Cultura

Carmen Vilela: "Los griegos quieren reivindicar su presente"

el 24 jun 2010 / 19:20 h.

  • Con la recentísima publicación de Relatos de Siros (Universidad de Sevilla), la profesora Carmen Vilela acaba de culminar una importante tarea de rescate y traducción de la figura de Emmanuil Roídis (Ermoupoli, 1836-Atenas, 1904), nombre capital del siglo XIX griego. Dicha labor comenzó con una edición de su novela La papisa Juana, prosiguió con los ensayos reunidos en el volumen Paseos por Atenas y concluye con esta generosa colección de relatos breves, en las que el escritor saca a relucir su estilo punzante, a ratos corrosivo y sorprendentemente moderno, de una asombrosa vigencia.

    “Roídis se plantea la escritura como un acto de denuncia, es un crítico feroz. Pretende ser un espejo de la sociedad, de los políticos, para que la gente vea la distancia que hay entre la imagen real y la que tienen de sí mismos... Arremete contra todo lo que se mueve, pero sobre todo contra lo que no se mueve: el clientelismo político, la corrupción...”, explica esta profesora de la Hispalense, quien cree que en la obra de este autor se pueden encontrar muchas claves para entender la Grecia actual. “Los griegos lo consideran un puntal fundamental de su cultura, pero en el fondo de su corazón les duele. Y más de uno, si pudiera, lo eliminaría”.

    Uno de los mayores desafíos que Vilela ha tenido que afrontar en este trabajo es el hecho de que Roídis escribiera en cazarévusa, es decir, el griego oficial –y artificial– que poco tenía que ver con el que se hablaba en la calle. “Hasta 1976 existían esas dos modalidades de griego”, explica la profesora.

    “El cazarévusa, obligatorio en la Administración pública, los institutos y las universidades, muy encorsetado, de sintaxis complicadísima, siguiendo los parámetros del griego antiguo; y luego estaba la demótica, la del pueblo, mucho más evolucionada. En el siglo XIX, tras la revolución, se plantea delimitar el código lingüístico y surgen las dos tendencias enfrentadas, que responden a dos modelos de Estado y sociedad. La aristocracia antigua defiende el cazarévusa y culpa al pueblo de que en Grecia no haya literatura. Roídis, que escribe en esta forma de griego, que no sabe escribir literatura en demótico, lo que defiende es la idea de dar calidad literaria a la lengua del pueblo. Y al mismo tiempo, dice: ‘respeto mucho a los muertos, hasta cuando están vivos’, refiriéndose al cazarévusa”.

    Lo cierto es que la lectura de Roídis bien puede paliar una de las muchas lagunas del público español respecto a la cultura griega, que Vilela achaca al hecho de que “la Antigüedad ha ensombrecido la realidad presente. Y los filólogos clásicos tenemos nuestra culpa: es como si todo lo que vaya más allá de Alejandro Magno no mereciera la pena. Pero, ¿y el mundo griego actual? Cuando yo empecé a viajar a Grecia, buscaba un Pericles en cada griego –y te puedes imaginar los chascos que me llevaba–, y eso les molestaba. No es que no estén orgullosos de su pasado, es que quieren reivindicar su presente. Los griegos son lo que son por sí mismos, no porque existiera Pericles, y merecen todo el respeto”, apostilla la profesora, Premio Andaluz de Traducción 2007.

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