Cinco siglos de testamento

Una bula papal dio vida en 1514 al Hospital de la Santa Resurrección de Utrera, el Hospitalito, un sueño de Ponce de León que perdura hoy en día.

La capilla del Hospitalito acoge en los últimos tiempos actos cofrades de la ciudad. / S.C. La capilla del Hospitalito acoge en los últimos tiempos actos cofrades de la ciudad. / S.C. Pocas instituciones pueden contar con cinco siglos de vida. Es el caso del Hospital de la Santa Resurrección, una entidad peculiar que está conmemorando medio milenio en Utrera desde que el Papa León X firmara la bula fundacional que hizo realidad el sueño de Juan Ponce de León y Perea, cuya madre, Catalina de Perea, se encargó de materializar tras su temprana muerte. El Hospitalito, como se le conoce de forma popular, está en pleno corazón de la ciudad, en un gran edificio que ocupa una manzana completa junto a la parroquia de Santiago el Mayor. Allí surge un proyecto que nació como deseo de un joven Juan Ponce quien, debido a su enfermedad, falleció en 1505, con tan solo 25 años. Tras el óbito, Catalina de Perea se dedicó a llevar a efecto la última voluntad de su hijo: fundar un hospital que atendiera a personas pobres y desvalidas. En 1514 consiguió el respaldo y el amparo de la Santa Sede, algo que ha hecho posible que la institución haya llegado a la actualidad superando intentos de injerencias externas, al depender del Vaticano, que concedió indulgencias a esas instalaciones. También sobrevivió a las desamortizaciones que se efectuaron de los bienes de la Iglesia. La sala de juntas, que aloja cuadros de su prolija historia. La sala de juntas, que aloja cuadros de su prolija historia. La creadora del proyecto no sólo trabajó en su puesta en marcha, sino que en su testamento, en 1522, legó todos sus bienes al hospital para perpetuar esta obra humanitaria. E instituyó un patronato con tres miembros de cada generación de descendientes, que aún perdura. De forma paralela, se fundó una hermandad, cuyo cometido ha sido velar por el cumplimiento de los deseos de Catalina de Perea. La epidemia de peste bubónica que arrasó Utrera en 1649, así como la Guerra de la Independencia y la Guerra Civil dan cuenta de la atención del Hospital de la Santa Resurrección. A lo largo de todos estos años, por sus instalaciones han pasado más de 100.000 pacientes. Pero a la labor asistencial y sanitaria de esta institución le siguieron, por evolución de los tiempos y de la sociedad, otros trabajos diferentes. Por ejemplo, entre 1947 y 1976, en las instalaciones de este histórico edificio nacieron más de 13.000 personas, gracias al trabajo de las Hermanas de la Caridad, que estuvieron asentadas hasta 1998 allí. Esta sociedad religiosa se hizo cargo durante ese tiempo del ala de maternidad y la Escuela de la Milagrosa, por la que pasaron 7.000 alumnos en 30 años. Con posterioridad a estas etapas, cambió la dedicación del Hospitalito para desarrollar su labor asistencial como residencia geriátrica en torno a los mayores. Incluso durante años, parte del recinto albergó la biblioteca municipal Catalina de Perea, hasta que el Ayuntamiento habilitó otro inmueble. En la actualidad, esta singular institución ha dado un nuevo giro en su ayuda a la sociedad, prestando colaboración a diferentes instituciones que trabajan día a día en Utrera. En paralelo a la historia humanitaria del hospital, está un patrimonio artístico poco conocido. Además de las salas y enseres del inmueble, el patrimonio arquitectónico o cultural que encierran dichos muros tiene su ejemplo en una recoleta capilla de que dispone y que, en los últimos tiempos, está albergando distintos actos cofrades.

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