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Veraneando

Compromiso en el medio marino

El Centro de Gestión del Medio Marino del Estrecho actúa desde 2008 como servicio de emergencias frente a varamientos de cetáceos y tortugas, control de siete invertebrados marinos amenazados y la cría de bobas.

el 21 ago 2014 / 10:00 h.

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Tortuga boba (caretta caretta) albergada en el centro. Foto: Laura López Tortuga boba (caretta caretta) albergada en el centro. Foto: Laura LópezLa población nidificante de tortuga boba en el archipiélago caboverdiano es la tercera más importante del mundo, localizándose sus principales zonas de puesta de huevos en las islas orientales de Sal, Boavista y Maio, aunque el núcleo más voluminoso se localiza en Boavista. Resulta difícil imaginar que dichas tortugas emprenderían un viaje de 3.000 kilómetros para asentarse en costas de Almería. La imagen de la tortuga boba abriéndose paso entre las costas de las aguas más cálidas del mundo ha sido una constante. Sin embargo, de unos años a esta parte, la acción del hombre ha hecho que esta estampa desaparezca casi por completo. Este ejemplar se encuentra dentro del catálogo de especies amenazadas. La única zona de anidación del Atlántico oriental está en Boavista, donde se concentra el 90 por ciento de la puesta de huevos. Entre los peligros que acechan a esta especie se encuentran la pesca selectiva, la alteración y destrucción del hábitat naturales, la contaminación y la más reciente encontrada, la hipersensibilidad al cambio climático. Un problema que tiene un impacto severo pues las temperaturas pueden ser un factor determinante en la formación del sexo del galápago. Así, temperaturas muy elevadas se corresponderían con hembras. Si el calentamiento global sigue avanzando la especie estaría condenada a la desaparición, pues las altas temperaturas generarían un número superior en este género. En ese sentido, Andalucía ofrece una heterogeneidad de temperaturas de incubación perfecta, porque estaría produciendo tortugas adecuadas, asegurando la producción de machos y hembras. Para evitar la desaparición de la tortuga boba (caretta caretta), nace un proyecto científico de recuperación pionero en Europa y en el Atlántico Oriental promovido por la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía y la estación biológica de Doñana. Amparados en los resultados obtenidos en un estudio similar hace 30 años en el golfo de México, los científicos españoles analizaron las condiciones históricas de las costas andaluzas como primer paso de su trabajo. Una vez acabada esta fase previa, se concluyó que las aguas del litoral andaluz poseían las características necesarias para albergar la anidación de la tortuga e incluso eran potencialmente mejores que algunos lugares de anidación actuales. El programa de recuperación se encontraba estructurado en varias fases separadas geográficamente y en el tiempo. Uno de los pilares se situaba en Cabo Verde, donde se desarrollan labores de vigilancia y cuidado de los nidos así como tareas de concienciación. Instalaciones del Cegma ubicado en la Dársena del Saladillo de Algeciras. Foto: El Correo Instalaciones del Cegma ubicado en la Dársena del Saladillo de Algeciras. Foto: El CorreoLa segunda y más delicada fase del proyecto, pasaba por la traslocación de un porcentaje de los huevos para impulsar nuevas zonas de anidación. El cambio de ubicación de los huevos desde su origen hasta costas de Almería, donde se enterraron en las zonas de nidificación establecidas por un periodo de 50 días aproximadamente. Cuando felizmente los huevos eclosionan, la esperanza de vida de estas tortugas bobas era muy corta. Al ser pequeñas e inexpertas, en mar abierto serían una presa fácil. Por esa razón son trasladadas a centros especializados para garantizar su crecimiento óptimo. Uno de estos centros es el Centro de Gestión del Medio Marino (Cegma) de Algeciras, donde durante varios años han acogido a crías de tortugas bobas con la intención de reintroducir y dispersar la población de esta especie traída desde Cabo Verde. Si no presentaban ningún problema sanitario y se desarrollaban correctamente, aproximadamente al año de su nacimiento eran liberadas al medio marino. Aunque desde en 2010 cesó la traslocación de estas tortugas, las actividades del Cegma se han mantenido vivas siguiendo otras líneas de actuación. Actualmente alberga un total de 12 tortugas. La mayoría de ellas provienen del programa de crías en cautividad y, aunque algunas tienen problemas de flotabilidad o sufren desviación de la columna, la mayoría se encuentran sanas y están a la espera de poder participar en el programa de fecundación in vitro promovido por la Junta de Andalucía. Así, la veterinaria del centro, Carolina Fernández, afirma que «este proyecto se encuentra en tramitación y se espera que para el final de verano comiencen a dar los primeros pasos». El conjunto profesional y especializado del Cegma se constituye además como el equipo de emergencias frente a varamientos y capturas accidentales de mamíferos y tortugas marinas de la Consejería de Medio Ambiente, ocupándose de coordinar y responder junto con los agentes de medio ambiente y la red de voluntariado del litoral andaluz a los avisos recibidos por la presencia de cetáceos y tortugas marinas a lo largo de todo el litoral. Con ello, pretenden registrar y tomar los datos biológicos oportunos de este tipo de animales, procurar su recuperación y posterior liberación al medio del que provienen en el caso de que apareciesen vivos. Cuando se detectaran muertos, realizarían los estudios pertinentes para intentar esclarecer tanto las causas que originaron su fallecimiento como la posible relación, en el caso de cetáceos, con la presencia de morbillivirus. Feto de delfín. Foto: Laura López Feto de delfín. Foto: Laura López«Este servicio está disponible las 24 horas y los 365 días al año. Aquellas personas que encuentren algún animal varado deberán llamar al 112. Ellos contactan con nosotros, que activamos un protocolo de actuación dependiendo si el animal está vivo o si desafortunadamente, está muerto», explica Carolina. La red de voluntarios del Cegma es también fundamental, pues en ocasiones son ellos los primeros que llegan al lugar del hallazgo. Todos aquellos animales varados muertos que se encuentran en condiciones adecuadas son objeto de necropsia, lo cual permite un estudio histopatológico, parasitológico y microbiológico dirigido a dilucidar la causa de muerte del animal. Las muestras biológicas tomadas a todos los animales son remitidas al Centro de Análisis y Diagnóstico de la Fauna Silvestre (CAD), donde se realizan los análisis. Por otro lado, se realiza un seguimiento de las poblaciones de especies marinas amenazadas a lo largo de toda la costa de andaluza. En la actualidad, a nivel regional, existen programas de seguimiento de las siete especies de invertebrados incluidas en los catálogos andaluz y español de especies amenazadas, de las especies de cetáceos y aves marinas y de hábitats de interés comunitario (fanerógamas marinas). La Lapa ferruginosa, (Patella ferruginea) es una de ellas teniendo especial importancia ya que es una especie en peligro de extinción, categoría en la que también se encuentra el lince ibérico, por ejemplo. El coral naranja (Astroides calycularis), el arrecife de vermétido (Dendropoma petraeum), la caracola (Charonia lampas), la nacra (Pinna nobilis), el erizo de mar (Centrostephanus longispinus) y la estrella de mar (Asterina pancerii) conforman el grupo de invertebrados. Manuel Fernández, biólogo del centro de recuperación, expone que «la destrucción del hábitat, el marisqueo, la recolección y la contaminación los principales agentes que influyen en su desaparición». La actividad por parte de los efectivos del Cegma, permite realizar un análisis acerca del estado de sus poblaciones y de las principales amenazas a las que se encuentran sometidas, principalmente las relativas a la lapa ferruginosa y a la caracola. «Esta información es fundamental para desarrollar propuestas de gestión de sus poblaciones y hábitats», apunta Fernández. Las técnicas de trabajo normalmente utilizadas son complejas: inspecciones litorales, buceo en apnea y con botella y seguimiento desde embarcación o avioneta. Sin duda, la labor de recuperación y mantenimiento del medio marino por parte de estos organismos se consolida como una aportación sumamente importante la conservación de la biodiversidad y su uso y gestión sostenible.

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