Economía

De la silla de enea plegable a la doble carga en un camión

Grupo Portillo registra su segunda patente, que ahorra espacio y dinero al transporte.

el 08 mar 2015 / 12:00 h.

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José Manuel y Enrique Portillo. / José Luis Montero José Manuel y Enrique Portillo. / José Luis Montero Si hay una seña de identidad que defina al Grupo Portillo, empresa sevillana radicada en Santiponce, ésa es su inquietud por «inventar» continuamente. José Manuel y Enrique son dos hermanos –de los cinco que hoy día conforman la compañía– que en 1994 decidieron emprender esta aventura montando una agencia de transporte de pescado y marisco –por el vínculo de su padre, mayorista de pescado– y no han dejado de innovar desde entonces. «Fuimos los primeros que llevamos una transpaleta a Mercasevilla», apunta José Manuel, que también recuerda cómo instalaron una plataforma elevadora y un equipo de frío en la furgoneta para trasladar la carga. Varios años después, y rememorando uno de los trabajos en el que habían participado con 16 años, que no era otro que los preparativos para un concierto de Julio Iglesias, vieron que en ese tipo de eventos había volumen de trabajo, y ahí germinó la que se convertiría con el tiempo en la segunda rama de negocio complementaria a la de transporte en 1998, que a día de hoy aporta el 70 por ciento de la facturación del grupo –que ronda los tres millones de euros anuales–, y que consiste en la venta y alquiler de material de hostelería. Desde las sillas y las mesas, hasta la mantelería y cubertería, alcanzando las 200 referencias para todo tipo de eventos «desde una comunión hasta un congreso en Fibes para 1.500 personas». «Que en el siglo XXI, en Semana Santa, la gente siga cargando a mano 20.000 sillas con los mecanismos que existen para facilitar esa tarea, es algo que no entendemos», precisa, para explicar cómo surge la innovación en su campo de trabajo. «Nosotros la concebimos desde la logística, intentando que el trabajador haga el menor esfuerzo». Y fue precisamente en una Feria de Jerez, cuando le fallaron dos trabajadores y José Manuel y Ángel, el hermano pequeño, tuvieron que remangarse y descargar un tráiler de sillas y mesas sevillanas «que no se acababa nunca», cuando se alumbró la idea. En ese instante –apostilla– «le dije a mi hermano que teníamos que hacer la silla plegable» y él me dijo que así nos llevaríamos de calle el mercado. Aplicar innovación a la silla de enea de toda la vida fue posible con un mecanismo metálico que permite doblarla y ganar así espacio y ahorrar en el transporte. Es su producto estrella, que ha conquistado a muchos clientes. Solo en la Feria de Abril de Sevilla, han pasado de suministrar material a 150 casetas a hacerlo ahora a unas 250. La patente, un pliegue de cuatro patas aplicado a la tradicional silla y mesa sevillanas, tardó un año en ver la luz y en la primera Feria se estrenaron 8.000 sillas y 2.000 mesas. «Entre sus ventajas hay un ahorro de espacio para montar, desmontar, limpiar... y es más económica porque en logística y transporte se ahorra dinero», pues cabe un 300 por ciento más en un camión. El precio unitario de venta, 40 euros. JOSE PORTILLO - SILLAS PORTILLOSe trata de un producto que ha sido mejorado de la mano del Instituto Andaluz de Tecnología (IAT), ganando resistencia y dando menor visibilidad al pliegue. Ya han dado el salto a Japón y Corea o Washington y recorren el mundo en diversos espectáculos flamencos, reseña. «Ahora estamos en la fase de internacionalización» para adaptarlas a nuevos mercados y entornos. El objetivo final es venderlas directamente y sin intermediarios, pero reconoce que ahí están dando todavía los primeros pasos. Una I+D+I continua La primera experiencia con el IAT les ha servido para ampliar la colaboración, aunque esta vez han cambiado de tercio y se han enfocado en el transporte. Se trata de un sistema que consigue optimizar la carga en el camión con una doble altura mediante una plataforma modulable, explica. «El sistema está patentado a nivel europeo desde hace un año, y estamos ya en la fase final de desarrollo del prototipo». En definitiva, persigue aprovechar mejor la altura interior del camión, aunque respetando en todo momento el peso máximo de la carga que puede trasladar el tráiler. «Imagina en cargas poco pesadas como pañales, galletas o pastas», ejemplifica. Aún no se ha lanzado al mercado, algo que prevén que ocurra antes del verano, y confían en su éxito porque «pensamos que la inversión en un kit de este tipo se puede amortizar en un plazo de seis meses». Una idea para la que esperan obtener la confianza de inversores, un oxígeno financiero que les permita montar unas instalaciones específicas para esta nueva línea de negocio, además de poder seguir inventando.

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