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Castro autoriza a los cubanos a construir sus casas para paliar la escasez

aúl Castro dijo que hay que desarrollar la base industrial para construir cientos de miles de casas y se pronunció por "no prohibir" estas edificaciones con esfuerzo individual.

el 15 sep 2009 / 20:46 h.

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aúl Castro dijo que hay que desarrollar la base industrial para construir cientos de miles de casas y se pronunció por "no prohibir" estas edificaciones con esfuerzo individual. 50 años después de la revolución que dio poder al castrismo, la vivienda es uno de los problemas más arraigados en Cuba.

"Aquí lo que hay que hacer es cientos de miles de casas, por eso quiero el árido [material de construcción], la fábrica de cemento ésa", afirmó Castro durante un recorrido en la provincia oriental de Santiago de Cuba por obras, donde se construyen 100 casas donadas por el Gobierno de Venezuela a la isla.

"Y vamos a hacer de verdad la base industrial para desarrollar la vivienda. ¡Ya está bueno, vamos a hacerla de verdad!", añadió el mandatario cubano en un informe difundido por la televisión estatal. Raúl Castro se refirió a la participación de los ciudadanos en la construcción de sus propias viviendas y, en ese sentido, instó a "no prohibir, decirles, bueno aquí se puede construir, y usted tiene tanto [de espacio], y deje este ancho para que por aquí pase una calle un día, y por ahí una acera, y que hagan su casita con lo que puedan".

El problema de la vivienda es uno de los que más afectan a la vida cotidiana de los ciudadanos en Cuba. Al déficit reconocido de al menos 600.000 viviendas que arrastraba Cuba hasta este año hay que sumar más de medio millón que fueron afectadas total o parcialmente en los huracanes que azotaron la isla en los últimos meses. En los últimos tres años no se han podido cumplir los planes de construcciones estatales de 150.000, 70.000 y 50.000 nuevas viviendas, en 2006, 2007 y 2008, respectivamente.

En Cuba, el trabajo de construcción recae en brigadas de construcción y principalmente en el esfuerzo de los propios individuos, que tienen que afrontar trámites burocráticos interminables antes de poder construir y sufren graves problemas con el suministro de materiales, como ha denunciado la prensa oficial.

En febrero del año pasado, el Parlamento cubano eligió a Raúl Castro como presidente del país para sustituir a su hermano Fidel, líder durante 49 años y gravemente enfermo. En un principio el régimen pareció tomar derroteros aperturistas, pero más tarde los analistas internacionales interpretaron que las medidas adoptadas por Raúl Castro no eran más que un disfraz de cambio para un régimen que sigue siendo el mismo.

El presidente cubano autorizó primero a los cubanos la compra libre de teléfonos móviles y electrodomésticos, después les permitió la entrada a los hoteles reservados para los turistas extranjeros. Ahora, les deja que se construyan sus propias casas.

Toda una serie de licencias para una sociedad cuyas libertades están fuertemente restringidas. Ahora, con motivo del 50 aniversario de la revolución cubana, vuelve el debate sobre si el país necesita un cambio.

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