Al Club Baloncesto Sevilla le ha cambiado la cara en cuestión de días y ha pasado de vivir una demoledora dinámica negativa a saborear un momento dulce. Entre Javier Carrasco, que tomó las riendas provisionalmente tras la marcha de Scott Roth, y la posterior llegada de Luis Casimiro al banquillo el equipo es otro. Tres victorias consecutivas lo atestiguan. Pese a ello, el lastre de su pésimo primer tramo de temporada le obliga a seguir ganando sin detenerse a pensar. No queda otra. Último en la tabla en vísperas de la 20ª jornada, está obligado a dejarse la piel como nunca.
Y eso es lo que deberá hacer este domingo en el pabellón Príncipe Felipe ante el CAI Zaragoza, octavo clasificado y, en consecuencia, aspirante a los playoffs por el título. No es fácil, pues, la papeleta del Baloncesto Sevilla. Dos de esas tres victorias consecutivas tuvieron por marco la Eurocup (Lietuvos Rytas y Ostende), mientras que la otra llegó ante el Valencia Basket.
Y es ésta, fundamentalmente, la que debe servirle de referencia en Zaragoza. Ganar al sexto clasificado no era fácil, pero lo consiguió. El pabellón de San Pablo fue testigo de ello y ahora tanto el equipo de Luis Casimiro como la afición aguardan que ese buen hacer tenga continuidad frente al CAI.
A diferencia de los sevillanos, los maños acumulan tres derrotas en las últimas cuatro jornadas. Además, presentan un bagaje de cinco triunfos y cuatro derrotas como locales y vienen de decir adiós a la Eurocup de una forma cruel: en la prórroga y perdiendo por un solo punto (84-85) ante el Cedevita Zagreb.
Con todo, el equipo de Ruiz Lorente tiene mimbres para hacer daño. El serbio Jelovac el más destacado. Cuarto máximo anotador (13,3) de la Liga, cuarto en rebotes defensivos (4,8) y quinto en faltas recibidas (4,2), es una de las bazas de un equipo que, además, cuenta con dos exjugadores del Baloncesto Sevilla: Joan Sastre y Marcus Landry.
Álex Urtasun, baja en los dos últimos encuentros, ha viajado, si bien será duda hasta última hora. Con él o sin él, sólo vale ganar
