Una consola para el mayor, la muñeca esa de la tele para la chica, una camisa para papá, el perfume de la abuela... A Melchor, Gaspar y Baltasar les queda por delante una noche de intensa tarea porque, con crisis y todo, quien más y quien menos tendrá mañana un regalo que desenvolver. Dicen las previsiones que sólo en juguetes nos gastaremos este año una media de 187 euros por persona -ahí es nada-. Pero no sólo los niños han escrito su carta a sus Majestades los Reyes Magos, así que al final no se asuste si caen algunos euro más.
Durante todo el fin de semana miles de personas se han echado a la calle -a las tiendas más bien- lista en mano para empezar, seguir o terminar de comprar sus regalos. "Todavía nos queda mucho", explican Margarita Barrera y su hija Rosario Balado que, sin miedo a la amenaza de lluvia en Sevilla, han acudido al centro a buscar "un detallito" para los abuelos, los hermanos, el padre, el novio de la hija... "para todos, porque es el primer día que hemos podido salir", aseguran.
Como Arnold Schwarzenegger en la película Un padre en apuros se han sentido Antonio Talero e Iluminada García: "Cuando hemos llegado a la tienda sólo quedaba una casita de Mickey Mouse -petición expresa de un nieto- y un señor nos ha dicho o se la lleva ya o me la quedo yo". A ellos también les queda más de una vuelta para tenerlo todo - es lo que tienen los nietos- pero "vamos a aprovechar a ver si algo está rebajado", cuentan.
Si hay que hacer las cosas con niños la cosa se complica y es necesario un poco de coordinación. "Mi mujer ha ido a comprar algunas cosas y a ver algo de las rebajas con mi hija mayor mientras yo me quedo con el pequeño", cuenta Maximiliano Carrasco, que viene de Utrera. "Llevamos comprando regalos desde noviembre así que ya está casi todo, aunque también nos encargamos de comprar los que los abuelos le harán a los niños", añade.
Las tiendas abrieron ayer domingo para recibir a los más rezagados en esto de las compras navideñas pero a buen seguro que más de uno -y de dos- tendrá que salir hoy como alma que lleva el diablo a por algún encargo tardío.
Si es su caso, sepa que ya ha incumplido la primera de las recomendaciones que hacen cada año las asociaciones de consumidores: no dejar las compras para el último momento. Así que, para enmendarlo, pruebe con otras -también es tarde para hacer una previsión de los gastos o comparar precios- como no abusar de la tarjeta de crédito o conservar el ticket de compra por si acaso no acierta con el regalo.
Al final, ni las carreras, ni los dedos morados de cargar con las bolsas ni la resaca de la cartera en la temida cuesta de enero puede más que la satisfacción de regalar a los demás. Bueno, y de que le regalen a uno.