExAJ y de las empresas afectadas”. Curiosamente, Bosch da las gracias al actual presidente por facilitarle la información necesaria para elaborar este informe final.

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