La escritora Dolores Redondo (San Sebastián, 1969) regresa para poner fin a su trilogía del Baztán con Ofrenda a la tormenta, última entrega de la saga protagonizada por la inspectora Amaia Salazar, «aunque no es el fin de los personajes, porque me reservo otras aventuras para más adelante», anuncia. La autora, que inauguró la serie con El guardián invisible y continuó con Legado en los huesos siempre en la editorial Destino, se siente tan satisfecha con un éxito vendido a 32 países, de cuya primera parte ya hay rodaje cinematográfico inminente y adaptación al cómic. «Sigo siendo la misma, consciente de que esto es una montaña rusa, todo ha ido muy rápido, las cosas las han precipitado los lectores. y lo único que puedo hacer es agarrarme fuerte y disfrutar del viaje mientras dura», afirma. En la nueva entrega, Ofrenda a la tormenta, una mujer del valle de Baztán, en Navarra, denuncia que la muerte súbita de su nieta le parece sospechosa tras el comportamiento extraño del padre de la niña, que ha sido detenido cuando intentaba robar el cadáver pronunciando palabras inconexas. La abuela habla de una criatura maléfica de la zona, causante de las pesadillas que producen en el durmiente una inmovilización que les impide despertar. La investigación llevará a Amaia y a su equipo a descubrir algunas irregularidades en casos parecidos que se produjeron en el valle en el pasado, demasiados casos en una zona relativamente pequeña. «La saga surge de la mezcla del matriarcado en el que yo misma me crié, sumado a una parte policial y otra mitológica», comenta Redondo, quien no duda en confesar que el proceso de escritura de este cierre «me ha costado alguna lágrima que otra», por la intensa carga emocional que contiene. «La primera entrega era más contundente, la segunda quizá más intimista, y esta última es tal vez la más emocional, el momento en que revelas la parte más auténtica. Es lo que más me ha costado. Construir una ficción es relativamente fácil, pero con las emociones tienes que ser auténtico, porque el lector lo reconoce al vuelo. Si un escritor me habla de emociones y sentimientos, si me cuenta por ejemplo el entierro de su padre, yo sé si ha pasado por algo parecido, si ha estado de un modo directo o indirecto en esa piel». De hecho, Ofrenda a la tormenta cuenta con una nota final de la autora, donde explica de dónde surge toda la historia, y la base real del caso que desafiará el talento y los nervios de Amaia Salazar, esa mujer que «posee las dos facetas, la fuerza y la fragilidad, en las que todos nos podemos reconocer». «Me nutro mucho de las noticias. No es tanto que leas el periódico y digas voy a escribir una novela sobre esto o esto otro, sino que hay cosas que se quedan ahí, y salen cuando menos lo esperas», confiesa. Por último, Redondo cree que es una casualidad la elevada representación femenina que tiene hoy la novela negrocriminal: «Ni hombres ni mujeres, hay escritores y hay lectores. Se trata de buscar a alguien con una sensibilidad determinada para tu novela».