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Canarias lloró a sus víctimas

Unos 3.300 canarios dieron ayer el último adiós a las 154 víctimas del accidente aéreo en Barajas. El obispo que ofició el funeral, Francisco Cases, instó a los familiares a que, a pesar del dolor, pongan su brazo "para que se apoyen en él otros" y que, de esta forma, "experimenten que la propia vida sigue sirviendo para alguien". Foto: EFE.

el 15 sep 2009 / 11:57 h.

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Unos 3.300 canarios dieron ayer el último adiós a las 154 víctimas del accidente aéreo en Barajas. El obispo que ofició el funeral, Francisco Cases, instó a los familiares a que, a pesar del dolor, pongan su brazo "para que se apoyen en él otros" y que, de esta forma, "experimenten que la propia vida sigue sirviendo para alguien".

El acto, presidido por los Príncipes de Asturias, se organizó en la Catedral de Santa Ana, ubicada en el corazón de Las Palmas. Dentro del templo se encontraron 1.125 familiares de las 72 víctimas del archipiélago, además de allegados de los supervivientes. A las afueras, alrededor de 2.000 personas quisieron arropar a las otras víctimas del fatídico vuelo: las personas que han tenido que soportar el fallecimiento de alguno de sus seres queridos.

Los primeros asistentes comenzaron a llegar a la seo sobre las 17.30 horas y fueron recibidos por el vicario general de la Diócesis de Canarias, Hipólito Cabrera. Un total de 25 autobuses los trasladaron hasta la Catedral.

Ya durante la homilía ofrecida en el funeral por los fallecidos en el siniestro, Cases recordó que desde el 20 de agosto, día del accidente, "toda Canarias se ha cubierto de un manto de dolor, como toda España y como tantos y tantos lugares del mundo".

Un padecimiento ante el que "no es fácil decir una palabra que pretenda dar sentido a lo vivido, cuando uno se ha rendido ya a la tragedia y sabe que no puede buscar comprender lo que no tiene sentido", asestó. Pese a ello, animó a quienes perdieron a algún allegado en el accidente a que continúen caminando hacia adelante "para seguir ayudando a los que quedan y poner el brazo para que se apoyen otros y para que uno experimente que la propia vida sigue sirviendo para alguien".

Cases, que trasladó a los familiares de las víctimas los múltiples mensajes de solidaridad y apoyo llegados de toda España, afirmó que cuando el dolor "es tan crecido", la presencia cercana y el silencio "son más elocuentes que el ruido de los discursos".

Estas palabras sirvieron para recordar, con la voz entrecortada, los duros momentos que vivió con los familiares de las víctimas cuando llegó a Ifema en la madrugada del 20 al 21 de agosto para, como él mismo dijo, dar consuelo sin convencerles de nada. "Fui a estar con ellos con el silencio o con la palabra, simplemente a estar, a recoger una lágrima y a escuchar una queja dolorida".

Cases agradeció la presencia en el templo de los Príncipes de Asturias, del resto de autoridades y de muchos ciudadanos, que han supuesto un "testimonio" del apoyo y de la solidaridad de toda España con las víctimas y los heridos "que todavía buscan recuperación en clínicas y hospitales".

Así el último parte médico difundido por la Consejería de Sanidad de Madrid informó de que Gregoria Mendiola Rodríguez, de 44 años, permanece ingresada con pronóstico menos grave y fue trasladada a un centro médico fuera de la Comunidad de Madrid para continuar su tratamiento. Otros dos heridos presentan estabilidad dentro de la gravedad y cinco de los nueve hospitalizados en diversos hospitales de Madrid evolucionan favorablemente.

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