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De la novela de aventuras al terror

Almudena Grandes desgranó las claves de su última novela, ‘El lector de Julio Verne', ante una Pérgola llena hasta la bandera.

el 19 may 2012 / 21:25 h.

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Si el día anterior Eduardo Galeano había logrado desbordar la Pérgola de la Feria del Libro, ayer Almudena Grandes consiguió reeditar el lleno absoluto en su encuentro con los lectores, en el que desveló algunas claves de su última novela, El lector de Julio Verne (Tusquets), segunda entrega de su saga Episodios de una guerra interminable, que comenzó con Inés y la alegría.

Según explicó Grandes, que estuvo acompañada para la ocasión por el periodista Juan José Téllez, la nueva obra es "una novela de aventuras que acaba siendo una historia de terror", que llegó incluso a afectarle en el proceso de escritura. "Había momentos en que me dolía físicamente, pero me esforcé por que no fuera truculenta, ni solemnemente triste. Se trataba de contar cómo era la vida cotidiana en un país que ahora nos resulta difícil de creer, un país en el que estaban prohibidas las canciones, estaba prohibido coger esparto en el campo, estaba prohibido todo... Lo único que no se perdió nunca fue la esperanza".

El lector de Julio Verne gira alrededor de la historia real de Cencerro, líder de la guerrilla de la Sierra Sur de Jaén. "En aquellas zonas rurales donde había guerrilla, el franquismo aplicó el terror de forma sistemática. Cuando el franquismo se dio cuenta de que no podrían acabar con la guerrilla en el monte, decidieron acabar con la del llano, y para eso decidieron que lo más eficaz era el terror. Pero para eso, era necesario que el terror impregnara la realidad de arriba a abajo, y que afectara a todos por igual".

Tal vez por eso, la autora de títulos como Malena es un nombre de tango, Atlas de Geografía humana o Los aires difíciles supo nada más acometer la novela que "la gran protagonista de la novela iba a ser la dictadura, junto con otro protagonista inmaterial, que es el miedo. Lo que iba a desarrollar en El lector de Julio Verne era la vida en un pueblo en el que el terror lo impregna todo, determina las relaciones entre familiares y vecinos, planea sobre los nacimientos y sobre las cosechas", agregó Grandes, quien empezó a escribir animada por la peripecia que le contó de primera mano un buen amigo suyo, el profesor de psicología Cristino Pérez, que nació apenas un par de años después de la muerte de Cencerro en Jaén, pero recordaba muy bien el clima opresivo en que se desenvolvió su niñez.

"Una de las cosas que más me impresionó mientras recogía información para la novela, el detalle más salvaje", prosiguió Almudena Grandes en su intervención, "fue saber que, cuando la mujer de Cencerro fue detenida en una redada, estaba embarazada de ocho meses. En aquella época las mujeres de los guerrilleros preferían mentir y pasar por adúlteras a contar la verdad. Pero esta mujer sabía que su marido representaba la legalidad republicana, pensó que podían hacerle chistes, coplas, octavillas llamando cornudo a su marido, de modo que reconoció la paternidad de Cencerro sobre la criatura que llevaba en su vientre. Por ese motivo estuvo en la cárcel nueve años y medio", apostilló. Con el numeroso público concentrado en la Pérgola se estableció a continuación un animado diálogo con la escritora, en el que no faltaron intervenciones de algunas personas que vivieron la dura época que Almudena Grandes relata en su novela. "Nací en el 45 al lado de un cuartel de la Benemérita, y puedo asegurarle que lo que dice su novela se queda corto", aseveró un espectador, micro en mano. "Aquello fue mucho peor".

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