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César Portela: "Me da miedo que la torre Pelli le quite protagonismo a la Giralda"

El arquitecto gallego, uno de los más reconocidos del país por su obra y su labor docente, critica los edificios “espectáculo” y defiende la Arquitectura social y útil.

el 16 abr 2012 / 21:32 h.

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César Portela (Pontevedra, 1937) ha sido uno de los profesores invitados a los Debates de Arquitectura 2012 organizados por la Universidad de Sevilla y Holcim junto a otros reconocidos arquitectos como Carlos Martí, Daniele Vitale, Alexandre Alves Costa o Sergio Fernandes. Distinguido por instituciones nacionales e internacionales, Premio Nacional de Arquitectura de España en 1999 por el edificio de la Estación de Autobuses de Córdoba, Portela defiende la integración de la arquitectura en su lugar y el valor del sentido crítico. Y con estos criterios da un repaso a Sevilla.

-Ha estrenado hace muy poco una obra en Alcalá de Guadaíra, también de Julia Molino y Antonio Barrionuevo, el teatro auditorio Riberas del Guadaíra, pero no tiene ninguna en Sevilla ¿es una asignatura pendiente?
-Con los grandes arquitectos que hay aquí no hace falta que vengamos de fuera (entre risas).

-¿Qué obra destaca de Sevilla?
-La ciudad. En los últimos tiempos pasamos una fiebre por el edificio espectáculo, el edificio estrella, cuando lo que debe ser agradable es la ciudad, los espacios en los que no repara nadie, donde la gente se encuentra y que no son de nadie y de todos. Los que permiten que se construyan relaciones sociales que son las fundamentales y las que nos distingue de los animales. Las ciudades eran paradigma de civilización. Hoy cada día son más grandes y estamos aislados. En el campo de la arquitectura, por ejemplo, ese prodigio que eran las corralas, vivir alrededor de un patio, se ha perdido. A ver si la crisis sirve para retomar esas cosas que eran esenciales. Hace muchos años que conozco Sevilla, visité algunos patios de vecinos y salí encantado. Es un logro social maravilloso.

-Con la crisis, se acabaron los proyectos efectistas o megalómanos. No hay mal que por bien no venga, ¿no cree?
-La crisis está afectando mucho a la arquitectura, en general a todos los sistemas productivos y económicos del país y a la arquitectura vinculada a la construcción está afectando muchísimo. Creo que el sector de la construcción y la arquitectura sufrieron los efluvios de esa borrachera que tuvimos en los últimos años o decenios. Parecía que todo era posible y no había control de ningún tipo. Se presentaba un proyecto en sitios para una cantidad de población que a lo mejor era innecesaria y no había control. Esos proyectos, como pagaban licencias y movían trabajo no se cuestionaban, era como si empezamos a fabricar barcos y barcos y barcos cuando no son necesarios o el océano no da para tanto. Entonces empiezan a aparecer barcos amontonados en los puertos. Es lo que pasó con el sector inmobiliario.

-¿Qué le parece la nueva plaza de la Encarnación, el proyecto Metropol Parasol de Jürgen Mayer?
-Me parece que es un despropósito. Es un proyecto que no tiene nada que ver con unas necesidades ni con una estética de aquí. Cuando pasé con el taxi le dije al taxista, pise el acelerador no vaya a ser que se me caiga encima (entre risas). Sé que no se caerá, pero esa gratuidad puede hacer que se venga abajo.

-Pero la ciudad vende una imagen, un reclamo turístico.
-Eso mismo también lo vende la Catedral o el Alcázar, que son otra cosa.

-Entonces, tampoco estará de acuerdo con la torre diseñada por César Pelli que se levanta en la Isla de la Cartuja, ¿es así?
-No la veo necesaria. Sevilla creció siempre de otra manera y había una torre que era muy singular, que es la Giralda, y tengo miedo de que le quite protagonismo, pero no conozco bien el tema. El de la Encarnación lo conozco mejor. La modernidad viene de la mano de aspectos más profundos, no por la altura.

-Su hermano Ignacio es el autor de la mujer desnuda que corona la nueva fuente entre la Puerta de Jerez y los jardines del Cristina, ¿qué le parece la obra?
-Es un espacio público estupendo. Se articuló el paso desde la Catedral al río y el reconocimiento a los poetas del 27 es muy acertado.

-¿Qué le diría ahora a los estudiantes de Arquitectura? ¿Que se centren en una arquitectura más práctica?
-Eso es lo que les dije siempre porque en eso es en lo que creo. Creo que las cosas tienen que tener unos fundamentos y ya me cuesta hacer una obra si no conozco a sus usuarios. Hay que resolver la faceta social que tiene la Arquitectura. Y, además, que esté bien construida y que sea bonita y, sobre todo, que sea útil.

-¿Después de la utilidad viene la belleza?
-Sí. Lo primero es que la arquitectura sea útil. Cuando haces un edificio eso moviliza una gran cantidad de recursos y hay que procurar que no se pague en balde. Inmediatamente está que sea sostenible energéticamente y constructivamente, que no se caiga, y formalmente, que sea bella, además de que sea sostenible éticamente. Que sea consecuencia de unos principios éticos, no especulativos.

-¿No hay demasiado riesgo de que los jóvenes arquitectos caigan en esa arquitectura digitalizada difícilmente irrealizable?
-Ese riesgo existió siempre. Lo importante es si hay una conciencia generalizada que lleva a eso o si se permite que haya otra cosa. Debe de haber un sector crítico en la sociedad. Yo estoy asustado de cómo la gente compraba casas o pisos, sin verlos, por planos con una hipoteca con un importantísimo desembolso. Todos somos culpables de la situación actual, unos más que otros, pero participamos todos.

-¿Y el papel de las administraciones? En muchos casos han sido las que han fomentado esos proyectos megalómanos y despilfarradores que ahora tanto se critican.
-Y gente que con poco sueldo tenía una casa estrella. Teníamos que hacer autocrítica. Todos tenemos responsabilidad. El que tiene más poder de decisión tiene más que el que va a rastras, pero todos tenemos.

-Usted ha trabajado mucho en Andalucía, de hecho, es el autor del paseo de la Herradura de Almuñécar, de la ordenación de Los Toruños-Río San Pedro en Cádiz o de la estación ferroviaria gaditana. ¿Qué obras destacaría en Andalucía?
-Hay muchísimas. Me parecen maravillosos los pueblos andaluces y esa arquitectura que era más social o menos social, en caso de los cortijos. La casa de Pilatos de Sevilla no es un ejemplo de arquitectura social pero tiene una coherencia y belleza... y esos edificios particulares con el tiempo los puede disfrutar la sociedad. Yo conozco muchos ejemplos en Galicia de pazos y edificios de la burguesía y aristocracia que con el tiempo tienen un uso público porque son una muy buena arquitectura, bien concebida y que sirven para que vivieran una familia de privilegiados y para que ahora la disfruten las comunidades de vecinos. Algunos están tan bien hechos que parece que se hicieron para eso.

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