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Cultura

Conget: "Sigo yendo al cine, con la tele me duermo"

el 01 jun 2010 / 19:08 h.

José María Conget, en el barrio sevillano de la Alameda donde vive afincado.

–Saca a la vez un libro de relatos y otro de ensayos. ¿Es más difícil hacer ficción, u opinar?

–Lo más difícil del mundo es escribir una novela: exige una disciplina y una energía propia de gente más joven que yo. Pero opinar es fácil. De hecho, en este país lo hace todo el mundo, de lo que sabe y de lo que no. Yo intento hablar de lo que sé, pero espero que haya algo más que simple opinión...

–¿Tiene novela entre manos?

–Sí, una titulada La bella cubana, que tengo anunciada desde hace mucho, y que me tiene hasta los huevos. No se trata de eso que llaman el sufrimiento del escritor ante la página en blanco, yo eso nunca lo he sentido. Pero si pasa el tiempo y la historia no avanza, te desesperas. Es la primera vez que sufro un atasco tan grande. La dejé para la jubilación, pensando que con tiempo saldría sola, pero cuando la he retomado me ha parecido todo espantoso...

–Una de sus pasiones, reflejada en Espectros, parpadeos y Shazam!, es el cómic. ¿Cuántas veces le han dicho que es mayorcito para eso?

–Pues no muchas, la verdad, pero si me lo dijeran formaría parte de un prejuicio generalizado. Yo me aficioné de chico a las novelas y los tebeos simultáneamente, y con el tiempo uno descubre que hay tebeos tan sofisticados, complejos y profundos como la mejor novela o la mejor película. Es un medio narrativo con tantas posibilidades estéticas como otro. De modo que ese comentario sólo podría nacer de la ignorancia.

–También es famosa su cinefilia. Cuando nadie vaya a las salas, ¿será Conget el último espectador?

–Lo que pasa es que con la televisión me duermo. Me gusta el cine y me gusta ir al cine, no me importan las palomitas ni los públicos muy populares. Incluso el de Times Square, en Nueva York, que comentaba la película, aplaudía y gritaba, me divertía mucho.

–También tiene una serie de ciudades fetiche que aparecen siempre en sus libros...

–No soy capaz de proponerme escribir sobre un escenario concreto, sólo puedo hacerlo de memoria. Si escribo sobre un día de calor en Sevilla, tengo que haberlo sentido, haber pasado por ese lugar en concreto... De ahí que únicamente escriba sobre atmósferas que he visitado, y no disimulo lo que tengan de autobiográficas. Mi primera novela la escribí en Lima...

–Y luego están París, Nueva York, Cádiz, Londres, Glasgow, ahora Sevilla...

–Me adapto muy bien a las ciudades, no me siento de ningún sitio. En Zaragoza viví hasta los 22 años, y queda muy poco de aquella ciudad, se ha perdido. Ahora la Sevilla en la que me muevo es la de mi barrio, la Alameda, el Pumarejo... la Sevilla profunda.

–Su anterior libro, Pont de’ l alma, tenía como protagonistas a Nueva York y París.

–En Nueva York pasé ocho años, e incluso una hija mía se quedó a vivir allí. Fue mi ciudad favorita durante mucho tiempo, un verdadero deslumbramiento que me transmitía entusiasmo, energía, cada día me ofrecía algo nuevo. En París lo pasé peor, pero al final me ha quedado un buen recuerdo de la ciudad, aunque sea un poco pomposa...

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