Un viaje por el pasado y el presente de la literatura hispalense, de esa otra Sevilla eterna que es de papel y de sueño, es lo que propuso el escritor jiennense Juan Eslava Galán en el pregón inaugural de la Feria del Libro 2012, que pronunció en un abarrotado salón Colón del Ayuntamiento.
Eslava se acordó de casi todos: de un “inmortal trío” como los Quintero, León y Quiroga, exponentes máximos de la literatura popular, y de los grandes de la literatura culta, de Blanco White a los hermanos Machado, pasando por Aleixandre o Cernuda. “Cuando un escritor muere, lo entierran rápidamente y rara vez vuelven a resucitarlo”, apuntó. “Pero Sevilla ha tenido la fortuna de resucitar sobre todo a dos: a Bécquer, durante mucho tiempo olvidado, y a Chaves Nogales, que quienes lo descubren ahora se quedan asombrados”.
No se olvidó el autor de En busca del unicornio de reivindicar a escritores del hoy, como Eva Díaz Pérez, Fernando Iwasaki o Julio Manuel de la Rosa, pero tampoco pudo evitar citar con cierta sorna a los artífices de “es nuevo género literario sevillano” que es el pregón de Semana Santa, con sus “preciosas piezas de cincelada orfebrería verbal” y sus “tsunamis de oxímorones y sinécdoques” que ha quedado fijado “debido al poder aculturador de Canal Sur”, remató.
En cualquier caso, Eslava galán destacó que “Sevilla vive la literatura y se deleita en ella”, y así “produce obras con displicencia de gran señora, que parece no darle importancia”.Por no dejarse a nadie en el tintero, el pregonero aludió incluso a don Manuel Fernández y González, “primer best-seller español que tiene una calle dedicada cerca de aquí, pero que ya nadie lee porque escribía por entregas... Pero si algún día lo rescatáramos y le quitáramos la paja que metía para cobrar, encontraríamos sin duda cosas muy válidas”, subrayó.
Pero si hay un hito, según Juan Eslava Galán, en el devenir de la Sevilla literaria, ése es el paso por la ciudad de don Miguel de Cervantes, que estuvo “a cien metros de aquí, en la Cárcel Real, y allí concibió el Quijote”, explicó. “Cervantes quería irse también a América, como tantos. En el Archivo de Indias hay un documento donde expone sus méritos para que le permitan partir, y al margen alguien escribió: Búsquese acá en qué se le haga merced. Es decir, un funcionario le hizo una putada a Cervantes, que no pudo irse, pero nos hizo un favor a nosotros, que tal vez nos habríamos quedado sin el Quijote”, añadió. Uno de los momentos más curiosos del pregón fue aquel en que Eslava recordó un paseo por la Feria del Libro sevillana –entonces emplazada en los Jardines de Murillo– con José Manuel Lara, “editor sevillano y buen amigo, el hombre que llenó de libros los hogares españoles”, y que según el escritor: “Me dijo dos cosas que nunca he olvidado: una, ‘hay que conseguir que la gente compre libros, aunque no los lea. Los hijos los leerán’. Y la otra: ‘Los padres inteligentes compran libros a los hijos. Niños con libros serán algo en la vida’”, evocó.
El discurso de Eslava concluyó con un piropo a los libros, “que nos alargan la vida, nos hacen entender otras realidades, nos amplían nuestros horizontes, nos cuentan cosas de nosotros que no sabíamos, nos instruyen en el amor y nos consuelan en el desamor, nos dan alas para soñar... El libro es un amigo sabio que divierte, enseña y nunca importuna”, apostilló.