Una empresa -Oil & Gas Capital- está dispuesta a invertir 7,85 millones de euros en las investigaciones preeliminares que debe llevar a cabo en las más de 27.200 hectáreas que se analizarán en la provincia de Sevilla y en las 40.800 de Jaén. Un desembolso que no es moco de pavo en un país donde la inversión ha caído a mínimos históricos y cuando por el grifo del crédito corre menos agua que por nuestros campos. Y no crean que esto es como la SE-40 o la ampliación del Metro de Sevilla, que no tienen fecha de inicio ni de final. Los trabajos arrancarán este mismo mes, según confirmó un portavoz de la compañía a este periódico. Oil & Gas Capital solicitó al Gobierno andaluz este permiso en 2009 y hasta la semana pasada no se le concedió. Además siguen pendientes de otras dos autorizaciones para dos zonas más de la provincia. Una mina, vamos. ¿Se imaginan que de verdad en Sevilla hubiera petróleo y gas? Eso es como si te pitaran un penalti en el último minuto o como si te tocara el Euromillón un día antes de que el banco te desahuciara. Una lotería. Una casualidad.
Los expertos dicen que sí, que es posible. Al parecer todo se remonta a la Prehistoria, como casi siempre. La empresa, que lo que busca son beneficios porque no es una hermanita de la caridad, está convencida de que en nuestro subsuelo hay importantes bolsas de hidrocarburos, sobre todo de gas, según revelan sus estudios informáticos previos tras el concienzudo análisis de mapas topográficos y líneas sísmicas (sea lo que sea eso). Y no crean que a mucha profundidad. En el caso de Sevilla estiman que "a menos de 800", lo que haría muy rentable su extracción y de ahí su extraordinaria rentabilidad, hay gas suficiente como para abastecer a toda la provincia "durante varios años". ¿Y por qué Sevilla? Por la cercanía que tuvo con el mar en la Prehistoria, ya que el petróleo y el gas suelen encontrarse en zonas que han estado cubiertas por agua salada. Otra de las condiciones que debe producirse es que esté rodeada de rocas no porosas que impidan que el material contacta con el aire. Y parece que ambos requisitos se dan. Perfecto, porque pagar el litro de gasolina a 1,50 euros es prohibitivo. Y subiendo.
Tampoco conviene engañarse. Que no es que mañana vaya a estar corriendo el petróleo por nuestras tierras, sobre todo porque es más probable que lo que haya sea gas natural. El proceso es lento. La empresa va a comenzar ahora por los estudios, pero no tiene permiso para hacer ni un hoyo; a lo sumo uno pequeñito para introducir cámaras y recoger piedras con el objetivo de analizarlas después. Para ello tiene un plazo de seis años. Si tuviera la suerte de encontrar hidrocarburos, tendría que solicitar una nueva autorización, esta vez para su extracción y ahora al Gobierno central. La Junta ha tardado tres años en darle el primer consentimiento. Ya entonces se produciría la mayor inversión, que en el caso de Sevilla serían unos 100 millones y crearía un par de cientos de puestos de trabajo. Una inversión nada desdeñable en un país donde parece que sólo hay recortes. La llamada del petróleo es muy poderosa, pero ¿se jugarían su dinero a esta apuesta? Yo no.
Este proyecto es una quimera. Yo por si acaso iría poniendo en marcha un ambicioso e importante plan de industrialización para no vernos otra vez con el agua al cuello. A esta ciudad, a esta comunidad y a este país le faltan industrias competitivas y productivas... y eso no lo va a implantar nada más que un gobierno. Una misión para la que obviamente hacen falta fondos, pero también una hoja de ruta e interés político. Alguien se ha preguntado qué queremos ser de mayores, qué vamos a hacer cuando pase este huracán. Primero fuimos un pueblo esencialmente agrícola, después turístico y más tarde constructor. Todo ello nos permitió crecer en su momento, pero qué vamos a hacer ahora cuando de nuestra economía no tira ni la agricultura, ni el turismo ni la construcción. Lo de buscar petróleo y gas en media Andalucía está bien, ojalá lo encontremos; pero no es un plan de futuro. No al menos uno convincente. Así está claro que nos ahogamos, que tanto recorte y hachazo lo que único que va a conseguir es hundir todavía más nuestra economía. Esa a la que le íbamos a cambiar el modelo y ponerle uno productivo pero que nunca hubo interés, ni tiempo, ni dinero. Y así nos va, buscando un milagro en nuestro subsuelo.